❂ capítulo treinta y cinco ❂

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El tema de la religión no era muy importante para él, pero había crecido con las canciones y los rezos. Su familia hacía los servicios anuales y aunque siempre buscaba una forma para escapar, la severa mirada de su Padre siempre terminaba reteniéndolo. Frareh y él solían ir cada semana a la capilla del Krestum y visitaban el Gran Templo de manera regular.

Una especie de devoción que Jaekhar no podía comprender, no del todo.

—Uno de los tres grandes pilares de este mundo —Misah se acercó de vuelta al área de la cocina y se sirvió algo humeante en una taza—. Tres Dioses fueron los que fundaron esta tierra y sus hijos se encargaron de volverla un lugar habitable. Me gustaría saber más, pero hay muy pocos registros sobre eso.

—Entonces, esta... marca, con todo eso sobre la dualidad ¿qué es lo que significa para alguien como yo?

Una mortal, una bruja común y corriente. Eso es lo que seguramente Zeerah habría dicho y Jaekhar lo hubiera negado, alegaría que ella era mucho más que eso. Pero supo mantenerse en silencio.

Misah alzó las cejas.

—Hay dos tipos de poder, joven bruja. Está la magia pura, también conocida como magia blanca; es la que todas las brujas tenemos —Zeerah asintió, eso sí que lo sabía—. Y está la magia oscura; todo poder corroído y tintado de pecado. Creo... que el propósito de su marca es esconder la luz.

—Su poder —exclamó Jaekhar, asintiendo—. Es una especie de candado.

—Sí. Tu madre utilizó el hechizo del eclipse para ocultar esa luz, bruja.

—¿O-ocultarlo? —Zeerah los miró como si estuvieran locos—. No... no tiene sentido. Nací con el mismo poder que las demás brujas, empecé a perderlo cuando la plaga empeoró, y ha sido débil, como el de todas.

—La plaga —musitó Misah con una risa agria.

Jaekhar miró a la vieja bruja y luego a Zeerah, una interrogante en su mirada.

—¿Qué, de verdad creíste que una especie de plaga era la causante de todo esto? —Misah extendió sus brazos, pero Jaekhar sabía que no se refería a su choza. Estaba hablando de toda la tierra de las brujas, que había dejado de florecer por años—. Eso es lo que tu Matrona te dijo, lo que Arwan les dijo a todas sus brujas para mantenerlas asustadas y en silencio.

—¿Eso significa que lo que ha sucedido en Nivhas es producto de la magia oscura? —preguntó el príncipe aun cuando ya sabía la respuesta.

—La magia negra se inflige, muchacho, no existe sin una razón —Misah dio un sorbo de su bebida, Jaekhar se preguntó si era té—. Creciste con las historias, tus padres son leyendas vivientes que han visto esta magia negra en persona.

Él asintió, imaginándose el terror que azotó su hogar años atrás. Se sabía las historias de memoria, pero se preguntó si Zeerah lo hacía. Si le gustaría escucharlas. Se giró de vuelta a ella, pero la bruja parecía estar alejándose de él. Cada vez más cerca de la puerta.

—Esta... plaga, como la llaman —prosiguió Misah con un tono irritado—, se llevó el poder, sí. Pero no solo de una bruja, se comió la magia de todas las brujas en Nivhas. Gindar cayó y fue solo cuestión de tiempo para que el resto de los aquelarres comenzaran a caer también. Las pocas brujas que quedan han luchado con todo lo que tienen para permanecer, pero si esta situación sigue, me temo que no quedarán muchas para el final de la década, al menos no en esta tierra. Y solo pocas brujas, mantuvieron su poder, entre ellas las Antiguas, quienes tienen más poder por su edad. Pero tú... no eres una Antigua, ¿verdad?

Los ojos de Zeerah estaban encendidos con incertidumbre. Jaekhar dio un paso en su dirección, pero ella parecía no ser consciente de nada que no fueran las palabras de Misah.

Drakhan NeéWhere stories live. Discover now