❂ capítulo veintiocho ❂

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Maratón 100k • 3/4




✧・゚: *✧・゚:*  dedicado a Estef   *:・゚✧*:・゚✧





JAEKHAR




—Así que es cierto —dijo el príncipe de los ojos bicolor.

—¿Qué? —preguntó la bruja de la cicatriz en la nariz.

Jaekhar no tuvo que decirlo. Zeerah siguió la mirada de sus particulares ojos hacia la lejanía, donde el sol descendía por el oeste y el cielo se refractaba en mil colores.

Como si un arcoiris hubiera hecho explosión sobre sus cabezas, el cielo de Nivhas comenzó a parecer un lienzo sobre el cual un artista había plasmado un centenar de tonos, difuminándolos con ligeros brochazos, haciendo transición de suaves azules grisáceos a verdes apagados, a naranjas brillantes. Y era espectacular verlo. Un suspiro salió de los labios de Jaekhar.

—Mi tía me contaba sobre este lugar, sobre su cielo... la tierra de los atardeceres de colores. Siempre pensé que era una especie de metáfora, pero ahora... por La Luz, es increíble.

Mientras más cercano estaba el sol de desaparecer por completo, más tonos saltaban entre las nubes. Un desfile eterno de figuras borrosas y remolinos de color. Y Jaekhar, que había pasado su vida viendo un cielo repleto de dragones, por primera vez sintió que había una cosa que parecería extrañar de Nivhas.

—Creí que nadie en tu familia había pisado estas tierras —comentó la chica a su lado, aun montada sobre su caballo, luciendo un poco cansada. Habían pasado todo el día viajando. Deberían buscar un lugar para pasar la noche pronto.

—Así es, pero mi tía se casó con un nativo —comentó, apartando su mirada del extraordinario cielo para verla a ella—. Él no vivió mucho tiempo aquí, se marchó cuando era un niño, pero parece que atesoró mucho ese recuerdo.

Jaekhar vio a Zeerah asentir, vio el brillo de curiosidad aparecer en sus ojos dorados, pero extrañamente, no hizo ninguna pregunta. Apartó la mirada, observando a su alrededor, con su labio inferior atrapado entre los dientes. Esa era la mueca que ponía cuando estaba pensando. Jaekhar no quería cuestionarse por qué empezaba a reconocer los gestos de la bruja, en su lugar preguntó:

—¿En dónde estamos?

—Estamos en el corazón de Nivhas, justo en el centro. Nos queda todo un día más antes de que lleguemos a Lanzer —murmuró, frunciendo el ceño—. Tal vez debímos haber ido más rápido, habríamos llegado mañana a medio día si-

—Podemos viajar más rápido mañana.

—Sí, pero... estamos lejos de la posada más cercana. Tal vez debamos acampar esta noche...

—¡Fantástico! Busquemos un sitio —Jaekhar se emocionó. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que durmió al aire libre, cuando él y su hermano iban en verano con la familia de Sander. Acampar era algo que solían hacer, y aunque esta vez no había tiendas elegantes para dormir, ni una gran fogata preparada por algún guardia, la idea lo enternecía de igual manera.

Drakhan NeéDär berättelser lever. Upptäck nu