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EL CAMINO FÁCIL

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Narradora Pov

Dos semanas... Había pasado dos semanas desde la ausencia del rey de Bernicia y nadie sabía cuándo regresaría; el mundo de las hadas se caracterizaba por ser único entre todos los demás por lo que sabía gracias a Diana. Sin embargo, lastimosamente un simple humano no podía crear un portal de agua o conseguir un permiso exclusivo.

Permaneciendo firme y demostrando invulnerabilidad, se presentó ante los consejeros. Gracias a la falta del rey, la reina había estado actuando de una forma fría con respecto a las decisiones tomadas en el reino. Las únicas veces que llegaba a ser un poco cariñosa, sucedía en los momentos que su hija estaba presente.

Alice, era el corazón de la reina y, Diana, era su alma. Algunos rumoreaban acerca de un posible hechizo manipulador. Otros pensaban que las tierras de Bernicia estaban completamente encantadas, e incluyendo a cada persona que vivía ahí. Era verdad que el reino con mayor poder tenía para entregar una mejor vida a comparación de los otros, sin embargo, no cualquiera podía habitarlo.

La frontera estaba cerrada; una cantidad impresionante de caballeros retenían a las personas y muchas morían de hambre, calor, sed y frio. Esto era uno de los problemas que poseía el reino y, Akko, tomaría una decisión en ese día. Diana no se encontraba, por ende, las responsabilidades de Bernicia eran un peso extremadamente grande con el que lidiar.

Era cierto que, la bruja, ayudaba a aliviar esa carga. En todos esos años había hecho hasta lo imposible para ayudarla y la reina estaba más que agradecida por su gesto, no obstante, debía admitir que a veces sus "recomendaciones" para mejorar las tierras o solucionar un problema, no eran las mejores.

«No puede haber un rey bueno», fueron las palabras que golpearon el corazón del pasado caballero que luchó en una guerra contra más de cinco mil hombres. Ese hecho la hizo ganar reconocimiento, aparte de su singularidad especial y el puesto en que ahora estaba. Diana, era vista como un Dios por muchos y un demonio por otros.

«El rey controla la balanza», le dijo mostrándole una como ejemplo que tenía monedas de oro. Diana le prestaba atención con una expresión de inseguridad. «Sé que quieres ayudarlos a todos, pero si lo haces». Otra moneda fue depositada en el lado derecho. «Las personas harán lo que desean causando el caos en el reino. Ellos necesitan de alguien firme con valentía y sabiduría de un verdadero gobernador». Suspiró. «En este mundo existen reglas que debemos seguir».

«¿Eso te enseñaron?» Akko le sonrió con suavidad. «Me educaron para ser una reina». Con cuidado abandonó la balanza. «Desde que tengo memoria», concluyó. «¿Tenías pensando tomar estas decisiones?», le preguntó. «Sí. A veces cuesta, pero, las mejores decisiones siempre tendrán un costo». Diana se colocó de pie y se acercó tomando sus manos.

«Quiero que las personas tengan una hermosa vida». «Las tendrán, si tomas las decisiones correctas de aquí y no de aquí», dijo tocando primero su cabeza y después su pecho. «Tu corazón es bondadoso y lo amo como es, pero recuerda eres un rey». Sonrió. «Te ayudaré, pero primero tienes que prometerme que no me dejarás a un lado».

Diana le sonrió con confianza y entrelazó sus dedos. «Lo prometo, con mi vida».

—Majestad —saludó y cedió paso al carruaje. Una vez dentro avanzaron; en ese día acabaría con una de sus mayores tareas.

Personalmente se presentaría ante las personas que vivían en las tierras de Ulabel; tierras que necesitaba con urgencia. «¡La vida de las demás personas no es mi responsabilidad!», exclamó. «Vi niñas». «Niñas que tendrían el mismo destino que sus madres». Exhaló con cansancio y observó lo que se encontraba fuera del ventanal. «La muerte a veces es la mejor solución», dijo. «Pero... las segundas oportunidades también existen», se recordó.

Había una vez... 2 (Diakko♥)Where stories live. Discover now