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Volví.

Prepárense porque se viene lo bueno a partir de este capítulo.


¿Listas?



***

Maldijo con voz ronca al despertador, quien, cumpliendo con su trabajo, lo había despertado a las seis de la madrugada en punto. Frotó su cara con pereza, notando una sensación de vacío; la cama no era lo mismo sin estar al lado del castaño. Sonriendo por el recuerdo estiró la mano hasta el mueble al lado de la cama, dispuesto a enviarle un mensaje de buenos días al mayor, pero justo antes de desbloquear el aparato, terminó de despertar. Cambiando su mueca de alegría, se preguntó si de verdad debía hacerlo.

—Es muy temprano —se regañó en un murmullo, que vino acompañado de un bostezo—. Más tarde.

Afortunadamente, el día anterior, en la puerta de su casa, antes de dejarlo salir del auto, intercambiaron números para mantenerse comunicados. El recuerdo de haber pasado toda la tarde hablando con el mayor hizo que su estómago revoloteara y, mandando su razón a la mierda, le envió un mensaje de buenos días. Afortunadamente para su salud mental, la hora de última vez activo estaba desactivada, así no estaría revisando si se conectaba y lo ignoraba cada cinco minutos.

Se puso de pie ya más despierto y fue al baño para lavarse la cara. Para cuando se dio cuenta, estaba en camino a la universidad en el auto de Jasper, con este bebiendo sorbos de café en cada semáforo rojo que encontraban. Él, fastidiado de haber despertado temprano, revisó el teléfono, pero nada. Soltó un suspiro resignado y le siguió una mueca. El rizado lo notó, pero no dijo nada.

Aún en auto, el trayecto fue largo, y Henry recordó porqué odiaba los lunes. Cuando llegaron a la entrada se les unió Charlotte, quien animadamente comenzó una conversación que el rubio creyó haber olvidado ya.

—¿Creen que el nuevo director se presente en el auditorio o en persona?

La cara de Henry fue un poema ante el par de amigos. Burlón, Jasper lo codeó.

—¿Estás listo para cazarlo, Hen?

—Ah... y-yo... —pasó saliva, indeciso.

Realmente deseaba conocer al director, sin embargo, no estaba seguro de si sería lo mejor, pues ya no le interesaba en absoluto descubrir quién era aquel hombre. Era demasiado extraña la sensación de calor que se albergaba en su pecho cuando pensaba en Ray, en cambio, con el director... Realmente ya no se le había pasado por la cabeza el asunto. Miro a sus dos amigos un momento, deteniéndose frente al aula de Charlotte.

—No me interesa. Estoy saliendo con alguien —sonrió en grande; sintió un apretón en el hombro derecho por parte de su amiga, justo antes de que cruzase la puerta. A lo lejos escuchó un "bien por ti, cariño".

Ambos chicos se pusieron en marcha al último conjunto de edificios, donde tomarían sus clases según las listas en la entrada de la universidad. Entraron al aula conversando sobre videojuegos y, justo a las siete de la mañana, un mensaje iluminó la pantalla de su teléfono, haciéndolo saltar de la emoción, dejando a su amigo hablando solo. Desgraciadamente solo era una notificación de noticias. Suspiró recostándose sobre su asiento. Aproximadamente cinco minutos después entró el profesor, exudando felicidad de iniciar nuevamente un ciclo escolar. Se presentaron por petición del hombrecillo calvo antes de comenzar a ver la forma en que serían calificados. Cosas aburridas de la primera semana de clases que, luego de dos horas, el profesor los dejó salir en busca de algo para comer, con la promesa de que la siguiente semana comenzarían con lo interesante.

Henry, las casualidades no existen [Henray]Where stories live. Discover now