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Hola, hola, por aquí.

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***

En ese momento, encima de Henry, mientras lo penetraba con profundidad, deteniéndose de vez en cuando para besarlo y acariciarlo, Ray se sentía de maravilla, pero ya no podría decir que era un hombre intachable. Había regresado a su trabajo con la esperanza de encontrarlo ahí para llevarlo de nuevo a su casa. No entendía cómo de pronto había caído ante un muchacho que había llorado con él porque jamás había sido tratado como una persona después del sexo. Pero ahí estaba, besando con pasión la boca del chico bajo él, apresando con sus dientes los labios y cada porción visible de piel acanelada que podía, obteniendo a cambio gemidos y rasguños donde quiera que el chico tocaba.

Su piel ardía en deseo como nunca antes lo había hecho. Sabía que estaba mal al mantener una relación (o lo que sea que fuere aquello) con un muchacho muchos años menor y, de cierta forma se sentía como un degenerado haciéndolo, pero era algo que no podía evitar. Sus labios, sus manos, sus piernas, y sus ojos lo aclamaban a cada instante para estar cerca de él, atrayéndolo cual imán, con tanto ímpetu que lo asustaba. ¿Cómo podía reaccionar así ante alguien que acababa de conocer y solo había visto un par de veces? En ese momento no existía nadie más además de ellos dos, follando como dos amantes que han estado alejados por años y finalmente están juntos.

De pronto, Henry se preguntó por qué el mayor lo había buscado de nuevo si no le había pedido su teléfono, abriendo los ojos un momento, notando el pene de Raymond entrar y salir de él despacio, junto a una dentadura sobre su hombro, marcándolo como suyo. "¿Le intereso?", se preguntó antes de sacudir su cabeza para dirigir su mirada a la azul frente a él, que lo observaba de una manera indescifrable. Un hermoso par de océanos agitados y llenos de bruma por un golpeteo constante de las olas. Apretó los párpados cuando el castaño golpeó su próstata; era una buena y muy válida excusa tener los ojos cerrados por el placer, ya que en ese momento se estaba adentrando sin ningún tipo de protección en un mar del que no podría salir fácilmente sin saber nadar.

Henry dirigió su mano a su miembro para bombearlo a la misma velocidad que era penetrado, disfrutando al máximo cada descarga eléctrica que embargaba su vientre con más fuerza a la par de las estocadas, señal inminente de su orgasmo. Apurado, con la mano libre apartó al castaño para que tomase su lugar y así poder cabalgarlo; colocó las plantas de sus pies sobre las mantas, e introdujo toda la longitud del mayor dentro suyo, arqueando la espalda y apretando los puños sobre el ancho pecho de su pareja. Raymond lo miró como si de una deidad se tratase, saltando sobre su miembro una y otra vez, con la cara empapada de sudor, los labios rojos de tanto morderlos y destellos de lágrimas en sus ojos cafés.

Ninguno de los dos soportó demasiado antes de terminar al mismo tiempo. Henry, exhausto, cayó sobre el pecho de Ray manchándose con su semen, que había quedado esparcida sobre él. Sus respiraciones eran ruidosas. Ambos estaban agotados. El mayor sacó con cuidado su pene del muchacho, recibiendo un jadeo, cortesía del reciente orgasmo; suavemente se movió hacia un costado para bajar despacio el delgado cuerpo sobre él.

Cuando sus respiraciones se calmaron, Ray estuvo a punto de decir algo hasta que notó como Henry se había quedado dormido. Sonrió acariciando su cabello antes de besar su frente. Soltó un suspiro tranquilo y con delicadeza apartó el brazo del menor de su pecho mientras retrocedía. Cuando se vio liberado caminó al baño, cerrando la puerta tras él, se quitó el condón y lo lanzó a la papelera para poder darse una ducha. Sorpresivamente, un pensamiento fugaz lo embargó, provocándole un escalofrío. "¿Qué tan bien se sentirá terminar dentro de él?". Sacudió su cabeza en un intento por ahuyentar el pensamiento, pero solo logró responderse en un susurro interno que casi lo vuelve loco: "Tan bien como se siente besarlo".

Henry, las casualidades no existen [Henray]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें