La mejor prueba que puedo darte

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La mejor prueba que puedo darte





Snape se puso en pie caminando de un lado a otro con una aparente tranquilidad, pero su corazón no latía sereno, al contrario, bombeaba su sangre a un ritmo desenfrenado. Podía sentir la mirada de Harry sobre él y más se aceleraban sus pulsaciones. Finalmente se armó de valor para mirarlo.


Las mejillas sonrosadas de Harry, sus ojos verdes rebosantes de brillo ilusionado, y su tímida sonrisa expectante debían de hacerlo sentir feliz, pero no era así. Su alma se retorcía adolorida de incredulidad.


— Potter... —su voz, que quiso sonara seca e imparcial, salió cargada de ternura. Se odió por no ser capaz de actuar con la misma destreza de antes—... entiendo que ahora esté confundido, no me lo tomaré a mal cuando la realidad regrese a su mente y comprenda que habló sin pensar.

— Eso no es así. —insistió Harry sin dejar de sonreír—. Lo he pensado mucho, precisamente porque no quería darme cuenta un día que confundí amor con adoración y provocar herirle.

— Aún considero que está equivocado. Además, ¿herirme?, no, Harry Potter, al contrario, la única persona que podría salir herida es usted. Cuando se dé cuenta que habló de más y sienta que no pueda marcharse sin romper un corazón que no debería importar nada. Entonces se sentiría obligado a permanecer a mi lado aunque tuviese que sacrificarse a sí mismo.

— ¿Porqué no me da una oportunidad de demostrárselo?

— Es que no busco que me demuestre nada. —aseguró penosamente—. Potter, por favor, no haga que me arrepienta de haberle confesado mis sentimientos.

— No, no, eso no. —Harry se puso de pie corriendo a abrazarse de Snape, su sonrisa ya había muerto en su rostro, y su voz sonaba insegura y temerosa—. No retire sus palabras, por favor, son tesoros para mí.


Severus le envolvió en sus brazos con profundo cariño, e inclinándose a su oído le susurró "No las retiro, son tan suyas como yo".


Y Harry volvió a sonreír, pero Severus ya no aceptó continuar hablando del tema. Nada ni nadie le quitaría de la cabeza que era demasiado pronto para admitir un cambio así provocado tan solo por una fase en la vida de un chico ansioso de cariño. Se prometió estar siempre ahí para él, pero no permitiría que su corazón enamorado y egoísta le convenciera de cerrar los ojos y engañarse.


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Pero Harry no se rindió y aprovechaba cada oportunidad para demostrar a Snape que continuaba sin cambiar de opinión. Severus simplemente le escuchaba en silencio y sonreía diplomático antes de dar algún giro a la conversación. Por lo pronto los niños ayudaban mucho, ellos los mantenían continuamente ocupados por lo que pocas veces tenían tiempo a solas para los dos. Aun así, cada noche Harry esperaba que André y Anabela se durmieran y cuando lo hacían, alargaba su mano hasta el rostro de Severus, acariciando su mejilla por largo rato hasta que finalmente el sueño le vencía, siempre pronunciando ya casi dormido "soñaré que estamos juntos".


Severus lo miraba en silencio y sólo hasta que se convencía que Harry ya no podía escucharlo, tomaba su mano besándola enamorado y susurrando "Estaré en tu sueño"


Cada vez se le dificultaba más poder mantenerse en su posición. A veces se sorprendía tentado a dejar de lado sus dudas y tomar lo que se le ofrecía. Después de todo, lo deseaba más que a su propia vida, pero nunca lo haría si conllevaba el peligro de lastimar lo que tanto amaba.


Ya deseaba el inicio de las clases. Entonces Harry tendría que volver a dormir a su Torre y las tentaciones cederían, y el joven comprendería que estaba viviendo en una falsa realidad. Estaría en contacto con sus amigos, con su vida estudiantil, vería las parejas normales y sabría que estaba equivocado, buscaría alguien que le correspondiera y entonces Snape debería sentirse feliz por él.


La noche previa al inicio de clases, Harry se había acomodado junto al calor de la chimenea llevando a su bebé en brazos, sus mejillas estaban humedecidas mientras recorría embelesado las tiernas facciones de su hijo.


— Lo voy a extrañar mucho. —gimió entrecortadamente—. ¿De verdad no puede dormir conmigo en la Torre?


Severus terminó de colocarle su pijama a Anabela y arroparla en su cama, se despidió de ella con un beso antes de reunirse con Harry sentándose en un taburete frente a él.


— Viene el semestre más complicado para usted, Potter, será mejor que tenga todo el tiempo libre para estudiar. No se preocupe por Matty, yo lo cuidaré bien.

— Lo sé, usted siempre ha sabido cuidar de nuestro bebé mejor que yo, pero me duele tener que volver a separarme de André, parece que nunca podré ser realmente un padre para él.

— Usted es el mejor padre que pudo haber tenido. —aseveró con determinación—. Podrá venir a verlo todas las tardes, no es una despedida para siempre.


Harry asintió limpiándose las lágrimas aunque aún no podía ocultar su tristeza. Llevó al bebé a la cama acomodándolo entre los almohadones. Snape aún no había aceptado acondicionar otra habitación para los niños, mucho menos ahora que Harry volvería a su Torre, la cama le parecía demasiado grande para él solo.


Severus le miró por un momento antes de atenuar las luces dejando solo la chimenea encendida, así los niños podrían dormir con más comodidad. Pensó que Harry se metería también a la cama pero no fue así, el joven Gryffindor volvió a su lado acurrucándose en su regazo rompiendo todas las reglas.


Snape tendría que ser de piedra para no dejarse vencer, era su última noche juntos y no quiso desaprovecharla con pensamientos responsables. Lo envolvió en su abrazo suspirando profundamente ante la sensación de Harry respirando en su cuello.


— Que caprichosa es la vida. —suspiró Harry con absoluto placer—. Nos da muchas sorpresas sin importarle nuestros planes. Siempre me imaginé que si vencía a Voldemort ya podría decidir por mí mismo lo que haría de mi futuro. Nunca me imaginé que ya sería padre, que nuevamente no podría tomar decisiones sin pensar sólo en mí, que no podría hacer esa vida igual a la de mis compañeros, viviendo el día a día sin importarme nada, sólo salir con todas las chicas que me gustaran y divertirme. ¿Pero sabe qué? La vida es sabia, ha decidido por mí y lo hizo mejor de lo que jamás soñé.

— Siempre tendrá elecciones, Potter, y puede buscar realizar la felicidad de mil formas y en mil lugares más.

— ¿Puede haber un mejor lugar en todo el mundo donde me sienta más feliz que aquí?... No, no lo hay. Estos últimos meses mi destino estuvo gritándome al oído lo que tenía tan cerca, pero estaba ciego y sordo, ahora he abierto mis ojos y alertado mis oídos, y con un simple susurro puedo escucharlo "Es él" me dice, "Es Severus Snape" y yo siento que es verdad, que no hay otra persona en este mundo que desee amar, aunque esa otra persona aún crea que es posible vivir separados.

— Potter, sólo espere un tiempo y corroborará que la realidad no está dentro de estas cuatro paredes.

— Oh, esperaré, Profesor, pero no será para que yo recapacite, ya he escuchado al destino, sólo falta que sea usted quien comprenda que la vida tampoco le ha permitido llevar a cabo sus planes de quedarse solo.


Severus se permitió una suave risa, le divertían los razonamientos de Harry, él no comprendía que ya nunca estaría solo. Ahora tenía dos hijos con los que nunca había soñado pero que amaba entrañablemente, y tenía a Harry, aunque no fuera para siempre, su felicidad no tenía porqué radicar en tenerlo a su lado como amante, sería dichoso si lo veía realizar sus sueños a pesar de no estar él en ellos.


Imposible no quererteWhere stories live. Discover now