La confesión más impactante

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La confesión más impactante



Severus llevó a Harry hasta la enfermería. Pomfrey disfrutaba de sus vacaciones lejos de Hogwarts así que él tuvo que encargarse de su alumno mientras Dumbledore y Dobby cuidaban de los niños. Fueron varias horas las que pasó vigilando de la salud de Harry, por momentos tuvo fiebre pero logró controlársela sin dificultad, sin embargo, el chico continuaba sin despertar y parecía que su dormir estaba invadido de pesadillas que le aceleraban el pulso y lo torturaban en silencio.


Decidió obligarlo a tomar de una poción para dormir sin soñar que además tenía un relajante, con eso consiguió que su alumno dejara de removerse en la cama y, aunque continuó inconsciente, ya parecía menos angustiado.


Fue hasta la noche siguiente que Harry finalmente abrió los ojos, su mirada se posó de inmediato en el Profesor pero no dijo nada. Severus tampoco lo hizo, simplemente le ayudó a acomodar sus almohadas para que se incorporara y tomara una poción revitalizante.


— ¿Porqué está aquí? —preguntó Harry cuando logró armarse de valor para escuchar la respuesta—. Debe odiarme por todo lo que vimos.

— No, imposible. —respondió serenamente.


Harry sonrió con tristeza, incrédulo ante tales palabras, así que Severus decidió hacer algo más para convencerlo y se recostó cuidadosamente a su lado tomándolo de la mano. Harry no lo rechazó, reposó su cabeza en su Profesor mientras ambos miraban por la ventana la hermosa luna que iluminaba el cielo invernal.


— ¿Y André?

— En buenas manos con Dumbledore y Dobby. —respondió sin dejar de acariciar la mano de Harry—. Por ahora no se preocupe por nada, todos entendemos que las impresiones han sido demasiado fuertes.

— Es más que eso. —confesó permitiendo que las lágrimas volvieran a humedecer sus mejillas—. Estoy muy asustado de mí mismo, no sé en qué momento perdí así la cabeza, por mi culpa hice sufrir a las personas que más amo en el mundo.

— No ha sido su culpa, Potter.

— Usted lo vio todo, lo hechicé, abusé de la amistad de Hermione y del cariño de Dobby, todos ustedes fueron afectados por mi irresponsabilidad.

— ¿Potter, recuerda lo que sentía en esos momentos? —le cuestionó sin afectar su tono de voz, seguía tan suave y acariciador que era imposible no dejarse llevar por su serenidad.

— Extraño. —confesó perturbado—. Puedo recordarlo pero es como si fuera otra persona, me veo y escucho hablando con Hermione pero era como si mi lengua se moviera por sí sola.

— Le explicaré. El efecto de los vapores que experimentamos juntos fue de una euforia exacerbada, nos dejamos llevar por nuestros instintos más primitivos, y no desaparecen en un par de horas, Potter, se requiere de casi doce para sacarlas de nuestro organismo.

— ¿Qué quiere decir?

— Después de la euforia viene la extenuación, un periodo en que se exacerban nuestras debilidades, en su caso fue el miedo. Su mente continuaba afectada, Potter, no pensaba por sí mismo, no razonamiento era inestable, el miedo se multiplicó y... bueno, para ser sincero, me asombra que haya podido controlarlo hasta el punto de encontrar una solución, que si bien podría ser cuestionable, impidió que la locura lo arrastrara hasta un punto sin retorno.

— ¿Morir?

— O matar. —aclaró sin alterarse.


Harry guardó silencio unos momentos, y Severus no le interrumpió pero pudo sentirlo estremecer de horror en sus brazos, quizá imaginando no haber usado un Obliviate sino algo más definitivo cuando despertó con Snape aún profanando su cuerpo. Severus respiró hondo pensando que si Harry se hubiera dejado llevar más por su odio que por su miedo, no estaría contándolo en esos momentos.


— Aunque todo eso sea cierto, no creo poder olvidar lo que Hermione vivió por mi causa.

— No tiene caso que se torture, todo ha terminado. En cuanto la señorita Granger sepa que ya conocemos la verdad podrá recuperarse muy pronto, y Dobby igual.

— ¿Y usted?

— ¿Yo?... yo estaré bien cuando usted también lo esté.

— ¿Cómo puede no estar enfadado conmigo?

— Sería hipócrita de mi parte. Quien sabe lo que yo hubiera hecho de haber despertado primero, incluso si ya hubiesen transcurrido las doce horas y teniendo mi organismo limpio, tal vez...

— No, no diga "tal vez" —le interrumpió dolorosamente—. Va a defenderme y eso es injusto, yo sé que usted no habría hecho semejante estupidez.

— Sí, es cierto, yo no habría borrado su memoria ni la mía porque yo no habría despertado aterrado sino furioso... ¿sabe qué me imagino que habría sucedido?

— ¿Tiene caso hacerlo? No creo que sea peor.


Severus respiró hondo estrechando más a Harry contra su cuerpo, el chico suspiró instintivamente mientras se acurrucaba.


— Sería mucho peor. —aseguró el Profesor con una suave voz—. Potter, nuestras vidas habrían sido un infierno, nos recriminaríamos, yo más que ninguno de los dos, mi odio habría crecido hasta límites que ni yo puedo imaginar. Sé que habría hecho todo lo posible para que fuese expulsado de Hogwarts y como eso no sucedería, no lo dejaría en paz ni un momento. Y luego, cuando llegara la noticia del bebé, los habría repudiado a ambos, ese hijo era producto de un error y, aunque me duela reconocerlo, no creo haberle permitido que naciera.

— No, eso no puedo creerlo. —manifestó Harry buscando su mirada—. Usted siempre ha estado conmigo, se portó como un ángel desde el principio, cuidando de mí y de nuestro bebé en todo momento. Lo dice tan solo para consolarme.

— No es así. Potter, si logré comprenderle y apoyarle fue porque no creí estar involucrado en el problema, me dejé guiar por la compasión al creerlo víctima de una canallada.

— Pero ahora sabe que no fue así.

— Y ahora es demasiado tarde.

— ¿Tarde para qué?

— Para molestarme.


Severus esbozó una dulce sonrisa mientras limpiaba el rostro de Harry con sus dedos. El roce era suave y le gustó ver que su alumno respondió cerrando sus ojos para disfrutar del contacto.


— No puedo molestarme con usted, Potter, porque gracias a ese error es que hemos tenido tiempo para conocernos y lo que yo he descubierto de usted me hace sentir convencido de que tiene un corazón noble incapaz de lastimar conscientemente a nadie. Yo le agradezco por esta oportunidad de empezar de cero, porque aunque el camino no ha sido fácil, ha sido el mejor. Ahora mi vida tiene un sentido y todo es porque tomó la mejor decisión por más dura e impulsiva que fuera. Usted es una persona increíblemente valiosa, Potter, cada rasgo suyo que antes no me permitía ver, ahora lo aprecio y lo disfruto.

— Fueron meses maravillosos gracias a usted. —afirmó Harry abriendo sus relucientes ojos verdes que ahora miraban a su Profesor con absoluto cariño—. Ahora somos amigos.

— Usted me ve como un amigo... yo no. Yo me he enamorado de usted.


Harry abrió sus ojos al máximo ante tan increíble y sorpresiva revelación. Severus se inclinó hacia él besando suavemente una de sus enrojecidas mejillas y después volvió a abrazarlo contra su pecho sin borrar la sonrisa de su rostro a pesar del silencio de su alumno.


— No espero correspondencia. —le aclaró comprensivo—. Conozco sus gustos y preferencias, además, soy horriblemente feo y anciano, pero mientras estuvo dormido lo pensé muy bien y no tiene caso seguir ocultando lo que siento. Potter, me conformo con que me permita seguir cuidando de usted y de nuestro bebé, no puedo aspirar a más.


Harry seguía sin responder pero no se apartaba de Snape y pronto éste sintió que su cuello se humedecía con un cálido llanto.


— ¿Porqué llora? —cuestionó con ternura—. No le confesé mis sentimientos para hacerlo sentir mal.

— Y en cambio yo no hago otra cosa... ¡ay! Usted me ama, y yo he sido tan cruel y despiadado de compararlo con un padre.

— Eso sí dolió, lo confieso. —dijo volviendo a levantar el rostro de Harry sujetándolo por el mentón—. Pero ya pasó, si usted no reprocha mi cariño, no reprocharé el suyo... aunque en mi corazón siempre lo sentiré como Mi Harry


El verde de los ojos de Harry brilló de una manera que Severus no logró interpretar pero que descargó en su corazón una oleada cálida que le hizo sentirse extrañamente bien. Después, volvieron a abrazarse, ya ninguno volvió a pronunciar palabra pero no hacía falta.


Imposible no quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora