Fin del misterio

2.7K 291 4
                                    


Fin del misterio





No había demasiadas caricias, los besos eran agresivos y demandantes, pero aun así, la pasión opacaba a todo lo demás. El sonido de cada gemido iba en aumento mientras se desprendían de sus ropas. Tanto Harry como Severus lucían ansiosos, se mordían y arañaban con abrumadora desesperación.


Los gruñidos eran más que las palabras, y cuando éstas ocurrían no brillaban por su romanticismo... "¡Despacio, que duele, idiota!" ... "¿Quieres dejar de morderme, Potter? Eres un salvaje" ... "¡Más rápido!" ... "¡Decídete o cállate y déjame hacerlo a mí!"


Tal parecía que todo iría directo a una catástrofe y de pronto, todo cambió.


Harry estaba recostado de espaldas al sofá con Severus encima de él y entre sus piernas, y un segundo antes de que éste le penetrara, lo detuvo colocándole una mano en el pecho.


— Esto no debería ser así. —le dijo en voz muy baja.

— ¿Quieres que me detenga?

— Si no eres capaz de ser un poco menos rudo, sí. Pero sinceramente esperaría que me demostraras que me equivoco y no he escogido a un patán para ser el primero en mi vida.


Se miraron a los ojos por varios segundos, casi parecía que ya no harían nada más, pero Harry sujetó el rostro de Severus con ambas manos acercándolo hacia él y se besaron nuevamente. Fue un beso más cálido y sensual, y mientras sus bocas hacían el amor, Severus fue deslizándose dentro del cuerpo suave y cálido de su alumno. Ninguno se volvió a quejar, sólo fueron jadeos extremadamente placenteros, besos, abrazos, mimos... sus manos recorriéndose cada centímetro de sus cuerpos, gozando de su calor en sus pieles.


Harry lucía más inseguro y tembloroso pero no se apartaba, y ahora Severus se mostraba más paciente, fue guiándole con suavidad, como si le embriagara de delicia el poder de la placentera responsabilidad del despertar al amor de su debutante amante. Su mirada oscura no ocultaba ningún regocijo cada que lograba arrancar jadeos extasiados de aquella boca que poco antes sólo tenía insultos para él pero ahora suspiraba su nombre de una manera tan estremecedora que sus ojos brillaron conteniendo una lágrima que prohibió salir.


Harry le mantenía abrazado con brazos y piernas, ocultando su rostro en el ángulo del cuello de su profesor mientras recibía con firmes estocadas el duro miembro de Severus que rozaba sus entrañas tan cálido que no le era posible disimular cuánto estaba disfrutándolo.


Finalmente llegó el orgasmo, juntos, como si tuvieran años de práctica, como si sus cuerpos se sincronizaran sin necesidad de palabra. Y luego, una breve mirada antes de quedarse profundamente dormidos sin haber despegado su unión.


o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o



Harry y Severus salieron del Pensadero. El Profesor miró en silencio a su alumno quien tenía la mirada baja y la respiración contenida, su rostro, aún a pesar de la oscuridad, no lograba ocultar una extrema palidez a pesar de que ya no lloraba en lo absoluto. Lo sintió zafarse de su mano e ir a ocupar un sitio en un sillón cercano.


Le preocupó verlo tan afectado, por un momento pensó en que había sido un error irremediable exponerlo a ver tales imágenes, sobre todo conociendo su sensibilidad ante el tema de la homosexualidad. Quiso ir hacia él e intentar tranquilizarlo y que viera las cosas de una manera más relajada.


— No se acerque. —fue la voz de Harry que lo detuvo. El chico se hizo un ovillo en el sillón, con los ojos fuertemente apretados y temblando tanto que parecía estar enfermo.


Sin embargo, y a pesar de su preocupación, Severus le complació retrocediendo hasta el otro extremo de la habitación. No se marchó a pesar de que la tentación de alejarse de ahí era mucha. Esperó pacientemente hasta que Harry pudo volver a reaccionar.


Ya estaba preparado para las acusaciones, los gritos y cualquier otra afrenta, por eso le sorprendió una tenue sonrisa en el chico mientras le miraba directo a los ojos a pesar de que también lucía cohibido.


— ¿Seguimos? —le invitó Harry extendiendo su mano al Profesor.

— ¿Está seguro, Potter? Ya vimos lo que sucedió... un torpe accidente con pociones, lo demás qué importancia tiene.

— Empiezo a recordar, pero aún siento que hay algo importante por saber, no podré estar tranquilo hasta saber por qué hemos olvidado todo.


Severus asintió aceptando la mano de Harry. Le gustó sentir que el chico entrelazaba sus dedos a los suyos sin ningún reparo a pesar de lo que recién acababan de ver. Y juntos regresaron al Pensadero.


Era un recuerdo de Harry, y éste apretó más la mano de su Profesor, los corazones de ambos latían desenfrenados al ver cómo el Harry del recuerdo caminaba por los oscuros corredores del colegio.


El joven respiraba agitado y tenía que apoyarse de la pared para continuar andando, sus mejillas lucían húmedas y su mirada perdida, casi desquiciada, como si en cualquier momento estuviese a punto de desmayarse. Al dar vuelta a un corredor se encontró de frente con Hermione quien realizaba sus labores de vigilancia como Prefecto. Ron no iba con ella esa noche pues se había retrasado con un Ensayo de Astronomía.


— ¿Harry, qué te pasa? —cuestionó Hermione con susto, su amigo lucía devastado.

— ¡Hermione, acabo de hacer una estupidez! ¡No sé qué me pasó pero voy a volverme loco!


Hermione sujetó a su amigo del brazo adentrándolo a un aula vacía donde pudiesen hablar sin ser sorprendidos por otro de los Prefectos. Se sentaron en el escalón que conducía a la pizarra pues no había ningún banco en buen estado para confiar en ocuparlo. La joven castaña sujetó las manos temblorosas de su amigo entre las suyas y ante su estupor, Harry le contó lo que acababa de suceder con el Profesor Snape. Hermione estaba estupefacta pero intentó controlarse.


— Tranquilo, Harry, el Profesor debe de estar consciente de que no fue tu culpa.

— ¡No, no, no entiendes! —la interrumpió desesperado—. ¡No se trata de porqué lo hicimos, está claro que la culpa es de esas estúpidas pociones, Hermione, se trata de lo que hicimos!

— No te entiendo. O sea, Harry, no tienes nada de qué avergonzarte.

— ¡Pero me avergüenza, Hermione, me siento sucio, asqueroso! —exclamó angustiado—. ¡Esto no es lo que quería de mi vida y todo se ha arruinado, no puedo seguir viviendo con este recuerdo en mi mente! La forma en que desperté, ahí... ¡con él!

— Harry, amigo, eres fuerte y...

— Sigues sin entender. —bufó frustrado—. Hermione, hay tantas cosas por las que esto no debió suceder nunca. Yo ni siquiera me siento atraído por hombres, y ahora no tendré ni la dignidad de enamorarme de nadie, no podría acercarme a ninguna chica sabiendo lo que hice, no me sentiría con derecho, ya no puedo ofrecer un amor limpio y sincero... nunca podría confesarle esto, toda relación futura se basaría en mentiras y jamás funcionaría.

— Hablas así por lo afectado que estás, pero deja que pasen unos días y podrás ver las cosas de otra manera.

— ¿Que pasen unos días? —repitió alarmado—. ¡Hermione, yo no podré ni soportar esta noche!... ¿Te olvidas de Ron?


Hermione no logró ocultar un gesto de dolor, bajó la mirada sin atreverse a responder a la pregunta pero obviamente sabía de lo que su amigo hablaba.


— Hermione... necesito que me borres la memoria.

— ¿Qué? ¡No, Harry, no lo haré! —exclamó volviendo a mirar a su amigo—. Es absurdo, aunque tú lo olvides, el Profesor Snape...

— Ya me encargué de él.


La chica abrió los ojos con espanto mientras se cubría el rostro, aquella situación estaba volviéndose cada vez más complicada.


— ¿Tú crees, Hermione, que iba a poder seguir en este colegio con Snape rondando por ahí y sabiendo lo que hicimos? No. Aproveché que desperté antes que él y usé un Obliviate, estoy seguro de que no recordará nada. Por favor, hazlo tú ahora conmigo.

— No, no puedo, es incorrecto, Harry. Y tú deberías hablar con Snape mañana mismo para confesarle y recuperarle sus recuerdos, fuiste demasiado lejos.

— ¡No me digas ahora que he ido demasiado lejos, Hermione! —gritó desesperado, su mirada temblaba de pánico—. ¿Quieres que viva así por el resto de mi vida? ¿Quieres que me vaya de Hogwarts por no poder soportar mirar a ese hombre de nuevo? ¿Quieres que pierda para siempre la amistad de Ron?

— Harry... Ron entenderá.

— ¡No quiero que lo sepa! ¿Es que no entiendes que le romperé el corazón? —cuestionó con una sincera lágrima resbalando por su mejilla—. Sí, tal vez pueda enfrentarme a Snape, si me mata o me expulsa lo tendría bien merecido... pero no me quites la posibilidad de retener la amistad de Ron. Él y tú son lo único que tengo, me muero si le lastimo ¡y todo por un estúpido error!


Hermione respiró profundamente, asintió aunque no se le veía convencida de lo que hacía, Harry se dio cuenta de eso y le pidió una Promesa Inquebrantable. La chica reaccionó horrorizada pero ya no pudo negarse. Llamaron a Dobby, él les serviría de testigo, y aunque el elfo tuvo la misma reacción que Hermione, también tenía la misma debilidad para con Harry y aceptó, no sin reprimir lágrimas en sus grandes y redondos ojos.


— Recuerden que no pueden hablar de esto con nadie. —les advirtió Harry cuando la Promesa quedó sellada—. Quedará muerto y enterrado por siempre este secreto entre los tres. Hermione, Dobby podría aplicarte un Obliviate contigo después, así no recordarás nada ni tendrás la tentación de hablar.


Hermione asintió con pesar. Harry le hizo una señal para que actuara ya, y con el dolor de estar haciendo algo que no quería, Hermione alzó la varita en dirección a su amigo.


Ahí terminó el recuerdo.


Imposible no quererteWhere stories live. Discover now