Besos que privan

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Besos que privan



Aquella fue la sorpresa de su vida.


Harry Potter no le rechazó. Al contrario. Correspondió al beso de inmediato. No fue un beso suave, era agresivo, apasionado, voraz. Un beso ansioso y lujurioso. Un beso nada propio para un escolar.


Severus sentía a Harry colgarse de su cuello y atraerlo con fuerza más cerca de su cuerpo. Sus sollozos se habían convertido en gemidos eróticos, sus lágrimas en jadeos entrecortados por el placer. Y él, Severus, lo mantenía fuertemente apretado contra sí, con una de sus manos en la espalda de su alumno, la otra en su nuca, atrayéndolo poderosamente hacia su boca abierta.


¡Qué delicioso le parecía el sabor de Harry Potter! Una tersura tan dulce que le embriagaba la coherencia, lo único que quería era seguir besándolo por toda la eternidad, y por la forma en que Harry le correspondía parecía desear lo mismo. Su ansiedad no disminuía, seguían devorándose como dos animales sedientos.


Como dos almas que finalmente habían encontrado la seguridad del refugio bajo la tormenta.


Pero de pronto, todo terminó tan rápido como empezó. Severus sintió que Harry dejaba de besarlo y pensó que la bofetada no tardaría en aparecer. Pero no fue así, solo sintió su cuerpo lánguido en sus brazos y cuando buscó su rostro lo comprendió. Harry se había desmayado.


o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o



Severus no pudo dormir esa noche, caminó de un lado a otro viendo a Harry sobre su cama. No había querido despertarlo de su desmayo pues parecía que su inconsciencia dio paso al sueño, y la expresión de su rostro no denotaba sufrimiento, incluso hasta podría pensarse que tenía dulces pensamientos.


En cambio él, estaba inmerso en un infierno. Su corazón lo torturaba enviándole intensos sentimientos que jamás había sentido por nadie.


Desde hacía un tiempo se había dado cuenta que Harry Potter le atraía y nunca se preocupó por ello. Después de todo era un hombre que le gustaban los hombres, y Harry un jovencito atractivo... inmensamente atractivo. Lo preocupante hubiese sido no sentir nada físico por él, así que era justificable incluso fantasear con tenerlo en su cama... bajo su cuerpo, escucharlo gritar su nombre cuando se enterrara por completo en él.


No era un pecado, después de todo jamás sucedería nada. Pero sucedió.


Y ahora sabía que no era solamente una cuestión física. Implicaba sentimientos mucho más profundos. Aún quería su cuerpo, lo deseaba como el mendigo al pan, más aún que el aire que respiraba, pero no solamente eso. Lo quería en su vida y quería darle la suya.


Pensar en eso le dejó tan impactado que se dejó caer de rodillas junto a la cama. Tenía el rostro de Harry muy cerca del suyo, era demasiado hermoso, eso sí debía ser un pecado. Las personas comunes y corrientes deberían tener prohibido ser tan bellos. Pero claro, Harry Potter jamás había sido una persona común y corriente, por eso los dioses tenían que darle esa angelical apariencia.


Ahí, mirándole, perdió totalmente la noción del tiempo, pero aún no amanecía cuando Harry empezó a despertar. Se puso de pie tan rápido que estuvo a punto de perder el equilibrio, las piernas se le habían adormecido y ni cuenta se había dado. Antes de que Harry despertara por completo, salió huyendo al baño.


Se encerró como si lo estuvieran persiguiendo, el corazón le latía tan rápido que le asustaba. Miró su reflejo en el espejo y se asustó aún más, su aspecto era horrible. Harry seguramente vomitaría cuando lo viera y recordara que había unido su boca a la suya. No supo ni porqué pero de pronto se vio lavándose frenéticamente el rostro, aseándose todo lo mejor posible y hasta peinándose.


Que patético. Se avergonzaba de sí mismo por esas actitudes estúpidas. No se necesitaba tener limpia la apariencia para recibir gritos e insultos. Además, probablemente cuando saliera del baño descubriría que Potter habría aprovechado la ocasión para marcharse y no tener que verle.


Esa perspectiva le ayudó inmensamente, aunque también le provocaba un hueco en el estómago. De cualquier manera tenía que aprovecharla, no iba a dejarse intimidar por un muchachito. Respiró hondo y decidió salir y afrontar la situación, fuera como fuera.


Con una actitud más segura de sí mismo, aunque las piernas seguían temblándole bajo su túnica, regresó a su habitación. Le sorprendió haberse equivocado y ver que Harry continuaba ahí y sobre todo, que no lucía enfadado. El chico estaba recostado sobre los almohadones y le miraba en silencio pero con profunda tristeza. Severus se reprochó entonces por estarse preocupando por un beso cuando Harry tenía rota el alma.


— ¿Se siente mejor? —preguntó agradeciendo a todos los dioses que su voz se escuchara casi monótona.

— Sí, gracias. —dijo Harry esquivando su mirada hacia la nada—. Anoche estuve fuera de control pero le aseguro que no volverá a suceder.


Severus no sabía si eso era una advertencia pero no dijo nada. Harry se movió un poco palmeando un lugar junto a él en la cama invitándole a acercarse. Severus lo hizo, y se sentó a su lado con la plena tranquilidad de que aceptaría los reclamos y después todo terminaría para siempre.


— Debo disculparme por lo de anoche, Potter.

— ¿Anoche?

— ¿No lo recuerda? —preguntó confundido, sin saber si agradecerlo o no.

— Ah, el beso. —respondió sonrojándose suavemente—. No se preocupe, sé que no debió significar nada para usted y sólo lo hizo para someterme. No estoy enfadado, al contrario, agradezco que no hayan sido bofetadas. —concluyó intentando bromear.

— ¿Entonces, todo bien?

— No lo sé. —aceptó volviendo a la tristeza—. Creí que estaría feliz sintiendo a mi hijo a salvo, pero no es así. Estoy tranquilo, pero no feliz, no sé si pueda perdonarme algún día por ser quien soy. —dijo frotándose furioso la cicatriz en su frente—. Despreocúpese, el beso no tiene importancia.


Severus creyó que realmente debía relajarse con esas palabras pero su orgullo herido se lo impidió. ¿Que no tenía importancia? ¡Ja! ¿Es que acaso Potter no recordaba la manera tan salvaje en que le había besado? ¿No se suponía que no le gustaban los hombres? Porque para ser un chico heterosexual y que ahora juraba no estar interesado en el amor de nadie ni de nada, se había comportado como un demonio de la sensualidad. ¡Y claro que él debía haber contribuido en algo!


Sin embargo logró dejar su vanidad a un lado, nada era más importante que esa penumbra desoladora en la verde mirada. Y con la angustia que le proporcionaban sus sentimientos, notó que esa funesta sombra iba creciendo nuevamente y era su deber impedir que volviera a apoderarse de Harry. Se esforzó como nunca por olvidar también su propio dolor por ese bebé e intentar distraer la mente de su alumno.


— Sí, supongo que deben haberlo besado mil veces mejor en su vida. —comentó sonriendo mientras apoyaba su brazo sobre la cama, al otro lado del cuerpo de Harry y se inclinaba hacia él.

— No lo sé, fueron diferentes.

— Ni siquiera debe recordarlo bien, se desmayó ¡ups!

— Me desmayé porque estaba en shock. —protestó Harry sin molestarse—. Si correspondí al beso fue esa la razón, Profesor, lamento si se malentendió.

— Yo no malentendí nada.


Severus vio con esperanza que los labios de Harry se curvaron en un intento de sonrisa, era como si por fin captara que toda esa charla sobre el beso fuese sólo otro intento más para distraerlo de su dolor.


— Yo estaba en crisis. —repitió pacientemente—. Ahora mismo podría besarlo y no sentir nada en lo absoluto.

— Bien, supongo que tendré que creerle.


El profesor se irguió para apartarse, decidió que lo mejor era no seguir con ese juego demasiado peligroso, pero Harry le sujetó del brazo impidiéndole levantarse, y para aumentar su asombro, lo besó.


Severus cerró sus ojos al sentir la caricia. Su mente luchaba contra su corazón, debía retirarse antes de que fuese demasiado tarde pero no pudo. Su alma lanzó un alarido derrotado, ya no tenía el menor asomo de ninguna duda, Harry Potter se había apoderado de su voluntad.


El beso era diferente. El monstruo apasionado de la noche anterior se había transformado en un ingenuo ángel que ronroneaba mientras rozaba sus labios con los suyos. No hubo intromisiones avorazadas ni frotamientos impúdicos, sólo miel y ternura. Un beso como jamás había recibido Severus Snape en toda su vida.


Le gustó igual o quizá más, hubo caricias y succiones suaves, aparentemente no peligrosas pero que su corazón le confirmó que lo eran más.


Y otra vez, cuando menos lo esperó, todo terminó. Harry cayó sobre la cama nuevamente desmayado.


Era la situación más irreal que Severus pensó en vivir. Su corazón seguía latiendo desaforado y el mundo le giraba vertiginosamente a su alrededor, él era quien debía haberse desmayado, no creía tener suficiente oxígeno en su cerebro para continuar consciente.


Su piel continuaba vibrando, su alma rebosando de placer, no quería renunciar a eso, y probablemente era la razón por la que su cerebro le mantenía despierto ante la gran cascada de emociones. Y probablemente también sería la razón por la que Harry se desmayaba, no estaba preparado para ello.


Se inclinó hacia él abrazándolo con cuidado, no quería que despertara aún y no dejó caer su cuerpo por completo, tan sólo deseaba seguir sintiendo su calor. Hundió su rostro en su cuello olfateando ese olor, acariciando con su nariz el rebelde cabello oscuro extasiándose de placer.


— Harry... —le susurró al oído—... mira lo que has hecho, tonto niño, has provocado que me enamore de ti.


Imposible no quererteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin