Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.

29. La familia.

—¿Cómo se atreven? ¡Soy Lorena Salinas y nunca permitiré que me humillen y me pisoteen un par de ridículos como ustedes!

》¡Tú maldito estupido!—Señaló a Juan Marcos con la escopeta—¡Y tú maldita zorra!-Señaló a Maria—¡Pagarán por lo que me hicieron!

—¡No, Lorena!—Leonardo tuvo que contener su propia ira para intentar tranquilizar a su hermana, se colocó frente a la nueva pareja ignorante del peligro que corría, creía que ella jamás le dispararía—Se que te lastimaron pero ésta no es la manera, baja el arma y hablemos.

Belén se angustió de inmediato al ver la determinación en los ojos de la rubia, pero se tranquilizó un poco cuando vio a Doña Victoria llamando la atención de Lorena y negando con la cabeza, diciendole que no era el momento.

Y al parecer lo entendió, no bajó el arma pero ya no parecía dispuesta a matar a su hermano.

Sorpresivamente fue Alberto quien se escabulló entre la gente y se acercó discretamente a Lorena, la tomó desprevenida al aparecer por la espalda y forcejear con ella por el arma.

—¡Basta ya!—Le gritó él y le arrebató la escopeta, una vez que ella estuvo desarmada todos respitaron un poco más tranquilos.

Leonardo se dio la vuelta para enfrentar a Juan Marcos y éste por primera vez parecía avergonzado e incapaz de mirarlo, Maria adoptó la misma postura pero en ella eso era cosa de todos los días.

—Te abrí las puertas de mi casa y te recibí como familia—Le dijo a él—Si ya no amabas a mi hermana, debiste cortar con ella de forma pacífica, no haciendo este escándalo—Reprochó—Y tú Maria, me dijiste que serías respetuosa siempre y le faltaste el respeto de esta forma a mi casa.

—No conoces a tu hermana—Dijo Juan Marcos.

—Usted fue muy bueno conmigo pero ella es una arpía—Secundó Maria—Espero que cuando pueda verlo no sea muy tarde.

Los dos se tomaron de la mano y se marcharon sin decir otra palabra, llevandose con ellos a la romántica comitiva.

—¡Vuelvan a sus casas! ¡Se acabó el espectáculo!—Gritó Alberto y todos fueron marchandose de a poco.

Belén se acercó a Leonardo, quien seguía enojado por la falta de respeto, y estresado por todo lo que había pasado.

Victoria y Alberto abrazaron a Lorena por los hombros y se la llevaron a la mansión.

Belén esperaba que Leonardo los siguiera, pero él se limitó a verlos marchar.

—¿No iras con ellos?

—No, necesitan un momento en familia—Eso tomó por sorpresa a Belén.

—Por eso, tú deberías estar con ellos, por mí no te preocupes.

Leonardo no respondió, desvió la mirada al cielo nocturno y suspiró, parecía un hombre cansado de cargar mucho sobre sus hombros.

—Yo no soy parte de esa familia.

—¿Cómo?—Realmente confundida, Belén preguntó, él era la cabeza de esa familia ¿Por qué diría algo así?

—¿Quieres ir al arroyo y mirar las estrellas?—Cambió abruptamente de tema.

—Sí, vamos—Esperaba que él lo dijera porque buscaba privacidad para explicar lo que había dicho.

Y así era, cuando llegaron al arroyo, Leonardo se sentó sobre un viejo tronco que hacía de banco, y la atrajo a su regazo.

Descansó la cabeza en el cuello de ella, le dejó besos ahí y le hizo cosquillas mordisqueando suavemente su oreja.

Belén disfrutó sus caricias pero no abandonó la curiosidad.

—¿Por qué dijiste eso?—Sus palabras rompieron la tranquilidad que brindaba la noche y la paz que generaba el sonido del agua corriendo en el arroyo.

—Porque es la verdad—Dijo Leonardo—Cuando era más joven creí ser parte de esa familia pero me engañé.

》Perder a mi madre es algo que nunca dejará de doler, por eso cuando mi padre los trajo a casa me enojé, él me dio una paliza por haber sido grosero con ellos y me enojé aun más.

》Pero con el paso del tiempo los fui aceptando, comencé a verlos como mi familia, Doña Victoria me trataba como a uno más de sus hijos, y ellos como a un hermano, a pesar de que había una pequeña incomodidad todos decidimos ignorarla esperando que desaparezca.

》Fingimos ser una familia, durante mucho tiempo, nunca fuimos una verdadera, y solo me di cuenta cuando papá murió.

》Yo estaba destrozado, papá era todo lo que me quedaba en el mundo, no era un buen padre pero era mi padre.

Su voz se quebró y Belén se dio la vuelta para fundirse en un abrazo con él.

—Está bien mi amor, no sigas si no quieres.

—Pero quiero—Continuó hablando con la voz rota—Me di cuenta de que para ellos ser un Salinas es como tener un título, pero para mí es parte de lo que soy, estas tierras pertenecieron siempre a mi familia y por eso las siento como parte de mí, para ellos no son más que una propiedad y cuando lo entendí, entendí que soy el único que queda de esa familia.

》Ellos son su propia familia, para Victoria jamás seré como un hijo suyo, para ella soy el recuerdo del primer matrimonio de mi padre, para Lorena y Alberto jamás seré un hermano, para ellos soy el hijo que papá prefirió criar en este mansión mientras ellos crecían en un burdel, nos llamamos hermanos y nos une la sangre pero realmente no somos familia.

》Hay cosas que no se pueden forzar o comprar, la familia, el amor, la pertenencia.

—Mi amor—Ella siguió abrazandolo y besandolo, él comenzó a llorar—Yo quiero ser tu familia.

—Ya lo eres, te amo y te pertenezco, pero no como poseción sino como ser tu persona.

Belén también lloró, y se abrazaron durante mucho tiempo.

—Yo también te amo, y quiero ser tu persona para siempre.

Cuando Leonardo se tranquilizó, ambos se acostaron en el césped y miraron las estrellas durante horas.