11. La maldición.

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La cena familar transcurrió en un elegante comedor, con la vajilla más costosa que Belén había visto, la comida más deliciosa que había probado y el ambiente más incómodo que había presenciado

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La cena familar transcurrió en un elegante comedor, con la vajilla más costosa que Belén había visto, la comida más deliciosa que había probado y el ambiente más incómodo que había presenciado.

Cuando volvieron a la sala, la conversación que se desarrolló parecía más una competencia para ver quien podía incomodar hasta el cansancio a Belén con sus preguntas, sin duda Doña Victoria se alzó como flamante ganadora.

Belén agradeció al cielo cuando por fin dijeron buenas noches y pudo subir con Leonardo al segundo piso, se quedarían a dormir ahí a pesar de que cierta señora no se esforzó un poco en disimular que eso le parecía inapropiado.

A sus miradas de reproche siguió un inoportuno comentario de Alberto "Mamá dejalos, total la morra ya está preñada".

Ambos fingieron sordera mientras subían las escaleras.

―Lo siento por eso―Leonardo se disculpó cuando llegaron al segundo piso―No se porque están a la defensiva contigo.

Estaba realmente enojado, para él durante toda la noche Doña Victoria se mostró abiertamente hostil con Belén, mientras que Alberto la ignoró, y Lorena fue la única que le dio una cálida bienvenida e intentó aligerar el ambiente.

Mientras Leonardo pensaba en eso, Belén tomó su mano e hizo que se detuvieran en medio del pasillo.

Ella pensó rápidamente, no debería minimizar lo de esta noche, pero tampoco exagerarlo. Debía comportarse como una mujer fatal, pero al mismo tiempo parecer una blanca paloma.

―No mentiré, me hicieron sentir como una cualquiera―Agachó la cabeza para más dramatismo y para disimular la emoción que sentía ¡Eso era exactamente lo que diría una mujer venenosa!―Ellos piensan que soy una interesada, que me embaracé para "atraparte"―Y tenían razón―Pero nada de eso importa, me basta con que tú me creas, Leo no quiero ser la señora de esta mansión, lo que quiero es ser tuya para siempre, tu esposa, tu amiga, tu mujer.

Lo miró con ojos brillantes mientras seriamente consideraba sus propias palabras, él era una buena persona, a pesar de haber sido criado por un hombre muy malo supo aprender solo cosas buenas de su padre, como la importancia del trabajo duro, de ganarse el respeto de sus empleados y de proveer para su familia, porque a pesar de ser un infiel y un machista Gilen no permitió que nada les hiciera falta a sus tres hijos y a sus dos mujeres, excepto amor y respeto claramente.

Leonardo era un hombre trabajador, amoroso y de corazón puro, su mayor debilidad fue justamente una de sus grandes virtudes.

―Eres el amor de mi vida, nunca podría dudar de ti―Replicó él y Belén sintió una punzada de culpa que solo se intensificó cuando se inclinó y la besó con ternura.

Su corazón era tan puro que ni siquiera Gilen Salinas lo pudo contaminar.

Pero de las personas más buenas era de quien se aprovechaban facilmente los oportunistas como Lorena, Alberto... y Belén.

Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora