CAPÍTULO 8

9 3 0
                                    

Una delicada caricia en mi mejilla logró ahuyentar a la pesadilla mágicamente. Por fin, logré descansar como un bebé, sin preocupaciones y solo con el deseo de vivir la gran aventura de la vida.

—Cal... Audrey es hora de levantarse —escuché a lo lejos.

Gemí y la caricia se trasladó a mi cabeza. Se sentía tan bien que me di cuenta de que a lo mejor estaba perdiendo el inicio de algo grandioso por el deseo de dormir. Me moví un poco y traté de abrir los ojos, pero no pude hacerlo.

La caricia se detuvo y volví a caer dormida.

Entre sueños escuché a alguien moviéndose por el lugar y no tenía la sutileza de no hacer ruido, posiblemente porque no había logrado despertarme minutos atrás.

—Callie —me llamó esa voz masculina otra vez, ahora muy cerca de mi oído. Gemí de nuevo, pidiendo que no me molestaré más, y ya no escuché nada después.

Como no estaba soñando, el tiempo corrió con extrema lentitud, y desperté tras lo que se sintió como horas. Por un momento me desorienté, pero recordé dónde estaba cuando vi las cobijas dobladas en el sillón más grande, y, lo más importante, qué me había pasado el día anterior.

Estaba por levantarme cuando la puerta de la calle se abrió. Eliot entró sonriente, dejó sus cosas en la mesa del comedor, después se sentó con pereza en el sofá.

—¿Tiene algo de malo mi cama? —me preguntó torciendo su espalda, trataba de acomodarse mejor en el respaldo.

—¿Disculpa?

—¿Por qué te encontré durmiendo aquí?

—Desperté en la madrugada y... —Vacilé en si debía contarle de mi pesadilla. Decidí que no. No quería que me viera como alguien débil—. Ya no pude volver a dormir, así que me levanté por una taza de café. Me senté aquí a beberla, y verte dormir me volvió a contagiar el sueño. Solo cerré los ojos y me perdí.

—Está bien. —Se dio por satisfecho con mi verdad a medias.

—Eliot —llamé dudosa. Él puso toda su atención en mi—, tengo hambre.

Él rio encantado.

—Lo supuse, la comida no tarda en llegar. Ordené algo en el camino.

—Gracias... ¿Puedo darme un baño antes?

—¡Claro que sí!... Por cierto, te compré algo de ropa.

Me sentí apenada por tanta molestia. Pero la verdad me sentía tan fuera del mundo en este momento que no me apetecía salir de compras.

—Gracias.

Eliot sonrió y me señaló unas bolsas que estaban cerca del sofá. No las había traído consigo cuando entró, lo que significaba que él salió a comprarme esa ropa en algún momento en que yo estaba durmiendo. Quizás para eso quería despertarme.

La tomé y fui a darme un largo baño.

—Hablé con Casey después de clases —me informó Eliot a media comida.

Casi me ahogo, estaba a punto de saber cómo estaban viviendo mi muerte mis amigos.

«Mi muerte. Qué fácil está siendo decirlo», pensé.

—Le pregunté por ti y me dio la mala noticia de tu muerte... Tu funeral será el próximo martes.

No sé por qué asentí. A lo mejor fue una confirmación de que tenía que decirle mi decisión en ese momento.

—Quiero ir a ver a mi tía y contarle todo esto.

Eliot bufeo sarcástico.

—¿Es una broma? —preguntó al verme muy seria

El Recolector: Fuera de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora