CAPÍTULO 6

9 3 0
                                    

Caminamos un par de calles. Por mucho que deseo romper este incómodo silencio, no se me ocurría nada de que pudiera hablar con Eliot.

—¿Te molesta que sigamos caminando? —me consultó sin verme si quiera.

—No —respondí con voz temerosa.

De hecho, me parecía perfecto. Entre más nos tomara llegar a donde se suponía que debía estar ahora, mejor. Me daría más tiempo de disfrutar mis últimos minutos aquí. Además, esta sensación de ver el mundo por primera vez, como tal vez lo haría un recién nacido si tuviera conciencia del inicio de su vida, me seguía maravillando.

Que tontos somos al dar todo por sentado y no valorar hasta el más pequeño detalle. Esas cosas que siempre me molestaron, resultaban fascinantes en un momento como este.

—¿Por qué estás tan callada? ¿No tienes preguntas que hacerme? Siempre fuiste mi alumna que me daba dolores de cabeza con tantos «¿Por qué?» ¡Y ahora parece que un ratón te comió la lengua! —comentó Eliot como si nada, pero, al final, cuando volteé a verlo, me regaló una sonrisa un poco forzada.

Reí sin querer. Pero no porque me pareció graciosa su comparación, sino porque él era que me había cortado la lengua. Así que mi reacción fue irónica.

—¿A dónde vamos?

—A donde será tu nuevo hogar.

—¿Estaré bien?

—Eso espero o estaré en grandes problemas.

—¿Estaré sola ahí?

—No.

Esto se parecía al juego de las «20 preguntas». Siempre he sido muy mala jugándolo, y esta vez no iba a ser la excepción.

—¿Quién era esa mujer que se despidió de ti?

Eliot sonrió con gusto.

—Una vieja amiga.

—¡Oh!

Rio entre dientes deleitado. Mi exclamación salió con tono de celos.

—No pienses mal. Es en verdad una vieja amiga... mi Protectora. —Lo miré confundida—. Ella fue la que me marcó... Hace mucho tiempo que no la veía. Tuve que estar a punto de cometer otro error para que viniera a visitarme —habló para sí mismo.

—¿Te marcó?

—Sí.

—¿Cómo tú lo hiciste conmigo?

—Sí.

—Estoy confundida —dije en lo que bajaba la mirada al suelo.

Su mano se acercó demasiado a la mía, tanto que pude distinguir que nuestros tonos de piel eran exactamente iguales. Iba a tocarlo, pero se percató de mi deseo y metió las manos a sus jeans.

—Como todos lo estuvimos alguna vez.

—Ahora sí ya no entiendo nada.

Eliot suspiró profundo.

—Beatrix tenía razón. No hay una manera fácil para decir esto... Callie, ahora eres un Recolector —soltó sin más.

No tenía una reacción preparada para tal confesión. Lo único que hice fue levantar la mano hasta que mis ojos pudieran verla y analizarla sin interrupción, como si ella pudiera decirme que todo esto era verdad.

—«Marcar a alguien» significa elegir a alguien para que tome un nuevo camino. Como te dije, mi compasión fue la que te eligió... —Exhaló sonoro cuando leyó en mí que no entendía. Continuó—. Verás, la compasión no es buena para nosotros.

El Recolector: Fuera de la vidaWhere stories live. Discover now