28 | preocupado

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La subasta fue un éxito, más o menos. Resulta que hubo un atentado contra la vida de Tommy, pero no tuvo éxito. A pesar de eso, lograron adquirir el caballo que querían, y todo salió bien.

Olivia estaba en la tienda, preparándose para el día, cuando llamaron a la puerta. Ella suspiró—. ¡Todavía no estamos abiertos! 

—¡Estoy aquí para ver a Thomas Shelby! —gritó la voz de una mujer. 

Olivia supo por el tono de su voz que iba a ser una dama elegante y se dirigió a la puerta—. ¿Qué demonios? 

Abrió la puerta para revelar a la mujer, que dio un paso adelante—. Tengo una cita. 

—Adelante —dijo Olivia, invitando a la mujer a entrar antes de cerrar la puerta detrás de ellas. Olivia aceleró el paso para ponerse frente a la mujer—. ¿Cuál es tu nombre?

—May Carleton —respondió la mujer.

—El señor Shelby tiene sus reuniones en su otra oficina —dijo Olivia.

—Esta fue la dirección que me dio —respondió May.

—¿Te dio esta dirección? —preguntó Olivia.

—Dijo que era una guarida de juego —dijo May—. Le dije que siempre había querido ver una, ya que siempre leo sobre ellas en los periódicos. Todo un gran escándalo en el Telegraph. De todos modos, dijo que podía venir y echar un vistazo. Y ahora me siento un poco idiota porque llego temprano y él llega tarde, y no tengo idea de cómo comportarme. 

—¿En una guarida de juego? —preguntó Olivia. 

—Esperaré en el auto —dijo May, volviéndose hacia la puerta.

—Si abro la puerta de nuevo, todos querrán entrar —dijo Olivia, deteniendo a May—. Como moscas —Olivia se dirigió al escritorio y dejó los libros que sostenía—. ¿Entonces qué eres? 

—¿Qué soy? —respondió May.

—Para Thomas.

—Voy a entrenar a su caballo de carreras —dijo May—. Para Epsom.

—¿Conoces de caballos? —preguntó Olivia, el interés despertado de repente. 

—Sí —dijo May—. ¿Y tú? 

—Nací montando —respondió Olivia—. Dormí en un pesebre cuando era una bebé. 

—Yo también nací montando —dijo May. 

La puerta se abrió de nuevo y John entró—. ¡Hay un gran Riley estacionado ahí fuera y nadie lo está mirando! 

—John, esta mujer dice que está entrenando el caballo de Thomas —dijo Olivia.

John puso sus manos en sus caderas mientras miraba a May de arriba abajo—. Nos ha contado mucho sobre ti. 

—No sabes dónde está, ¿verdad? —preguntó May. 

La puerta de la trastienda se abrió y se cerró y Tommy entró en la tienda—. Lo siento, llego tarde. Hubo un asunto familiar. Olivia, mantén el lugar cerrado por un minuto. 

—Sí, jefe —respondió ella con sarcasmo.

—Liv —dijo John, mientras Tommy lo despedía—. ¿Puedo hablar contigo un segundo? 

Olivia puso los ojos en blanco—. Sí. 

—¿Mi oficina? —dijo John. 

Los dos se dirigieron a la oficina de John, donde cerró la puerta detrás de él. 

—Entonces Katie me dijo que la abuela Helena te visitó mientras estábamos en la subasta. ¿Por qué no lo mencionaste?

—No parecía importante —dijo Olivia. 

—¿Eso no es importante? —preguntó John—. ¿Después de cómo te han tratado? 

—Solo quiero olvidarlo —respondió Olivia. 

—Bueno, lo siento —dijo John—, pero vamos a hablar de esto. ¿Qué dijo? 

—Se disculpó por la forma en que actuó mi papá —dijo Olivia—. Y está bien, pero no fue una disculpa de él. Luego me dijo que se arrepentía de haber arreglado este matrimonio y me preguntó si echaba de menos mi vida anterior. 

—¿Lo haces? —preguntó John, repentinamente preocupado—. Porque si estás planeando irte, no sé qué haré.

Olivia dio un paso hacia él—. Por supuesto que echo de menos mi antigua vida, pero no hay nada que me haga renunciar a lo que tengo ahora. 

—¿En serio? —preguntó John—. Porque cuando Katie me lo dijo, me pregunté por qué no me lo habías dicho y me preocupaba que te fueras a marchar. 

—No —dijo Olivia en voz baja—. Simplemente no sabía qué pensar al respecto. No te dejaría, John. Amo demasiado a tus hijos. 

—Vaya, eso dolió —dijo John con una risa ligera. 

Olivia sonrió, antes de envolver sus brazos alrededor de los hombros de John—. También te amo a ti, John Shelby. Sacamos lo mejor de una mala situación y estoy orgullosa de nosotros.

—Yo también —respondió John—. Te amo, Liv Shelby. 

Olivia sonrió, rozando la nariz de John—. Eres lindo cuando estás preocupado. 

—Solo porque me preocupaba quedarme solo con cinco hijos  —respondió John.

—Vaya, eso dolió —dijo Olivia, poniendo una mano sobre su corazón dramáticamente—. Creo que me iré ahora. 

Hizo ademán de alejarse, pero John la agarró de la muñeca—. No. Ven aquí. 

Olivia se rió cuando John la tomó por la cintura y comenzó a hacerle cosquillas—. ¡John, detente! 

—Solo si prometas no dejarme —respondió John. 

—¡Bien! —gritó Olivia, riendo a carcajadas—. ¡No te dejaré, John Shelby! 

John dejó de hacerle cosquillas—. Bien.

Olivia le sonrió, acercándose—. Ya que la tienda está cerrada por un rato más, ¿qué tal si te muestro cuánto te amo? 

—Me gusta cómo funciona tu mente —dijo John, mientras se acercaba a las ventanas de su oficina y bajaba las persianas. Luego cerró la puerta—. ¿Qué tienes en mente? 

Olivia sonrió—. Puedo pensar en algunas cosas.

WILD EYES | John ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora