❀ Just Love Me // One Shots // Genya Shinazugawa ❀

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(AU Moderna)
Genya Fem

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La peli__ se levantó con energía, se sentía especialmente feliz sin razón alguna y eso que solía despertar con gran flojera.

Hizo su rutina habitual para ir a la academia y cuando llegó saludó a sus compañeros. Según se enteró ese día iban a transferir a la hermana menor de uno de los maestros. El maestro de historia llegó para anunciar su llegada y todos guardamos silencio esperando a su futura compañera.

Una chica alta y pelinegra atravesó la puerta del salón. Lo que llamaba la atención era la cicatriz que tenía en el rostro, era muy notoria, sin embargo seguía siendo bella.

—Hola. -Saludó tímidamente con la mano. —S-Soy Shinazugawa Genya...

—Siéntete bienvenida, ya puedes ir a tu lugar.

La pelinegra asintió y fue a tomar asiento en un lugar vacío.

El resto de la clase siguió con normalidad hasta el receso, aunque una chica en particular estaba metida en sus pensamientos.

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La peli__ se estaba planteando la idea de hablar con la chica nueva, no quería ser intensa y ella se veía solo un poquito intimidante, pero se puso en su lugar y se dio cuenta que no le gustaría ser rechazada por su aspecto.

Respiró profundo y caminó con nervios a la mesa donde se encontraba la pelinegra. Al llegar dejó su bandeja sobre la mesa y la contraria la observó con curiosidad.

—Hola ¿Puedo sentarme aquí? -Sonrió levemente para parecer segura.

—¿Ah? Supongo que sí.

La chica se sentó en frente de la pelinegra y le ofreció una manzana, ella la aceptó algo indecisa y le agradeció el gesto.

—Me llamo ___, es un gusto conocerte. No sé si lo notaste, pero estamos en el mismo salón.

—Amm, sí lo noté. -La miró fijamente con algo de frialdad. —¿Necesitas algo?

—No, sólo me gustaría que nos llevaramos bien, después de todo nos veremos por un buen tiempo. -Comenzaba a ponerse un poco nerviosa.

—Oh, ya veo. Lo siento, es que es algo raro que hables conmigo. -Se disculpó con un leve sonrojo en sus mejillas.

—No te preocupes, lo entiendo perfectamente. -Sonrió. —Seamos amigas.

Le extendió su mano y esperó una respuesta de la contraria.

—E-Eh... Bueno ¿Está bien? -Estrechó la mano de la contraria e intentó sonreír.

—Puedo enseñarte la Academia después del almuerzo, si te parece bien.

—Te lo agradecería mucho, me cuesta mucho orientarme y casi llego tarde al salón hoy. -La pelinegra soltó un suspiro y una risita.

—Haha, me pasó lo mismo cuando era nueva en la academia, aunque tristemente yo sí llegué tarde.

Ambas chicas siguieron conversando en lo que terminaban de comer, luego ambas fueron a dar un recorrido por la academia para que la pelinegra no tuviera problemas en cuanto a la orientación y al final de la jornada escolar caminaron juntas hasta la parada del autobús.