Capitulo 40

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Amelie

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Amelie

Cruzo las puertas que dividen el salón de música con el extenso pasillo, encuentro a Kyrios sentado en su silla de oro macizo con la vista puesta en el ventana que conduce al jardín trasero del palacio.

Me acerco hasta él quien fija su vista después en mi.

—Debemos hablar —le digo.

—¿Ha sucedido algo malo? —pregunta.

—Léelo por tu cuenta —entrego aquellos papeles en sus manos.

Él los recibe y comienza a leerlos uno a uno.

—¿Qué es todo esto? —pregunta furioso.

—Es lo que pretendía hacer tu hermana, alguien del palacio la ha estado ayudando, desea quedarse con tu puesto y ha iniciado todo esto con el fin de que las personas del reino se revelen ante ti, lo he descubierto por mi propia cuenta con un informante.

—¿Tu enviaste a un informante para descubrir esto? ¿Porque no me lo dijiste?

—Las cosas entre los dos han cambiado Kyrios. Mi palabra para la corte no tiene ningún valor, tu no me permites tomar mi puesto como reina y no pienso quedarme de brazos cruzados, menos protegerme detrás de ti.

—Amelie pudo ser peligroso, ¿pensabas por tu misma cuenta atrapar a ese traidor? Dime, ¿en realidad buscabas eso?

—Si.

Él se levanta de la silla y me toma de los hombros.

—¿Estas acaso loca? ¿Cómo puedes arriesgarte de esa forma?

—¡Basta de tratarme como si fuese la misma mujer inocente que llego a tu palacio, soy la reina, tu esposa!, y haría lo que fuera porque nadie te traicionará, ¿que no lo ves? Todos están conspirando para que nos alejemos.

Él permanece en silencio.

—He encontrado a Melibea con un grupo de mujeres, ha mencionado que se tratan de cortesanas para tu diversión. Solo quiero saber si su majestad ha enviado a buscarlas.

Abre los ojos incrédulo.

—¿De qué hablas?

—Entiendo que ahora las cosas entre los dos no vayan bien y también que es posible que después del nacimiento de Darius ya no me desees y no sé cómo se rigen las normas de la corona pero solo quiero saber que mi esposo jamás me traicionaría

Los ojos se me han llenado de lágrimas con aquella confesión.

—No quiero volver a escucharte decir aquello —replica y después me toma de la quijada—. No importa si traen cinco, diez o las mujeres que sean, las rechazaría a todas ellas, porque la única mujer que deseo en mi vida es a ti.

Ambos compartimos un abrazo, Kyrios me pega hasta su pecho y me acaricia los cabellos con las yemas de sus dedos.

—Te extrañé demasiado mi reina —susurra.

Melodías para el ReyWhere stories live. Discover now