Amelie
Me quedo esperando a que el rey Kyrios regrese. He terminado aceptando a regañadientes su ayuda porque no quiero escucharlo de quejarse de nuevo como le desobedezco.
- Es ella.
Kyrios aparece de la nada junto a otro hombre mayor que deduzco es el médico.
- Tu debes ser la señorita Granger - sonríe el hombre -. ¿Puedes mostrarme tu herida? -pregunta.
- Ya le he dicho a su majestad que es algo muy pequeño y de poca importancia -respondo.
- Amelie - gruñe Kyrios manteniendo su vista fija en la mía-. Has lo que te pide el médico.
Bufo.
- Es aquí - muestro mi herida. El médico observa mi piel y me pide luego ir a una de las habitaciones para ser mejor atendida.
Soy conducida a una alcoba cerca del salón de música, el médico examina minuciosamente mi quemadura y hace algunas preguntas, después de eso recomienda que use un ungüento especial por algunos días.
Algo que podría ser curado a la perfección con hierbas pero el rey es un caprichoso que no acepta un No por respuesta.
Y contra la corriente de un río no se puede nadar en contrario.
- He terminado mi trabajo su majestad - articula el médico una vez sale de la alcoba y me deja sentada sobre la cama.
- Muchas gracias doctor -responde Kyrios-. Los guardias le darán su pago.
El hombre asiente y nos deja solos. Me levanto de la cama con la intención de ir hasta la puerta pero Kyrios me detiene.
- Quédate ahí -me ordena.
Cierra la puerta a sus espaldas y se acerca hasta donde me encuentro.
- Tu necedad no te va a llevar a ningún lugar -replica-. Has lo que te ha dicho el médico y no vuelvas a ser torpe en tus labores.
- Lo siento su majestad, parece que ha hecho una muy mala inversión conmigo.
Él dibuja una sonrisa en su rostro. Es la primera vez que lo veo sonreír, y no niego el hecho que se ve demasiado atractivo.
¿Pero que mierdas pienso?
- Soy un buen inversionista señorita Granger, no dude de eso.
- ¿Ya puedo irme? La señora Clarice debe estar necesitandome.
- Tomate el día de hoy.
¿Que acaba de decir? No puedo creer que tal cosa salga de él y tampoco voy a dejar que marque diferencias entre los demás empleados y yo.
- Puedo continuar perfectamente mis labores majestad -me levanto de la cama con determinación.
- Y yo he dicho que te tomes el día -alega.
Ruedo los ojos.
- Su majestad no quiero que existan preferencias conmigo, cumpliré con mi trabajo. No debería preocuparse por una simple criada que le sirve.
Él me mira incrédulo.
- Siempre estás a la defensiva -lo dice furioso-. No sé ni porque tengo consideraciones contigo. Tienes razón no debería de preocuparme por lo que le suceda a una sucia criada que apesta a cerdo y gallinas.
Yo si entiendo las razones por las que se comporta así.
La única razón por la que se preocupa es porque no puede dejar que su pianista enferme y lo complazca con música cuando le venga en gana.
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Melodías para el Rey
Teen FictionEl rey Kyrios de Gratea es conocido en todo el reino no solo por su fuerte temperamento también por su forma cruel de gobernar, todos le temen y nadie se atreve a ir en contra de sus leyes, pues quien lo haga lo pagará muy caro. Amelie, es la hija...