12.- Pintura

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Code: Lyoko y sus personajes son propiedad de MoonScoop y France3.

Personaje: Jim Morales, Suzanne Hertz.

Pintura

El olor a pintura flotaba en el ambiente a pesar de tener todas las ventanas abiertas. Mordisqueó sin mucho interés una barrita de cereales y suspiró. Aquello parecía que no se iba a acabar nunca, pero había prometido hacerlo y una promesa era una promesa.

Se moría por ver su cara cuando se diera cuenta de que había quedado perfecto, porque confiaba en él, pero sabía que tenía sus ciertas reservas.

—Esto está asqueroso —farfulló dándole otro mordisco a la barrita de cereales—. Preferiría comer césped.

Nunca le había hecho mucho caso a los comentarios sobre su físico, pero Yolande había conseguido que el mensaje de «rellenito» calase en algún lugar y echase raíces hasta empujarle a hacer dieta. Odiaba las dietas. Odiaba aquella estúpida barrita de cereales que sabía a polvo y ceniza.

Jim sabía que, tras retirarse del cuerpo especial, del que prefería no hablar, se había abandonado un poco, aunque seguía estando en forma. No le molestaban los cuchicheos y las bromas, sin embargo, ahora que tenía una oportunidad con Suzanne... Era ridículo, pero los complejos, al parecer, estaban ganándole la batalla.

La puerta se abrió con un chirrido.

—Jim, has avanzado mucho.

—¡Suzanne! Ya lo ves, puedes confiarme cualquier tarea.

La profesora de ciencias volvió a cerrar la puerta, llevaba un vaso de cartón entre las manos que le ofreció sin dudarlo.

—Está quedando muy bien, no esperaba que quedase así.

—Puede que no lo parezca, pero tengo cierto talento.

—Es café con leche y cuatro cucharadas de azúcar —murmuró al verle analizar el contenido.

Contuvo el impulso de devolvérselo y decirle que estaba a dieta. Suzanne se había molestado en llevarle un café tal y como le gustaba, muy dulce. No quería ser un desagradecido.

—¿Pasa algo? ¿Me he equivocado?

—¡No, no! Gracias.

Suzanne se acercó a los botes de pintura, tomó una de las brochas y se dispuso a ayudarle. Había montado aquel armatoste entre los dos, aunque era Jim quien había puesto la fuerza bruta y ella la que le daba instrucciones más o menos precisas. Lo justo era que le ayudase con la pintura.

—Espero que a los niños les guste.

El profesor sonrió, Suzanne siempre se preocupaba por sus alumnos, siempre les preparaba actividades especiales. Era el tipo de profesora que le habría gustado tener cuando estudiaba, alguien que le motivase a aprender cosas nuevas. La profesora que todos los alumnos se merecían, aunque fuese de lo más estricta.

—Sigue la veta de la madera —musitó esperando no sonar antipático.

—De acuerdo.

Jim abandonó el café en un rincón, sin darle un solo sorbo. Demasiado azúcar para alguien que quería perder peso, los complejos que no había tenido hasta entonces asediándole.

—Intenta dar pasadas largas, extendiendo bien la pintura, poniendo atención a los nudos de la madera.

—Jim, ¿qué te pasa?

—Nada, ¿por qué?

—No has probado el café, llevas días sin comer croissants para desayunar, no comes a penas nada y te estabas comiendo una barrita de cereales.

El profesor movió la brocha en el aire nervioso, con la idea de decirle que se lo había imaginado pasando por su cabeza. Suspiró.

—Estoy haciendo un poco de dieta, nada más.

—¿Por qué?

—Bueno... —Se dio dos palmaditas en la barriga manchándose la camiseta de pintura—. Igual lo necesito un poco.

—Jim, tú estás bien tal y como estás.

—Venga ya, Suzanne. Vas a hacer que me sonroje.

—Déjate de dietas si no tienes un problema de salud.

Jim se concentró en la pintura, con las mejillas sonrojadas. Ojalá aquellas palabras tuvieran algún mensaje firme detrás.

Fin

Notas de la autora:
¡Hola! Una de Jim y Suzanne para hoy. Aprovecho para recordar que estar delgado no es sinónimo de estar sano; también que la gente tiene espejos en casa y no necesita que les digas si están gordos o flacos.
Espero que os haya gustado.


Lyoko LandWhere stories live. Discover now