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Dejar a JunMyeon solo en la acera y volver al restaurante había sido muy difícil, una de las cosas más duras que había tenido que hacer en su vida.

Pero no podía quedarse allí con JunMyeon. No podía soportar ver cómo sus ojos color avellana se teñían de pánico cuando él mencionaba la posibilidad de un futuro común.

Hacía años que SeHun no pensaba en la posibilidad de tener una vida distinta a la que vivía entonces. Conocer a JunMyeon le había abierto la puerta a esa posibilidad. Y ahora no podía estar cerca de JunMyeon sin pensar en su futuro. Así que entró de nuevo en el restaurante. El ambiente estaba muy cargado, apenas podía respirar. Buscó a Lucas con la mirada y lo localizó enseguida. Estaba con el hijo de Bobby que había podido jugar algunos minutos aquella noche y estaba intentando protagonizar una victoria que correspondía al conjunto del equipo.

SeHun decidió dejar que Lucas se divirtiera y se dirigió a la barra. Pero, de camino hacia ella, alguien le ofreció una cerveza.

La aceptó agradecido. Pensó que sería buena idea beber unas cuantas de ésas. Quizás eso hiciera que el dolor que sentía en el pecho comenzara a desaparecer.

El alcalde del pueblo apareció a su lado, parecía más satisfecho que nunca.

—Ven aquí, SeHun. Quiero presentarte a algunas personas. ¿Conoces a Dongwon? —le dijo mientras miraba al hombre de pelo canoso que estaba a su lado.

SeHun le dio la mano al hombre.

—Señor Daegwon, encantado de conocerlo. —saludo SeHun—. Cualquier persona que haya vivido en Changwoon durante un tiempo ha oído hablar de su familia en más de una ocasión.

La verdad era que ese hombre era el propietario de la mitad del pueblo y de muchas de las tierras que lo rodeaban. Lo saludó automáticamente, era algo que recordaba del pasado, cuando tenía que tratar a diario con sus importantes clientes. Era una vida a la que nunca quería volver.

Y esa revelación se la debía a JunMyeon.

Pero JunMyeon no podía ni enfrentarse a la idea de tener un futuro en el que él estuviera presente.

—Buen partido el de esta noche. —le dijo el hombre—. Veo que tu hijo se ha recuperado del incidente que tuvo en una de mis minas. Me habría pasado personalmente para ver cómo se encontraba, pero he estado muy ocupado con mis negocios. Aunque creo que mi mujer, Ailee, se pasó a visitarlo en el hospital. Ella me dijo que estaba mejor.

—Así es. Y... —comenzó SeHun.

Un ruido de cristales rotos lo paró en seco. Miró hacia donde estaba Lucas y vio que él estaba en medio del desbarajuste, tal y como se había imaginado. El niño miraba a todos con cara de no haber roto un plato.

—Como puede ver, está en plena forma. —les dijo SeHun señalando a su hijo.

—¡Estos niños! —comentó Daegwon—. El alcalde me ha hablado muy bien de usted, pero yo prefiero sacar mis propias conclusiones. Espero, eso sí, ver su nombre en las papeletas durante las próximas elecciones de la concejalía. Es bueno cambiar de vez en cuando y ver nuevas caras en el Ayuntamiento. Bueno, le dejo. Hasta pronto. — concluyó mientras saludaba con la mano a alguien más.

SeHun fue por su hijo. Una de las camareras estaba a su lado barriendo los cristales rotos. Lo tomó en brazos y lo levantó en un solo movimiento.

—Quiero hablar con JunMyeon. —dijo el niño.

—No va a poder ser. Se ha ido a casa.

—¡Papá!

—Puedes llamarlo mañana. —le dijo—. A lo mejor tú no necesitas dormir, pero yo estoy cansado y me quiero ir a la cama.

Un amor atrapado en el invierno-SEHOWhere stories live. Discover now