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JunMyeon se durmió sin darse cuenta. No se despertó hasta que amaneció.

Se dio la vuelta y vio a SeHun, con la cabeza apoyada en la mano.

—Hola —le dijo JunMyeon.

—Estaba observándote mientras dormías. —confesó SeHun

—Espero que no estuviera babeando. —bromeo JunMyeon.

—Tú no, pero yo sí. —dijo SeHun riendo—. Babeaba al verte.

Y JunMyeon no pudo evitar sonreír.

SeHun le tocó la mano y JunMyeon notó un calor subiéndole por el brazo. Era muy relajante pero también estimulante. No podía moverse, pero tampoco quería. Sus caricias se hicieron más leves.

Poco a poco su cuerpo fue despertando bajo sus manos, volviendo a la vida, explorando los sentidos.

—SeHun...

—Calla conejito.

Le acarició cada dedo de la mano, sin prisas y con sumo cuidado. Era una sensación increíble. JunMyeon se giró para estar frente a SeHun y deslizó una de sus piernas hasta colocarla sobre las caderas de SeHun.

—Creo que no deberíamos haber hecho esto. —susurró JunMyeon.

—¿Ya te arrepientes? — preguntó SeHun mientras colocaba la palma de su mano contra la de él.

—No. —confirmo JunMyeon pues no se arrepentía en absoluto de estar con él.

SeHun le soltó la mano para poder seguir acariciándolo. Le rozó con suavidad la muñeca. JunMyeon tragó saliva. Continuó hasta la parte interior del codo y volvió de nuevo a la muñeca. Tenía el pulso acelerado.

—Tu piel es muy suave. —susurro SeHun con una voz tan sensual como sus caricias—. Aquí. —añadió tocándole el brazo.

JunMyeon no pudo seguir respirando.

—Aquí. —continuo SeHun, acariciando su cuello y sus clavículas—. Y aquí. —Colocó su mano sobre el pecho de JunMyeon, que se llenó al momento, y trazó un camino con sus dedos, desde allí hasta su ombligo.

Sus abdominales se flexionaron bajo el contacto y soltó el aire que había estado conteniendo. SeHun siguió hasta su cintura y la asió con fuerza para acercarla más a él.

JunMyeon gimió, estremecido de placer y deseo, y colocó su frente sobre el hombro de SeHun y comenzó a acariciarle el torso.

SeHun le colocó la mano en la nuca para levantar su cabeza y sus labios se encontraron de inmediato, fundidos en un tierno beso que trasladó a sus sienes, a sus orejas y a su cuello.

—Podría acostumbrarme a esto. —susurró JunMyeon suspirando feliz.

SeHun lo hizo girar para que descansara sobre su espalda de nuevo y se distrajo jugando con su pelo y enredando en él sus dedos. Cuando por fin abrió los ojos, JunMyeon vio que lo estaba observando con intensidad. —¿Qué pasa? ¿Es que ahora sí que estoy babeando?

—No. —dijo SeHun sacudiendo la cabeza—. Estaba pensando que yo sí que podría acostumbrarme a esto. Y no sólo a tenerte en mi cama sino a tenerte en mi vida.

Se le entrecortó la respiración a JunMyeon al oír sus palabras. Apoyó las palmas en el colchón y se incorporó hasta descansar la espalda sobre el cabecero de madera.

—SeHun...

—No, espera, conejito déjame que te diga esto, necesito hacerlo. —dijo tomándolo de la mano—. Nunca pensé que fuera a ser capaz de decirle esto a otra persona JunMyeon. Pero tú...

Un amor atrapado en el invierno-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora