5

162 25 0
                                    

JunMyeon pisó las tablas con cuidado e ignoró el enfado de SeHun. Miró abajo, podía ver la luz verde de las barras, brillando en la oscuridad. Decidió bajar porque no podía soportar oír al niño llorar ni un minuto más. Se convenció de que ésa era la única razón.

—Voy a bajar, lucas. —le gritó JunMyeon al niño.

Sabía que cuando llegara Leeteuk y viera que había actuado sin esperar refuerzos lo más seguro era que perdiese el puesto que tanto trabajo le había costado conseguir.

Comenzó a descender, cuanto más bajaba más obvio era que SeHun no habría conseguido pasar por el estrecho túnel.

—¿Lucas? —lo llamó mientras se quitaba el abrigo—. Me llamo Kim JunMyeon. ¿Cómo estás?

—Congelado. —respondió el niño entre hipidos.

—Ya me imagino. —le dijo JunMyeon—. Acabo de tirar mi abrigo, póntelo si lo puedes agarrar. ¿Te hiciste daño al caer?

—No sé. —confesó el niño algo más tranquilo—. ¡Eh! ¡Tu abrigo! ¡Oh, no! ¡Se me ha escapado! Lo siento. —añadió dolido.

—No pasa nada. Sólo es un abrigo. —dijo JunMyeon mientras bajaba un poco más con mucho cuidado—. ¿Te diste en la cabeza cuando caíste?

—Creo que sí, me duele mucho. —confeso el niño—. ¿Dónde está mi papá?

—Te está esperando arriba. —le aseguró JunMyeon.

El niño hablaba con dificultad. JunMyeon se preguntó si estaría conmocionado o si sufriría hipotermia. Fuera lo que fuera necesitaba mantenerlo despierto y hablando.

—Lucas, ¿dónde estás? —cuestiono JunMyeon—. ¿Estás en una cornisa o algo así?

—Encima de unas maderas. Tengo astillas en mi cu... —se calló unos minutos—. ¡En mi trasero!

—¿Qué estabas haciendo por esta zona? —pregunto JunMyeon.

—Papá va a tenerme castigado todo el año.

—A lo mejor. —dijo JunMyeon intentando parecer animado—. Mis padres me castigaron una vez durante seis meses.

Por fin consiguió pasar al lado de una roca que le obstruía la bajada. Una cascada de tierra cayó sobre su cabeza. Cuando pudo miró hacia arriba. SeHun estaba observando todo desde allí.

—¿No han llegado aún los bomberos? —le pregunto a SeHun.

—No. —aseguro SeHun.

Y seguramente Leeteuk tampoco, de otro modo, estaría sermoneándolo.

—¿Por qué te castigaron? —pregunto el niño con curiosidad.

—Me fui a escalar al cañón sin su permiso y me rompí un brazo. Y nadie sabía dónde estaba. —conto JunMyeon—. Cuando me encontraron se pusieron muy contentos, pero luego me castigaron.

Lucas no contestó. JunMyeon se asustó pensando que a lo mejor se había quedado inconsciente.

—¿Lucas? ¿Sigues ahí?

—Sí. —contesto el niño en voz baja.

El agujero se ensanchó de nuevo y JunMyeon sacó la linterna del bolsillo. Ya había bajado unos diez metros. Miró a su alrededor y después hacia abajo. Lucas estaba unos cinco metros más abajo. Descendió como pudo hasta donde estaba.

—¡Hola! ¿Crees que puedes sujetar mi linterna? —oferto JunMyeon

—Sí creo que sí.

—Toma, alumbra para abajo, ¿vale? —le pidió JunMyeon—. Da miedo estar aquí, ¿verdad?

Un amor atrapado en el invierno-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora