UN POSIBLE AMOR © [EN PROCESO] (libro 1 Fisk)

38. Mark, vámonos

             

C A P I T U L O  3 8

—¡Pasame las palomitas!

— Andreina se ha comido casi todas. —Comentó Risher.

—Es cierto. —le ayudó Gisele.

Mark me pasó las palomitas dejando que Risher y Giselle quedarán insatisfechos ante su acción. Me reí al igual que mi chico de ojos verdes y me arrime al hombro de Giselle.

—¿Cómo es que comes tanto? —preguntó Giselle, haciendo una trenza en la punta de mi cabello.

Risher suspiró —Se comió todas las palomitas que hice.

Mark lo miró —También comiste, no te quejes chivolo.

— Tenía mucha hambre —dije en mi defensa.

—Pero si acabamos de almorzar.—se quejó Gisele.

— No estaba satisfecha, y por si piensan cocinar algo más, estoy lista, aún tengo espacio en mi estómago —dije en broma, aunque creo que no fue broma.

Mark se rió —¿Que película veremos ahora? ya se acabó titanic.—dijo.

— Abrazarnos—opinó Risher.

— Estas loco—habló Giselle, se levantó del sillón en el que estaba y de un golpe sonó la espalda de Risher.

— Que enojona —sonó Risher, abrazando a Giselle con fuerza.

— Oh, le enviaré esta foto a Patty, así ella sabrá que te estás divirtiendo. —le expliqué sacando el móvil, quería ver que tanto le importaba Patty.

— No tía hermosa, te lo ruego. —Él se alejó de Giselle. —Mark dile que no lo haga. —rogó y todos nos echamos a reír menos Giselle por que claramente ella no sabe quien es Patty.

—¿Patty?, no me digas que alguien se ha enamorado de este estúpido o al revés, quizá el estúpido se enamoró.—añadió la chica.

Mark de cruzó de brazos, el sabía quien es Patty.— Risher, explica —le chantajeó Mark.

Risher vaciló un poco rascando su nuca —¿Por qué hacen esto?—confesó.

Entonces se oyó un coro único — Porque sí.

Risher levantó ambas manos al aire —Lo acepto, Patty me está empezando a gustar.

—Se me hace que te va a rechazar.—le desánimo Gisele y de inmediato Risher habló.

—No todo el mundo es como tú.—confesó.

Un silencio intenso, nos recorrió, nadie habló, nadie se miró, todos estaban mirando a otro lugar que no fuera a Risher o a Giselle.

—¿Y si vemos la barbie? —pregunté rompiendo el silencio.

Risher y Mark se empezaron a reír.

— Genial, veamos escuela de princesa —me apoyó Giselle, por supuesto que entendí que ella también quiso acabar con este incómodo ambiente siguiéndome a lo que decía.