CAPITULO 2

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POCHE tomaba su segunda taza de café de la mañana; después de desayunar acompañada de su amante y, tras despedirla, ahora contemplaba el tráfico matutino de la PAULA José Abascal desde su apartamento. La amplia ventana le permitía disfrutar de una buena vista de la PAULA donde quedaba su edificio. A esa hora ya el tráfico estaba bastante congestionado, a pesar de que la zona era una de las más tranquilas de Madrid. Con verdadero placer disfrutó del café, mientras repasaba mentalmente su corta agenda del día. Tenía que pasar por Matíska, la revista para la que trabajaba en la sección de sociales. ​Matíska era una revista de farándula española e internacional posicionada dentro del mercado como una de las más influyentes de España, alcanzando ventas que superaban el millón de ejemplares al mes. POCHE estaba a cargo de la sección «Personalidades influyentes», en la que se reseñaba a las personas del medio social, artístico, gastronómico o cultural, que destacara como tendencia durante la edición mensual de la revista. Su columna era una de las más populares, por lo que muchas personalidades o managers andaban detrás de ella para lograr una entrevista y aparecer en su sección. El nombre de MARIA JOSE GARZON no solo era reconocido en Madrid, también en casi todo el territorio español; en especial en el medio periodístico. A veces la decisión de a quién reseñar en la columna era enteramente de la periodista, mientras que otras tantas, era exigencia expresa de la jefa de edición, PAULA . ​Y esta vez la editora en persona la había llamado a su oficina y le dio el nombre de DANIELA. La revista quería una entrevista con la escritora. El propósito era tener la exclusiva de mostrar su rostro y sus primeras palabras a cualquier medio de comunicación. Y para poder disponer de tiempo para dedicarse a investigar sobre la escurridiza escritora, tenía que pulir las próximas reseñas. Por fortuna, era tan apasionada por su trabajo que ya había adelantado varias; solo necesitaba darle una última ojeada para entregar la reseña del próximo mes a la editora. ​Cerca de cuarenta minutos después, los pasos de POCHE resonaron por los pasillos del edificio de Matíska. Y las palabras de PAULA sentenciaron el fin del tema. POCHE salió de la oficina de la editora queriendo dar un portazo, pero no era su estilo, así que se conformó con mentalmente desearle un «que te den» a su jefa. Mientras se dirigía de vuelta a su oficina, sacó su móvil del bolsillo interno de la chaqueta, buscó el número de PAULA y le marcó. Su vieja amiga contestó al tercer repique. ​
PAULA📞: POCHE, qué gusto. ​
POCHE📞: Pau, tenemos que hablar de nuevo de DANIELA —le dijo—. Tengo que encontrarla

POCHE: No. Es solo que el asunto me resulta tan extraño que, pues, en algún momento se me ocurrió que no quiere salir del anonimato porque es hombre. Puede ser que publicó con un seudónimo de mujer y ahora no sabe cómo dar la cara. Después de todo, al menos un 99% de sus lectores son mujeres.
​PAULA lo pensó un poco. ​
PAULA: De acuerdo. No importa cuál sea la situación, DANIELA está marcando tendencia desde su primera publicación, así que debemos tener la primicia. Haz lo que sea necesario para dar con él... o con ella —se corrigió de inmediato. ​
POCHE: PAULA... ​
PAULA: POCHE, te repito, no importa lo que tengas que hacer, pero encuentra a DANIELA. ​
La periodista alzó una vez más las cejas. ​
POCHE: PAULA, esa escritora es COLOMBIANA. Es muy... muy probable —recalcó— que esté en su país, a pesar de la situación. De ser así, no hay manera de que pueda convencerla y mucho menos encontrarla. ​Esta vez PAULA se recostó por completo de la elegante silla ejecutiva que ocupaba y que, según la apreciación de POCHE, iba con su personalidad. ​
PAULA: POCHE, hace muchos años que estás con nosotros... ​
POCHE: ¡No! —la interrumpió levantándose—. No me vengas con las amenazas que sueles hacerles a todos, PAULA. He dado mucho por esta revista. No soy cualquier aprendiz que puedas chantajear con tu imagen y tu título de jefa. Mi lugar aquí me lo he ganado a pulso y mi columna es una de las más leídas, así que no me amenaces. ​
Los ojos de PAULA se entornaron y enfrentaron los de POCHE que la desafiaba no solo manteniéndole la mirada, también con palabras. El ambiente se llenó de tensión; la respiración de la periodista estaba agitada por la rabia que corría en ese instante por sus venas. Tras unos segundos eternos, la editora no pronunció palabra alguna, pero la miraba con advertencia. ​

PAULA: Te repito —rompió el silencio con un tono severo—, hace muchos años que estás con nosotros y sabes qué es trascendente para la revista y qué no. En este caso, lograr la exclusiva con DANIELA está en la cima de lo que es importante para Matíska, así que si tienes que ir a COLOMBIA para conseguir esa entrevista, será mejor que vayas haciendo tu equipaje....

POCHE colgó el teléfono. No necesitaba ser adivina para saber que se trataba de DANIELA. Hacía cinco días ya que la editora le habló de la escritora y seguramente quería saber qué había logrado al respecto. Y no le iba a gustar la respuesta. ​POCHE guardó los cambios que le hizo al documento y se levantó dispuesta a reunirse con su jefa, de igual manera todos sabían que no debían hacerla esperar demasiado. La secretaria de la editora le sonrió cuando llegó a la oficina y la anunció de inmediato. ​PAULA estaba sentada tras su imponente escritorio con una un par de fotografías ampliadas en cada mano; las estudiaba a conciencia. ​
PAULA: POCHE, por favor, siéntate —le pidió sin mirarla. ​
POCHE: Gracias. ​
PAULA: Hoy necesito buenas noticias —le dijo PAULA sin apartar su atención de las imágenes. ​POCHE se mantuvo serena, ya estaba acostumbrada al carácter de la editora. ​
POCHE: Pues vas a escuchar una buena y una mala. ​
Finalmente PAULA levantó levemente la cabeza para mirarla. ​
PAULA: La buena en primer lugar. ​La periodista sonrió. ​
POCHE: Tengo una vieja amiga en la editorial que publica a DANIELA. ​
PAULA apenas asintió. ​
PAULA: ¿Y la mala es...? ​
POCHE frunció los labios y alzó las delineadas cejas. ​
POCHE: Que ni ellos saben quién es DANIELA. ​
Ahora fueron las cejas de PAULA las que se alzaron. ​
PAULA: ¿De qué hablas? ​
POCHE: Pues que ellos no saben quién es la escritora. La comunicación que mantienen siempre es a través de correos electrónicos. ​
PAULA: Tienen que estar jodiéndote, POCHE. ​POCHE: No es así. Como te dije, mi contacto es una vieja amiga. No me mentiría con algo así. ​
PAULA: ¿Qué piensas hacer?
Finalmente PAULA apartó las fotografías y se enderezó en la silla para mirarla de frente; unió las manos sobre el escritorio. ​POCHE frunció el entrecejo. ​
POCHE: Pues creo que no tengo mucho que hacer, PAULA. Quiero decir, DANIELA se mantiene en el anonimato, no está dispuesta, si es que es mujer —aclaró—, de hacer presentaciones de sus libros, a pesar de que puede incrementar no solo su popularidad, también sus ganancias. ​
PAULA: ¿Tu amiga te dijo que es un hombre? ​
POCHE sonrió. ​

En ese momento el lugar era un hervidero, el mes terminaba y estaban en los preparativos del siguiente número de la revista. Los diseñadores gráficos discutían sobre los colores y tamaños de las fotografías de las secciones, mientras los redactores se apresuraban a hacer impresiones y corregir en pequeños grupos en los cubículos correspondientes. Sara fue directo a su oficina; al pasar junto al pequeño escritorio de su secretaria, le dedicó una cordial sonrisa antes de saludarla. ​
POCHE: Buenos días, KIM. ​
KIM: Buenos días, POCHE. Tengo correspondencia para ti —le anunció al tiempo que abría una gaveta del escritorio y sacaba un pequeño fajo de sobres. ​
POCHE: ¡Wow! Algunos como que olvidaron que existe el correo electrónico —bromeó. ​KIM rio. ​
KIM: Seguramente son fans. ​
POCHE miró el pequeño fajo. ​
POCHE: Seguramente —le concedió guiñándole un ojo y, finalmente, entró a su oficina. ​El lugar no era muy grande, pero tenía espacio suficiente para contar con un escritorio más grande que el de KIM, tres sillas y un par de archivadores. Sobre el escritorio, por supuesto, había una moderna computadora y un teléfono. POCHE guardó su pequeña cartera en una de las gavetas del escritorio y se preparó para trabajar en la revisión de su siguiente reseña. ​Pero POCHE no solo estaba atada profesionalmente a Matíska. La periodista también tenía una sección semanal en el programa de farándula de mayor rating del segundo canal de televisión más importante de España, por lo que después de la revista, tenía que ir al canal para grabar su sección de la semana. Antes de la grabación se reuniría con su asistente y el productor del programa para ultimar también los detalles. ​POCHE estaba concentrada en la reseña cuando el teléfono sobre el escritorio sonó. Ella levantó la cabeza para mirar a KIM a través de la pared de cristal de su oficina. La secretaria torció la boca. POCHE supo de inmediato que se trataba de PAULA. Finalmente levantó el teléfono. ​
POCHE📞: ¿Sí? ​
KIM📞: PAULA quiere verte —le anunció la secretaria. ​
POCHE📞: De acuerdo. ​

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