CAPITULO 1

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POCHE sentía su corazón latir a medida que las palabras de la última hoja del libro que tenía entre sus manos se terminaban; en algunas líneas, incluso, contuvo la respiración sin darse cuenta. La mujer que yacía a su lado en la cama se removió, pero ella apenas fue consciente de ello. Sus ojos negros leían la descripción de las últimas escenas, de vez en cuando suspiró sonoramente también. Amaba leer y ese libro, que leía recostada de la cabecera de su cama, le demostraba porqué la lectura es una de las aficiones más apasionante y placentera que una persona puede disfrutar. Pasó la página y su corazón se agitó con nerviosismo, sería un final feliz, como el que tanto se disfruta cuando un libro atrapa, pero para POCHE la forma en que la escritora la envolvía en las escenas, haciéndola incluso vivir lo que las protagonistas, era única. Poco a poco su boca se curvó con una sonrisa. Sí, ella podía sentir en ese momento la felicidad de las protagonistas. Su corazón palpitó por el amor de esas mujeres que serían felices para siempre en la historia. De nuevo la mujer a su lado se removió, pero POCHE solo tenía ojos para ese final que se acercaba.
XXXXX: Creo que ni yo te hice suspirar como ese libro —le dijo la mujer que había compartido la noche con ella. POCHE no la escuchó, ella lo supo porque su amante continuaba sonriendo absorta y sus ojos estaban ligeramente humedecidos. Ella sonrió y se movió hasta ponerse boca arriba, luego buscó su teléfono en la mesa de noche donde sabía que lo había dejado cuando le quitaba la ropa la noche anterior. Último párrafo. Las protagonistas de la historia unieron sus labios en un beso tierno que sellaba una promesa de amor eterno y, finalmente, POCHE leyó esa palabra de tres letras que trae consigo suspiros, sonrisas, a veces lágrimas e, incluso, decepción o enojo, cuando quien escribe acaba la historia. En este caso, POCHE sonrió sintiendo varias emociones a flor de piel. En el instante en que cerró el libro, su teléfono sonó. El sonido le indicó que acababa de recibir un mensaje de WhatsApp. Dejando el libro sobre los muslos, tanteó el teléfono sobre la mesa de noche.

XXXXX: ¿De verdad no vas a soltar ese libro? —le preguntó su amante desde la puerta del baño. POCHE no tenía idea de cuánto tiempo pasó, pero ya la mujer se había bañado y ahora se secaba la larga cabellera con una diminuta toalla, mientras dejaba su perfecto cuerpo desnudo a la vista. Ella sonrió y, finalmente, hizo el libro a un lado.
POCHE: No, solo pensaba un poco en el trabajo.
La mujer le sonrió sin creerle del todo. POCHE apartó la sábana que cubría su desnudez y se sentó en la cama; sintió el cosquilleo en los pies cuando rozó la alfombra.
XXXXX: Pensé que ibas a acompañarme, siempre te bañas conmigo.
POCHE sonrió ligeramente esta vez. La mujer que la acompañaba esa mañana era su amante ocasional. La había conocido cinco años atrás y, de vez en cuando, se encontraban para saciar esas ganas que una despertaba en la otra. A ella le gustaba su sonrisa, tenía una ternura mezclada con la vivacidad de quien se somete a los placeres que da la piel, pero nunca al amor. En eso ambas estaban claras y tal vez por esa razón la extraña relación que las unía había durado tanto. La relación que fuera, a POCHE le servía; esa mujer le atraía lo necesario para entregarle su cuerpo, pero no lo suficiente como para hacerle sentir que su corazón estaba en peligro. El amor no era una palabra que estuviera en sus planes, ya lo había conocido una vez y su corazón terminó hecho polvo, así que lo último que pensaba era en mujeres. A sus veintinueve años, todo en su vida era su trabajo. Su trabajo era algo que le apasionaba y la hacía feliz en igual medida. Y una mujer cuando es feliz y ama lo que hace, no necesita de nada más. Bueno, un poco de sexo de vez en cuando y para eso estaba esa mujer de ojos verdes que la miraba desde la puerta del baño. POCHE se levantó y se acercó a ella sin apartar los ojos de los suyos. Se acercó tanto que sus senos se rozaron. Entonces ella le quitó la toalla que tenía en la mano y la dejó caer a sus pies

Pero que liderara las listas de ventas no era lo que llamaba la atención de todos, sino el anonimato en que permanecía la autora a pesar de su avasallante éxito. Hasta la fecha, ni siquiera la editorial que publicaba sus libros, conocía a la autora. Eso ya POCHE lo había averiguado gracias a la amistad que tenía con PAULA Sánchez, la directora de la editorial. Tras las primeras indagaciones que hizo con su amiga, aparte de conocer la nacionalidad COLOMBIANA de la autora, se encontró con un hermetismo absoluto, pero no por parte de la editorial, que también hizo varios intentos de explotar el éxito de la autora haciendo presentaciones, sino de ella, de la escritora. Todo lo que intentó la editorial había sido fallido y eso dejó a POCHE sin nada en las manos. Fue entonces que decidió comprar sus libros para descubrir a qué se debía tanto revuelo y el problema fue que se perdió en historias llenas de giros inesperados, protagonistas que se salían de lo común, escenas eróticas llenas de ternura y pasión en igual medida y, por supuesto, finales que dejaban suspirando y anhelando vivir ese tipo de amor. Se encontró con historias que dejan el corazón henchido de ganas de amar. Y ahí estaba, con el segundo libro entre sus manos, suspirando y con las ganas de conocer a la mujer que era capaz de causar tanto furor entre las lectoras y en ella misma. Una vez más leyó el nombre, DANIELA . No solo las historias y la narrativa de la escritora capturaron su atención, sino ese anonimato en que permanecía. Ya había perdido la cuenta de las personas que conocía, gracias al medio en que se desenvolvía, que buscaban la oportunidad de que una editorial publicara sus libros y convertirse en un escritor famoso, poder hacer presentaciones de libros por lo alto y todo lo que conlleva ser un autor de bestseller. Sin embargo, DANIELA prefería permanecer en el anonimato. PAULA incluso le aseguró que ni siquiera había visto una fotografía de la autora. Todo ese misterio fue calando en su vena de periodista y ya la curiosidad corría por su sangre como una especie de veneno al que debía encontrarle el antídoto.

Tras revisar el mensaje, giró la cabeza para mirar a la mujer a su lado; era ella la que le había escrito a modo de broma para llamar su atención. POCHE se encontró con una enigmática sonrisa y unos ojos azules que la miraban con diversión. Ella le sonrió con un poco de vergüenza.
POCHE: Lo siento, cuando leo es como si me fuera de este mundo —se disculpó—. ¿Qué me dijiste?
XXXXX: Me di cuenta que no estabas en la cama, créeme.
POCHE soltó una leve carcajada, mientras dejaba su teléfono de nuevo sobre la mesa de noche. Miró el libro y volvió a suspirar.
POCHE: Si leyeras esto, me entenderías. ¡Dios! Esta escritora sí que sabe hacerte sentir.
XXXXX : Y así es como te ofenden en la cama —masculló la mujer con un tono divertido al tiempo que se levantaba. POCHE volvió a reír.
POCHE: Hablo de sentir a través de las palabras. Anoche me hiciste sentir muy bien.
XXXXX: Periodista tenías que ser. Siempre sabes qué decir.
POCHE: No es que sepa qué decir, es que así fue —le dijo y le guiñó un ojo. La mujer le sonrió negando con la cabeza cuando entraba al baño. POCHE también sonrió, entonces miró al libro en su regazo y volvió a suspirar. Vaya libro, pensó. Sintiéndose todavía emocionada por la historia, acarició la cubierta. Le gustaba la imagen de la portada, le resultaba en extremo sensual las dos bocas unidas en un beso; los labios de las mujeres brillaban con el mismo tono de labial. El título del libro estaba en la parte superior con letras grandes con un borde iluminado que contrastaba perfectamente con el fondo rojo. POCHE deslizó los dedos por la portada y acarició, sin percatarse realmente, el nombre de la autora. DANIELA . POCHE se había interesado por los libros de la autora cuando su jefa de edición de la revista para la que trabajaba, le encargó hacer un artículo sobre la autora que lideraba las listas de ventas de la temática LGBT, tanto en las plataformas digitales como en las librerías. Hasta ese momento la autora había publicado dos libros y, desde el lanzamiento del primero, irrumpió en las listas de los más vendidos, no solo de España y Estados Unidos, también en países latinoamericanos. ...

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