Cap. 4

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Era viernes por la noche, aún no era tan tarde, pues todavía no era hora de la cena, los últimos días se había sentido terrible, incluso Hermione se lo había dicho, pero Harry solo le dijo que seguramente era el estrés del torneo. Pero él sabía que, aunque sí, estaba estresado, no solamente era por eso, la tos era cada vez más recurrente. Incluso en algunas clases lo habían mandado a el ala de hospital porque su tos era insoportable, aunque Madame Pomfrey no había encontrado nada, únicamente podía darle pociones.

Y esa era la razón de su malestar, la sensación que tenía en el pecho era una horrible sensación, pues sentía una presión y sentía como algo lo lastimaba por dentro, en algunas ocasiones hacía que el aire le faltara.

Estaba tan sumido en sus pensamientos, solamente fue sacado de ellos cuando alguien llamó a la puerta de la habitación diciéndole que la profesora Mcgonagall le mandaba a llamar.

Harry bajó a la sala común dónde la profesora lo estaba esperando, ella nada más le indicó que lo siguiera, la profesora lo llevó a su oficina donde sus padres lo estaban esperando, la mujer los dejó solos para que pudieran hablar.

Harry se lanzó a los brazos de sus padres en cuanto la puerta de la oficina se cerró, ellos lo aceptaron gustosos, los tres estuvieron en un reconfortante abrazo, que Harry realmente necesitaba, durante unos minutos más. Se dio cuenta de que había algo de comida, seguramente sería una charla larga. Cenaron en un silencio tranquilo, hasta que Lily decidió romperlo.

    —Cariño ¿Cómo has estado?

    —Bien, nada más un poco cansado.

    —¿Un poco? —preguntó James alzando una ceja—, luces terrible, ¿Has dormido bien?

     —Pues, he estado bien, solamente que la tos ha empeorado un poco —Ante lo dicho, ambos adultos pusieron en sus rostros una mueca de preocupación—, por cierto, hablando de la tos ¿Has encontrado algo, papá?

      —Si sobre eso, sí, he encontrado algo, vamos a sentarnos para estar cómodos —propuso, mientras señalaba un sofá que se encontraba en la oficina.

    —¿Y bien?

    —Bueno, decidí que sería mejor idea comenzar por la biblioteca familiar, por lo que fui a la mansión. Una vez estuve en la biblioteca junto con tu madre, comenzamos con las investigaciones, revisamos cientos de libros y yo trataba de recordar alguno que haya mencionado mamá. No fue hasta ayer que encontré un libro con el título "Maldiciones familiares y cómo lidiar con ellas", así que comencé a leer ese libro, fue una larga noche, por cierto, ve mis ojeras.

    —¡James! Se serio, por favor

    —Bien, bien, lo siento. En ese libro había una cuantas maldiciones que habían caído sobre la familia, algunas de esas no las había escuchado y otras que habían sido retiradas. Hasta que llegue a una que cumplía con los síntomas que tú tienes "Hanahaki", cuando la leí para mí no tenía sentido, pero luego creo que entendí.

»El Hanahaki, es una enfermedad, que se da por un amor unilateral, es decir, por un amor no correspondido. La enfermedad consiste en que cuando la persona a la que amas, muy profundamente y con el corazón, no le corresponde o por lo menos eso es lo que esa persona piensa y simplemente no considera tener oportunidad con él.

»El Hanahaki comienza con un dolor en el pecho causando molestia a quien lo percibe, posteriormente conforme la enfermedad avanza, el enfermero irá escupiendo pétalos de rosa, el color varía según el sentimiento de la persona. Los pétalos son, porque una rosa va creciendo en los pulmones, la cantidad de pétalos irá aumentando conforme la esperanza se va perdiendo. Por lo que se sabe, la persona está en su etapa final, cuando escupe una flor completa y el enfermo morirá cuando la rosa haya sentado raíces y las espinas sean grandes, por cierto, las raíces también darán molestias.

Deadly Roses ●๋ [Drarry] ●๋Where stories live. Discover now