fate en el tiempo

Capitulo 55: Destino en el tiempo Arco 2: Parte 11

Desde el momento en que abrió los ojos y se dio cuenta de las circunstancias que lo rodeaban, sintió más que comprender que se encontraba en una situación muy delicada, si no muy complicada. Estaba acostado en una cama de paja o heno, pero realmente no podía decirlo debido al revestimiento de la cama, no como si importara de todos modos. Simplemente estaba haciendo observaciones ociosas para ganar tiempo y llegar a una respuesta real a la cantidad de atención que se estaba dirigiendo hacia él.

Efret era el que tenía menos reservas y saltó directamente sobre su pecho, inclinando la cabeza a modo de saludo, con una especie de remordimiento en sus ojos por su fracaso pasado. De la misma manera que lo había hecho en la ubicación de Ashton Manor, lo miró llamándolo en su mente.

—Joven señor —entonó gravemente Efret, con la espalda encorvada por el pesar—. "Fallé ". Parecía que todavía tenía problemas para hablar con fluidez en la lengua humana. " Yo, no te salvé antes " .

Por lo reservado que estaba actuando Efret, estaba claro cuánto se culpaba a sí mismo, pero Shirou no sintió desprecio. En cambio, su expresión lo transmitía todo. No había culpado a Efret por nada ni una sola vez. Había hecho todo lo posible, y eso fue suficiente.

No era necesario decir palabras para que Efret sintiera los pensamientos de Shirou a través de la conexión que compartían como Maestro y Familiar. Posteriormente, no tenía la cara para quedarse por más tiempo. Quería entrenar más para volverse aún más fuerte para que el pasado no volviera a ocurrir, y eso significaba no más holgazanear.

Verificando una vez más que Shirou estaba bien, Efret desplegó sus alas y salió volando por la única ventana abierta de la habitación, dejando a Shirou solo para manejar el mayor problema en su vida actual.

La enemistad que podía ver entre Mordred y Arturia.

Los dos se habían precipitado hacia él desde el momento en que lo vieron moverse y resultó que estaban parados uno al lado del otro. Ninguno de los dos parecía darse cuenta todavía, ya que estaban completamente concentrados en él, pero solo sería cuestión de tiempo hasta que lo hicieran. A juzgar por lo mal que había reaccionado Arturia cuando gritó el nombre de Mordred antes, no tuvo que pensar para entender que sus pensamientos actuales sobre Mordred tenían que ser todo menos agradables.

Arturia era mayor ahora, más alta de lo que recordaba y más refinada en su apariencia. Su cabello había crecido bastante largo, pero de alguna manera lo logró atándolo en un moño sobre su cabeza. Sin embargo, su cabello todavía era demasiado largo y muchos mechones de color trigo caían entre sus ojos y enmarcaban los lados de su rostro. En su flequillo había un pequeño adorno en forma de cruz de color dorado que se dio cuenta de que provenía de uno de los regalos que una vez había forjado para ella en la herrería de Bristol. El hecho de que ahora lo estuviera usando revelaba abiertamente cuánto lo había extrañado. En su juventud, todo lo que él siempre había conseguido o hecho para ella durante su cumpleaños o en ocasiones especiales siempre se guardaba. Arturia tenía la tendencia de usarlos solo cuando estaba sola y sonriendo tontamente frente a un espejo donde nadie más podía verla. No fue hasta que Kay la encontró por accidente que se enteró del hábito más bien juvenil de Arturia. Eso, y ella podía ser bastante despiadada cuando estaba nerviosa dado lo mucho que Kay se quejaba de sus moretones.

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Le tomó un momento digerir su apariencia facial, ya que era diferente de la apariencia de Saber en la que estaba pensando, pero eso no significaba que tampoco le gustara. Mientras fuera Arturia, probablemente le gustaría cualquier cosa. Sin embargo, más concretamente, se hizo evidente para él que ella ya había perdido o roto a Caliburn en su ausencia. Sin ella, había comenzado a envejecer y se había hecho visiblemente más vieja.