Dansuri Macabre • 〚 ᴮᵉˡᵃᵈᵒⁿⁿᵃ 〛

Capítulo XXIV: ❝Schimbare de hârtie❞

La palabra que mejor describía el estado de Bela en esos momentos era anonadada.

Toda la semana se quedó pensando en lo sucedido. En ese pequeño hecho que dejó en claro algo que en un principio, creyó que podría ser una simple fantasía producto de su imaginación. La solitaria ventrílocua jamás se atrevería a tal cosa. Sería ella, la hija mayor de la Condesa Dimitrescu, quien diese el primer paso. Quien guardaría coraje para demostrar la profundidad de sus sentimientos de una forma que dejaría en claro sus intenciones. Algo más que una hermosa amistad.

Ya no servía de nada negar lo que sentía y pensaba. Nunca fue de utilidad, de hecho, pero ahora más que nunca tenía claridad en sus ideas y había organizado sus pensamientos. Separó con mucho esfuerzo el deseo del afecto, para tratar de juzgarse a sí misma. Para tratar de ver qué sentía y así saber qué hacer con ello después.

No podía negar que sentía deseo. Todos suelen sentirlo cuando hay atracción hacia alguien. A veces solo es deseo, y otras veces también hay afecto, aunque claro, el afecto se cultiva con mucho más esfuerzo y dedicación. El deseo simplemente nace de la atracción.

Bueno, Bela tenía en claro que sentía ambos. Sí, ambos. Y no es que tuviese algo de malo. Podría fingir totalmente que eso no estaba allí para no arruinar su perfecta amistad con Lady Beneviento. El problema surgía de otra cosa.

Bela estaba convencida de que una amistad ya no era suficiente. Tenía un sentimiento muy fuerte que en un principio nació como algo mucho menos intenso, pero que con el tiempo y los cuidados requeridos, creció demasiado.

Culpó a las bromas y comentarios tontos de sus hermanas todo este tiempo. Seguramente la confundían y el hecho de quedarse con esa curiosidad picando solo hacía más grande las cosas de lo que en sí ya eran. Simples exageraciones. Fantasías, quizás. Pero nada más.

Y luego, al poner todas las experiencias vividas en relación a Donna sobre una balanza, y los sentimientos que provocaron en uno de los dos platillos, se dio cuenta de que, en efecto, el tiempo pasa rápido y si uno no se escucha a sí mismo durante ese tiempo; dejando que las emociones fluyan y los sentimientos crezcan, al final, será inevitable el resultado. Lo que cultivaste habrá crecido y será muy difícil arrancarlo a la fuerza. O te conformas con su existencia y lo sigues cuidando, o sufres con cada intento frustrado donde eso que creció está tan aferrado a ti, que será casi imposible desterrarlo sin herirte demasiado.

En este caso, no era un sentimiento malo el que creció. Bela quería creer que no lo era, porque, ¿quién llamaría de tal forma a algo como el amor?

Pasó más tiempo del que quiso debatiéndolo, hasta concluir que no era malo. Hay amor de muchos tipos, colores y formas. Si amas de verdad a alguien evitas hacer ciertas cosas, como todo sentimiento que implica un compromiso detrás. Y Bela estaba comprometida con la verdad. Se guardó las cosas por mucho tiempo creyendo que si las ignoraba desaparecerían. Hasta Daniela se rió de esa idea cuando Bela se lo comentó, argumentando que, según los libros románticos que leyó, ignorar un sentimiento es el peor recurso para evitar que crezca. Sí, Bela se sintió una idiota al lado de los razonamientos y argumentos de su hermana menor, pero tenía razón y eso no lo negaba.

En su mente, claro. En voz alta no diría nada.

Digamos que, tuvo pensado hacer una elaborada confesión de amor semanas después de aceptar y reconocer sus sentimientos. En principio quiso hacerlo con una semana de espera, pero fue postergándolo hasta el cansancio. Cada momento que parecía ser perfecto para confesarse, era estropeado por algo.

Su propio temor a hacerlo y no tener marcha atrás, en la mayoría de casos.

Ironía quizás. Esperó y pensó esperar mucho más de lo debido, y hasta la ventrílocua paciente y reservada tuvo coraje de hacer lo que ella jamás hizo. Un golpe a su orgullo de cazadora temida seguramente, pero al menos la duda salió de su cabeza. Tenía todo el derecho de avanzar una vez la otra parte dio el primer paso.