Capítulo XIV: ❝Conversație❞

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El carruaje finalmente las había escoltado hasta las puertas del castillo. Todo el viaje había sido cargado de silencios incómodos, entre charla y charla. Daniela parecía más animada y menos melancólica, y hasta sus interacciones con Cassandra, tenían menos veneno. Desde la perspectiva de Bela, ahora que estaban reconciliadas sus hermanas, volverían a la acción tirando veneno en las cenas, siempre en su contra.

Ya esperaba ver a Daniela contándole todo a Cassandra, para causarle celos de no haber estado, y hasta dándole detalles provenientes de su sola imaginación. Alcina no había apartado la mirada de Bela todo el viaje, aunque sí miraba a Daniela de vez en cuando, y le sonreía; feliz de volver a ver a su pequeña traviesa.

La charla se había resumido en: «¿Qué tal estás?; ¿cómo te trataron?; ¿te sientes mejor?; ¿cómo te comportaste?; no rompiste la vajilla, ¿verdad?» entre más preguntas.

Finalmente, Alcina incitaba a sus hijas a dejar de saludar a todas las criadas, y desfilar como si hubiesen venido de la guerra, para que de una vez se adentraran a su cálido hogar.

─Nicoletta─ la mujer de gran tamaño llamó la atención de su choffer ─Buen trabajo, guarda el carruaje. Lo quiero listo en dos días, no quiero que nuevamente pierda tiempo con mis hijas, por no tener bien planeado el sendero a lo de Beneviento─.

─A las órdenes, Lady Dimitrescu─.

─Descansa─.

La cena nuevamente estaba preparada; comidas especialmente hechas por las sirvientas, decoraban la mesa, con el solo motivo de hacer sentir cómodas a las tres jóvenes y a su madre, y con algo que les inspirase elegancia y sofisticación.

Aún así, Bela y Daniela ya habían probado el calor de un verdadero y humilde hogar, como para sentirse nuevamente cómodas, con la sofisticación y lo refinado de todo lo que inspiraba por defecto su hogar; su Casa.

No, ya nada era lo mismo. Extrañaban el hogar Beneviento, y Alcina junto a Cassandra, parecieron notarlo. Maldecían en sus mentes a las trampas bien armadas de Donna y su muñeca. Por ellas podrían perder a Bela y Daniela.

─¿Se sienten mejor de salud? Permítanme dudar, pero quisiera saber en boca de ustedes, qué fue lo que les pasó─ comenzó Alcina, viendo como Cassandra dirigía una atenta mirada a Daniela, quien sentía nervios en la cena, al igual que Bela, que aparentaba poder tener el control de todo.

─Luego de despedirnos de Raluca, quien no podía entrar a los terrenos por ser mortal, y debía darle un refugio a los caballos si no quería morir, nos adentramos a los terrenos. La nieve caía con lentitud, pero se acumulaba con facilidad. Ni bien llegamos al porche de la puerta, ambas caímos─.

─¡¿Cómo?!─ Cassandra frunció el ceño; incrédula.

─Por favor, niñas, no defiendan a Raluca. Ella ya está pagando el precio─.

─¿Qué le has hecho?, madre─ interrogó Daniela con suavidad; temía hacer enojar a su progenitora reviviendo los malos recuerdos en ella.

─Oh, bueno. Está ocupada pensando en su existencia dentro de una jaula; contando los días para convertirse en vino, y en un cómodo tapiz para la habitación de mamá─ explicó Cassandra, una vez tuvo el permiso de hablar en nombre de su madre.

─Por eso está Nicoletta en su lugar, ¿no?─ interrogó Daniela, recibiendo un asentimiento de parte de su progenitora ─Oh, bueno, no es que Nicole no me agrade, pero Raluca sí que era una temeraria─.

─Una vez un lycan intentó rasgarle la capa para matarla, y ni bien lo intentó ella apuñaló el torso de la bestia con su daga─ recordó Bela; nostálgica del pasado, y las salidas entretenidas que en años seguramente no volverían a tener.

Dansuri Macabre • 〚 ᴮᵉˡᵃᵈᵒⁿⁿᵃ 〛Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt