Capítulo 19: Tú y yo

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''Te amo, y no pretendo que lo entiendas,

deseo que lo sientas.''

—Ulises Sánchez



Su beso fue suave e implacable, pero rebosante de un hambre ardiente que se consumía silenciosamente bajo su superficie controlada. Estaba caliente en su lengua y su boca lo quemaba, mientras movía sus labios frenéticamente contra los suyos.

Un calor se extendió por todo su cuerpo como la pólvora, y cuando ella gimió, él cedió a sus propios deseos.

Sintiéndola tan cerca así, sus pechos suaves, pero firmes contra su torso masculino, el latido de su corazón resonando y retumbando, amenazando salvajemente con chocar con el de él para que pudieran convertirse en uno, lo hizo apretar su agarre alrededor de Athanasia.

Él mordió ligeramente su labio y ella jadeó, haciéndolo sonreír con ego masculino. Sus manos delicadas estaban ahora alrededor de su cuello, con sus uñas raspando suavemente su nuca, enviando sutiles escalofríos a su columna vertebral.

Incluso con esta pequeña acción, se sintió emocionado y se preguntó vagamente cómo se sentiría si lo tocara en otras partes.

Su palma se deslizó desde su espalda descubierta hasta la curva redonda de su cadera, donde sus dedos apretaron la carne cubierta con fuerza. Cuando ella dejó escapar un suave gemido, él hundió su lengua dentro de su boca, exigiendo y saboreando.

Arrastrándose alrededor del costado de su cuello, el dorso de sus dedos se hundió en su cabello, haciendo presión en su cabeza para que sus bocas estuvieran todavía más juntas. Athanasia suspiró con satisfacción, incapaz de formar siquiera un pensamiento apropiado al sentir el toque embriagador en su cuero cabelludo.

Sin perder el contacto entre sus labios, Lucas movió su mano y lentamente, sacó uno de los alfileres que sujetaban sus rizos.

Uno a uno, los elegantes broches y adornos que sostenían el intricado peinado, cayeron en el suelo de la silenciosa habitación, hasta deshacerlo por completo.

Cuando los dedos del mago retiraron la elaborada corona de miositis roja y la arrojaron a algún lugar junto a ellos, los largos mechones de color rubio platino fluyeron en cascada alrededor de su rostro y hombros.

Apartó sus labios de los suyos, finalmente, rompiendo su beso. Sus iris carmesíes brillaron intensamente cuando se conectaron con los de ella, un azul deslumbrante y enjoyado.

Athanasia lo observó por debajo de sus pestañas, con su boca todavía abierta, su aliento escapando en diminutos jadeos y sus ojos grandes y amplios destellando en un profundo deseo.

Calentando su cuerpo con una intensidad febril, el corazón de Lucas tartamudeó frente a la visión radiante de su rostro teñido de excitación.

Inclinándose una vez más sobre su diminuta figura, su boca cayó con resolución en su enrojecido pómulo. Con un gemido silencioso, Athanasia inclinó la cabeza tentativamente, dándole paso a sus labios mientras marcaban un camino lento hacia su mandíbula.

Presionando su lengua en su piel, Lucas tiró con insistencia de su cabello, acercándola mientras sus labios se arrastraban sobre su carne. Ella jadeó y se movió contra él con deleite, sus nervios chisporroteaban al sentir los besos lentos que él imprimió a lo largo de su mejilla.

El hambre y la insistencia aumentaban con cada roce y caricia que dejaba.

Un suspiro entrecortado salió de sus pulmones cuando la habitación de repente comenzó a sentirse mucho más cálida de lo que había sido momentos antes. Su cuerpo estaba absolutamente hormigueante.

¿Por qué la princesa le daba solo carne de comer al mago ancestral?Where stories live. Discover now