𝑴𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒄𝒂𝒆𝒎𝒐𝒔

Începe de la început
                                    

Chuuya estaba ahogándose y en un torpe intento por respirar comenzó a jadear. Él no tenía consciencia, solo instinto de supervivencia.

Pero ahora que lo recuerdo, hubo momentos en los que tuvimos una buena comunicación— nunca admitió con franqueza que le tenía cierto aprecio a Chuuya—. Lo siento, no es nada personal. Jane se enojará conmigo, pero me perdonará y será más fácil si desapareces, adios.

Suspiró esperando lo peor, le llegaron recuerdos muy vívidos de sus misiones juntas. Siempre peleaban y un día en el que se quejaba con la azabache mientras comían hubo una conversación que podría repetir a la perfección hasta su muerte.

No se odian, solo no se agradan” dijo la de ojos verdes mientras limpiaba la cara del castaño “Ninguno se odia con el corazón”.

Que asco tener que usar el corazón para odiar a la babosa, pero es eso” respondió ignorando el calor de su palma “Si, es odio y deja de contradecirme”.

“Sé lo que es el odio, y no es arriesgar tu vida por alguien” delineó la nariz del suicida “Tú te odias, y no es nada similar a lo que sientes por Nakahara, pero si tanto te molesta olvida mis palabras, Osamu”.

—Vamos a la azotea, hoy es el día del juicio final— rodeó el hombro de Sigma, arrastrándolo con él hasta un elevador de emergencias.

Dazai tenía una cosa clara, no quería cargar con la muerte de su ex compañero.

Un rugido sonó como las trompetas de los jinetes que anuncian el apocalipsis. Marcas rojas pintaban el cuerpo del pelinaranja, que pese a ser contenido por las paredes de la prisión logró romperlas haciendo que Fyodor también quedará libre.

Ahora el de ojos violetas no podría controlarlo, porque nadie controla a un dios.

Gogol apareció detrás de Dostoyevski metiéndolo a su capa para sacarlo al exterior, era trampa pero ninguno había planeado liberar a la bestia.

El pequeño elevador se detuvo en la azotea donde ya estaba el ruso inyectando el antídoto, Dazai comenzó a sangrar por la boca buscando equilibrio en el brazo de Sigma. Todo el edificio se tambaleaba hasta que una figura pequeña rompió gran parte del piso donde estaban.

—Ambos morirán— comentó Fyodor al ver como Chuuya formaba la primera bomba de gravitones, apenas tocando el piso arrojó una al edificio continuo.

—Voy a morir envenenado antes de poder tocarlo, que mala suerte, quería golpearlo— murmuró el castaño hasta que Sigma lo ayudó a ponerse derecho.

No, sé que puedes llegar hasta él e inutilizar su poder, estoy seguro— comentó con firmeza.

—Ella no creó una dosis suave…bueno, ambos estamos muy confiados en el otro. Olvidan que ahora soy un detective— apretó su estómago antes de correr en dirección a Chuuya y darle una bofetada desactivando la gravedad.

Si desactivaba la habilidad sobrenatural aún sería afectado por la maldición de Bram. Chuuya apretó su cuello apenas pudo recibir órdenes.

—Justo como lo imagine— el demonio sonrió al ver como Dazai era asfixiado por Chuuya—. Desde un principio pensé que esto fuera así, no me gusta el veneno. Matarte debe ser divertido.

—¡Oye!— Sigma no podía hacer nada, aún así trató de frenar a Chuuya y en respuesta casi caía del edificio por un golpe del vampiro.

A lo lejos un avión no tripulado se estrelló en el pabellón C junto a la oficina central. El ruido no fue capaz de ocultar un motor acercándose.

𝑺𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 [Cʜᴜᴜʏᴀ x OC]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum