𝑺𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 [Cʜᴜᴜʏᴀ x OC]

𝑳𝒂 𝒄𝒂𝒍𝒎𝒂

Advertencias: Alcoholismo

Estos capítulos de Dark Era me hacen llorar un buen, nada más que agregar.

Una mujer puede tomarse ciertas libertades con su marido,
que un hermano no siempre permite.
-Orgullo y prejuicio

~•~

    
—¿Nakahara?—la de ojos verdes detuvo su papeleo.
    
—Oye...— no pudo seguir hablando porque la muchacha rodeo su cuello con los brazos, reposando la cabeza en su hombro.
    
—Te extrañe mucho— suspiraba cerca de su cuello haciendo que el contrario empezará a sudar frío.
    
El muchacho con la cara color carmín agachó la cabeza retrocediendo unos pasos —Nos están mirando.
    
El anciano hizo presencia cargando los papeles que la azabache le dió —El jefe la espera.
    
—Gracias Hirotsu— le dió una palmada en el hombro —Nos vemos después.
    
—Me matará, al menos pude verte otra vez.
    
—¿Qué ocurre?.
    
—Lo desobedecí— cerró los ojos con pesadez —No quiero verlo.
    
—¿Tan mal salió el enfrentamiento con Mimic?.
    
—Si, fué agotador la cantidad de papeles que tuve que revisar por el traidor.
    
—Lo mataría si no le debiera un favor.

—Sobre eso, no hay documentos oficiales— lo envolvió nuevamente, pero siendo más demandante con la cercanía —De verdad me hiciste falta estos días.
    
El varón dejo de protestar para corresponder las caricias —También te extrañe, solo un poco.
    
Soltó una risa mientras acariciar su cabello —Tu presencia me trae calma— se alejo de el tomando sus manos —Ahora estás en casa.

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—Jane— el de ojos violetas habló desde su escritorio —Cometiste insubordinación laboral, supongo que no puedo lastimarte por ayudar a Dazai-kun— cruzó las manos
—Pero debo castigarte.
    
—Lo pensaré mejor en estos días— sonrió para sacar un bisturí —Por el momento solo encárgate de los deberes con Hirotsu.
    
—Entiendo jefe— su voz era apenas audible.
    
—Espero que cumplas tu promesa— al escuchar esas palabras la mas baja tembló unos segundos —No importa lo que pase, quédate aquí a protegerla...
    
Jane se quedó en silencio, esperando la autorización para salir, pero en cambio vió a la figura masculina caminar hasta ella —Ambos cuidarán de esta ciudad— tomó su barbilla con mucha sutileza —Con ustedes la Yokohama estará a salvo, puedes irte Jane.
    
Su jornada pasó con normalidad, los integrantes ignoraban que tan solo hace días un empleado murió, nadie se enteró de las razones tras su deceso pues el egoísmo de Mori jamás llegaría a los oídos de la mafia.
    
Terminó sus propios deberes pues había acordado ir a ver al recién llegado y ayudarlo con los reportes de occidente. Su celular sonó haciendo que saltará.
    
—Mi amada flor de loto, es bueno escuchar tu voz.
    
—¿Estás bien?— se escuchaba algo ebrio.
    
—Claro— se carcajeo fuertemente.
    
Jane pudo escuchar el ruido de las olas golpear con algo, estaba cerca del mar —¿Dónde estás?— en respuesta obtuvo juegos de palabras tontos, para terminar escuchando"muelle".
    
—Iré por ti, no te muevas— colgó para tomar su saco, no se encontró con nadie disponible, así que tomó un auto del estacionamiento. Manejo por lo que ella sintió como horas, hasta que pudo ver una figura alta balancearse en la orilla del muelle. Bajó del auto con el temor de verlo caer.
    
—Osamu— Corrió hasta el, logrando tomar su gabardina para evitar que sigues jugueteando.
    
—Si viniste mi amada flor de loto— arrastró las palabras mientras sonreía.
    
—Vamos a que duermas algo— lo empujó hasta el auto.
    
—Jane, tú fuiste la primera mujer que me mostró la belleza misma— empezó a buscar su cara torpemente.
    
Ignoró su comentario para ponerle el cinturón de seguridad —Te llevaré a casa.
    
El más alto se quedó inmóvil dentro el vehículo, casi nunca bebía así, más bien nunca lo hizo frente a ella —Jane, haré lo correcto.
    
—¿Lo correcto?— no apartó la vista del camino pero si le prestó atención.
    
—Si, ayudar a las personas— comentó somnoliento —El dijo que me haría bien.