𝑺𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 [Cʜᴜᴜʏᴀ x OC]

𝑪𝒂𝒏í𝒃𝒂𝒍

Advertencias: Ninguna (Negritas intencionales)

~•~

~Te odio~

~Nakahara, no quise irme sin avisar~

~Aún así me dejaste, no puedo perdonarte~

~Todo tiene una explicación, solo dame la oportunidad~

~No quiero escuchar más de tus mentiras~

     La azabache se levantó de un brinco, sudando y con la respiración irregular, todo fué un sueño. Se alistó como de costumbre para seguir con su viaje por Inglaterra. No recordaba en que momento se alejo tanto de casa, su misión constaba de investigar a los perros cazadores, estos se movían de un lugar a otro, siempre siendo solicitados por los gobiernos del mundo, pues eran considerados la máxima autoridad militar en Japón.

     Jane guardó una hoja en su su mochila donde estaban el resto de documentos recolectados, comenzó en Japón con el rumor de un quinto integrante. Ahora estaba en Europa buscando el último paradero del grupo. Preparó un té para desayunar, desde hace unos días alquilo un cuarto en un hotel bastante cutre. El dinero se le acabó meses antes, pero al ser la sexta ejecutiva de la mafia sabía cómo cuidar de si misma.

     Meditó sus siguientes movimientos, hace unos meses se enfrentó con uno de los soldados de élite, logró escapar por poco y así terminó retrocediendo, aunque poco a poco juntaba más pistas. El ruido de un teléfono la saco de sus pensamientos, abrió los ojos y se dió una palmada suave para saber que estaba despierta. "Este teléfono sonará solo si es una situación de vida, o muerte"

     Con tintes de miedo en su cara sacó el dispositivo de su mochila —¿Qué ocurre?— tragó en seco al escuchar otra voz.

     —Señorita— era Hirotsu —El demonio atacó la ciudad.

     —¿Dónde está Mori-san?— rápidamente juntó sus cosas para ir al baño.

     —El jefe esta siendo trasladado a la bóveda de la mafia— al igual que ella era un manojo de nervios—. Fué envenenado por una habilidad, al igual que Fukuzawa-dono.

     —Mierda— apretó los dientes mientras abría la ventana del baño—. Regresaré, pero puede que me tarde unos días.

      —La agencia de detectives está peleando, si matan al jefe su líder se salvará— suspiró frustrado—. Hacemos lo posible para protegerlo, pero debemos estar preparados para todo.

     La joven saltó al callejón de enfrente haciendo uso de su habilidad para salir ilesa. Probablemente su vida estaba en peligro. Tocaba la joya en su cuello, trataba de pasar desapercibida entre la multitud—. No morirá.