Draco Malfoy siempre ha sido conocido como un Slytherin ambicioso, pero nunca contó con tener el completo mando sobre el mundo mágico, hasta que Lord Voldemort muere después de destruir a cada miembro de la Órden de Fénix, dejando el mundo mágico en...
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El Profeta.
Más de quince personas muertas a manos del Príncipe Oscuro.
Hace pocos días ha salido un nuevo artículo, hablando sobre el nuevo ministro y algunas de las muertes provocadas por él.
El artículo asegura que Draco Malfoy ha matado a Lord Voldemort, Arabella Rowle, Lucius Malfoy y, que además, tiene a la famosa sangre sucia, Hermione Granger.
El artículo reciente también ha mencionado el regreso de El Elegido, Harry Potter. Asegurando con gran certeza que las personas que Draco Malfoy ha estado llamando "rebeldes" son las mismas personas que antes, en la época de Hogwarts, se hacían llamar El Ejército de Dumbledore.
Los integrantes de aquel grupo de personas son los siguientes:
Harry Potter.
Hermione Granger.
Ron Weasley.
Ginny Weasley.
Fred Weasley. (Muerto)
George Weasley.
Neville Longbottom.
Luna Lovegood.
Dean Thomas.
Seamus Finnigan.
Y entre otros.
El mago oscuro no ha querido dar detalles sobre ello. Sin embargo, ha matado a varios mestizos que trabajaban para él y también ha despedido a otros.
Aunque Londres trata de mantener la calma, es difícil hacerlo.
Emily suspiró y dejó su cuaderno de bocetos sobre su cama. Tenía horas dibujando algunas cosas que se le quedaron grabadas en la mente; la habitación que tenía en la mansión Malfoy, el comedor y como este se llenaba de chicas extremadamente hermosas. Dibujo las horas que pasó con Draco en la cama, lo precioso que eran sus ojos rasgados y su nariz respingada, su piel pálida como una fría mañana de Londres...
Era difícil no pensar en él, pues se había quedado grabado bajo la piel de Emily. El interior de sus muslos aún le dolía por aquella noche de pasión que tuvieron, al igual que su intimidad. Algunos que otros moretones seguían visibles sobre sus muñecas y sus muslos y ni siquiera quería quitarlos; todo lo contrario, quería grabarlos sobre su piel para siempre.
