Draco Malfoy siempre ha sido conocido como un Slytherin ambicioso, pero nunca contó con tener el completo mando sobre el mundo mágico, hasta que Lord Voldemort muere después de destruir a cada miembro de la Órden de Fénix, dejando el mundo mágico en...
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La puerta de su habitación se abrió abruptamente, dejando pasar a un individuo con su traje de mortifago. Llegó hasta Emily y aferró su mano a su muñeca mientras la sacudía de un lado a otro.
— Despierte.— espetó.
— ¿Qué le pasa? — exclamó Emily, somnolienta.
— He dicho que se despierte.
Escuchó un estruendo seguido de un gritó.
— ¿Qué está pasando?
— Necesita salir de su habitación.
No refutó ante ello, pues cada vez se escuchaban más estruendos, gritos y el suelo temblaba bajo sus pies.
Se puso en pie, buscó una bata y salió junto a aquel mortifago.
— ¿Adónde vamos?
— Un refugio.
Volvió a cogerla del brazo, obligándola a caminar.
— ¡Phia! — gritó —. ¿Dónde está Phia?
— ¿Quién es Phia?
— Mi elfina.
El hombre no volvió a responderle. Abrió una puerta que estaba oculta y obligó a Emily adentrarse.
Todo estaba en completa oscuridad y olía a humedad y a tierra.
— Lumos — murmuró el hombre a su espalda y le dio un leve empujón a la espalda —. Es mejor que camine si no quiere morir joven.
Giró la cabeza abruptamente, preguntándose si esa era una amenaza.
Caminaron hasta llegar a una pequeña habitación, donde ya casi mitad de las chicas se encontraban ahí.
Lily se aproximó a ella y la envolvió en un cálido abrazo.
— Estaba temerosa — confesó —. Creí que nadie iría por ti.
— ¿Qué hacemos aquí, Lily?
La chica se encogió de hombros y negó con la cabeza.— No sé.
Ambas chicas se dejaron caer sobre unos asientos, viendo llegar a mas personal a la habitación.
Minutos después, Phia llegó también y al ver a Emily se acercó a ella.
— Srta. Emily — hizo una reverencia —. Phia se pregunta si se encuentra bien.
— Estoy bien, Phia. ¿Y tú?
La elfina dejó salir una risa nerviosa.— Phia está bien.
— Siéntate aquí.— señaló el lugar junto a ella y la elfina obedeció.