Capítulo 14

974 84 37
                                    




Aunque sonrió, le tomó más de un momento recuperarse de la impresión.

María y Esteban también estaban petrificados. Aunque eran adultos y no estaban haciendo nada malo, ni tenían por qué ocultarse, la presencia de Alba los había tomado por sorpresa, perdidos en su propia nube de romanticismo, ambos habían olvidado por un momento el colegio, las responsabilidades y los cargos. María sentía una inquietud especial por la vicerrectora. Sus modos y sus miradas como cuchillos la ponían nerviosa, con su forma de expresarse tan correcta que era difícil interpretar en ella emociones o intenciones fuera de lo normal.

Fue Esteban el que tomó la palabra primero.

-Alba, no te esperaba. ¿Cómo estás?

-Preocupada. Llamé a Benjamín para enterarme de cómo iban las tareas de desarmado y me dijo que te habías retirado temprano muy indispuesto. Pero.. ya veo que te sientes mucho mejor -dijo con ironía.

-Sí, no tuve una buena mañana, pero el día ha mejorado incomparablemente. -Le respondió mirando a María con una sonrisa tímida que ella correspondió. -María y yo salíamos a almorzar -dijo sin dar más explicaciones.

-No los molesto más entonces. -Alba mantenía una sonrisa ensayada. -Me he animado a venir porque he intentado llamar a tu celular y me asusté porque daba apagado. Pero ya puedo quedarme tranquila.

-Te agradezco tu preocupación, como siempre. Olvidé cargar mi celular anoche.. De hecho, espérame un momento María, voy a ponerlo a cargar antes de salir.

Esteban se perdió unos instantes en el interior del departamento dejando a Alba y María solas, divididas por el marco de la puerta, entre otras cosas más.

Las dos mujeres se observaron en un breve silencio, cargando el aire de una espesa electricidad.

-Vaya, supe que eras rápida. Pero bueno, aún así estoy sorprendida.

-No estoy segura de lo que quiera decir Señorita Sánchez-Gijón.

-No eres tonta, me has entendido perfectamente.

-Por supuesto que he comprendido sus palabras, pero no sus razones. No creo haber hecho nada para merecerlas.

-Tan educada y bien hablada. Perfecta para el director del colegio ¿verdad? -Alba hablaba con desdén. -Disfruta mientras puedas querida. La subida es maravillosa... pero mientras más alto se sube.. Más huesos se rompen al caer.

-Alba, entiendo que no te caigo bien, pero a lo mejor si..

-No te gastes conmigo querida. He visto caer a más de una antes de tí. Eres muy bella, más que otras lo reconozco, pero eso no es suficiente para retener a un hombre inteligente como Augusto, él ve mucho más allá de unos ojos bonitos y un par de piernas.

-¿Augusto? -María alzó las cejas.

Alba parpadeó un par de veces confundida mientras María le observaba dudar con recelo.

-Saluda a Esteban de mi parte. Que tengan un almuerzo.. maravilloso.

Apenas la vio desaparecer por el pasillo de la entrada al departamento de Esteban, María soltó un aire que no se había dado cuenta que retenía, y Esteban llegó entonces asomando extrañado por la puerta.

-¿Y Alba?

-Se ha marchado, te ha dejado un saludo.

-¿Todo bien? -Esteban la observaba con curiosidad.

-Sí. -Mintió.

-Perdona que he tardado, he prendido el móvil un segundo para avisar a Carmela que estoy mejor, hoy me he distraído con cosas muy interesantes y me he olvidado del resto del mundo -le dijo mientras volvía a abrazarla. -Alba me ha dejado pensando.

La ProfesoraWhere stories live. Discover now