Capítulo 11: Jaque Mate

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Con una mano en el apoyabrazos del sillón y la otra en la nuca de María, Esteban se abalanzó sobre los labios de la mujer con desesperación. Hubiera querido ser más sutil, más suave, pero ninguno de sus sentimientos eran sutiles en aquel momento tan ansiado. María cerraba los ojos desarmada, ya no tenía fuerzas para resistirse a nada y abría la boca sin reservas para que Esteban se adueñara de ella. El ángulo del beso la dejaba en desventaja y sólo se sostenía gracias a la firme mano del director, que enredaba sus cabellos tirando aún más su cabeza hacia atrás.

    Recorría su boca con la lengua y mordía su labio inferior intentando saborear al máximo el dejo del whisky en los tibios labios de la mujer. María también podía sentir aquel sabor en el aliento del director y su respiración comenzó a acelerarse mientras robaba sorbos de aire de su cálido aliento.

    Esteban dejó de besarla apenas un momento para tomarla de la cintura con firmeza y sentarla en un movimiento sobre el escritorio frente a él. La falda de la profesora subió hasta muy arriba en sus muslos cuando separó sus piernas para ponerse entre ellas buscando hacer un contacto más intenso con su piel, desesperado por hacerle sentir a María la firme erección que le provocaba con su mera existencia. María abrió grandes los ojos al sentir el calor de su entrepierna al rozar con su intimidad y tuvo que tomarse de sus brazos con firmeza para sostenerse.

    Aún medía con los dedos la cintura de María cuando pudo finalmente hablar.

    -He soñado con tenerla así sobre mi escritorio desde que la vi. -Comenzó a besarle el cuello mientras le hablaba. -El aroma de su piel.. me vuelve loco.

    María relajaba la cabeza de costado entremezclada por el alcohol y las sensaciones. Esteban recorrió su cuello con pequeños besos húmedos hasta llegar a su escote.

    -Creí morir cuando la vi con esta camisa. Usted no toma en cuenta mi edad.. casi me da un infarto -le dijo mientras comenzaba a desabrochar uno a uno los pequeños botones para poder pasar uno de sus brazos por su espalda y sentir su piel.

    María rió extasiada y se atrevió a expresar aquello que le había ocultado.

    -Confieso.. Que le he mentido antes.

    Esteban dejó de besarla para mirarla y escuchar atento su confesión.

    -Me vestí así para usted. Pensando en usted. En nadie más. -Afirmó mirándole a los ojos y Esteban supo que era la verdad.

    Le sonrió completamente derretido.

    -María..

    Ella correspondió con la misma sonrisa.

    -Esteban.. -lo llamó por primera vez y al ver la expresión de satisfacción del director por escuchar de sus labios su nombre, fue ella la que tomó su cuello con firmeza y se acercó lentamente a sus labios para continuar descubriendo su intenso sabor.

    -María.. María.. María.. -repitió sobre su boca, alternando con dulces besos, extasiado de placer.

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Carmela ya se disponía a cerrar las puertas del colegio. Ya no había más invitados o alumnos. Dentro de la institución solo quedaban un par de maestros que conversaban en la sala de profesores mientras se preparaban para irse y otros de los empleados que ayudaban a acomodar las sillas y las mesas en el salón. Había visto a Alba retirarse acompañada de un matrimonio amigo y suspiró aliviada, ya no tendría que preocuparse por ella esa noche.

Mientras revisaba los pisos asegurándose que no quedaba nadie, sonreía contenta de saber que algo pasaba entre Esteban y María. Había estado atenta a sus intercambios y reacciones toda la semana y conocía a Esteban como si fuera la palma de su mano. Había estado toda la semana inquieto y con cambios de humor, atento a los movimientos de la nueva profesora como nunca le había visto antes.

La ProfesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora