Capítulo 22

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-¿Que hiciste qué?

-No tiene porqué suceder nada malo.. ya te he dicho, lo único que tienes que hacer es venir conmigo y tu amiga estará bien.

-Estás loca. No confío en ti. 

-No necesitas hacerlo. No eres tonta, no te estoy invitando a tomar el té con masitas.

-Veo que la maldad no arruina el sentido del humor.

-Sólo acompáñame.

-Es una casualidad que Nathalie no me atienda, no tiene nada que ver contigo, no vas a conseguir enredarme.

-Bueno María, si tu puedes vivir con la duda... Entonces que tengas un buen día. -Alba le dedicó una última mirada cargada de intención antes de darse media vuelta para volver al pasillo. Dio apenas tres pasos mientras María se debatía.

-Espera. 

Alba se detuvo y aunque María no podía verla, sonrió satisfecha. 

-Está bien. Te acompañaré.

Salieron al pasillo dejando atrás las oficinas de dirección y secretaría. María dedicó una mirada a la puerta de la oficina de Esteban, no sabía qué sucedía ahí dentro, pero estaba segura que lo mejor sería alejar a Alba de aquella conversación. Además estaba preocupada por su amiga y seguiría su juego, era evidente que aunque fuera un gran riesgo, sería mejor no perder a la vicerrectora de vista, la mujer parecía ser una bomba de tiempo a punto de comenzar a correr.

Mientras avanzaban una al lado de la otra, se cruzaron varios alumnos y profesores por los pasillos, el horario de inicio de clases se acercaba y pronto el colegio estaría a pleno. Nadie osaba acercarse a saludar a Alba, que generaba un halo de distancia con su presencia, pero algunos alumnos observaron a María extrañados, no había asistido a las clases del día anterior y la miraban confundidos.

Después de subir escaleras y doblar en varios pasillos vacíos, María comenzó a ponerse nerviosa.

-¿A dónde vamos? -preguntó.

-He pensado que te gustaría una visita guiada por el colegio. Has estado con nosotros tan poco tiempo que a lo mejor no has llegado a conocer todas nuestras instalaciones. Es una pena que nos dejes tan pronto.

-No tengo ganas de jugar, dime de una vez qué quieres.

-Entra. -Alba se detuvo finalmente y señaló una puerta.

María miró a ambos lados del pasillo, no había nadie allí. Dudó sobre qué hacer, no estaba segura de hasta dónde podría llegar Alba por conseguir su propósito.

-Ya fue suficiente. No voy a entrar a ningún lado. Dime dónde está Nathalie.

-No lo recuerdo. -Alba levantó los hombros.

María se movió rápidamente y la tomó de las solapas de la chaqueta para apoyarla contra la puerta con brusquedad. Alba pestañeó sorprendida y apenas pudo reaccionar. La profesora sacudió a la mujer con rabia mientras ella la tomaba de las manos intentando que la soltara.

-No sabes de lo que soy capaz por defender aquello que amo. Vas a decirme donde esta mi amiga en este momento. -María se defendía de los brazos de Alba, que se sacudía para intentar liberarse intentando arañarla y golpearla.

De pronto, Alba se quedó muy quieta y sonrió. María frunció el ceño, extrañada, aflojando levemente la presión de su agarre.

-Tú tampoco sabes de lo que soy capaz -dijo con una calma pasmosa mientras tanteaba el picaporte de la puerta en la que estaban apoyadas para abrirla y que las dos cayeran fuera de eje dentro de la habitación.

La ProfesoraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz