Capítulo 9: Tablero

736 91 38
                                    


-Madre, no puedes hacerme esto.

-Víctor hijo, no vas a morirte.

-Es que no lo entiendes. No voy a poder.

-Es sólo cuidar un perro cuatro días. Bruno te adora.

-Sí, si, yo también lo quiero mucho -Víctor daba vueltas en su casa protestando con su madre que estaba sentada muy calmada en el sillón -pero tengo que trabajar toda la semana y me paso todo el día fuera de casa, ¿qué se supone que haga con él? Hoy es sábado.

-¿Tienes una cita? -Irene levantó una ceja.

-No.

-Ah.. Cierto que tu novio Esteban tiene la Gala hoy.

-¿Tú también? Ya Carmela me dejó sin orejas el otro día. No estamos todo el día juntos.. Ahora resulta que es un problema tener amigos.

-Hijo, sabes que adoro a Esteban, pero no te vendría mal hacer algunas cosas solo o con otras personas.. Puedes ir con Bruno al parque y conocer gente por ejemplo.

-Claro mamá, me sentiré muy seductor intentando ligar con las mujeres que hacen gimnasia mientras levanto caca de perro y Bruno se lame las partes íntimas.

-Bueno, puedes poner todas las excusas que quieras. No puedo llevar a Bruno a este hotel y es un evento muy importante. Nunca te pido nada.

Víctor se sentó resignado a su lado cediendo y el perro pareció comprender porque se acercó moviendo la cola y comenzó a lamerle la mano.

-Así que sigues hablando mucho con Carmela. -Retomó Irene. -¿Cómo está ella? Hace mucho que no la veo.

-Bien. Tuvimos una conversación extraña antes de ayer. ¿Tú sabías que tuvo un amor muy fuerte de joven que se terminó por alguna razón?

Irene abrió grandes los ojos.

-¿Qué te ha contado?

-No mucho.. Algo de una historia pasada, pero me ha dejado pensando. Tú tampoco has formado otra pareja.. Ni Diana. A lo mejor estamos todos condenados a quedarnos solos, nos corre en la sangre.

-No digas estupideces. Diana, Carmela y yo... somos de otra generación, y estamos solas por diferentes razones.

-Ah sí, ¿y tú por qué?

-Porque quiero. Me gusta vivir libre y sin ataduras. Viajo demasiado y vivo mucho de noche, cantando o ensayando durante horas. No es una vida fácil de compartir. Y además, no he vuelto a enamorarme. Pero bueno, no es fácil tampoco vivir sin amor.

-Amor, amor... estoy harto de esa palabra. -Víctor se puso de pie resoplando molesto. -¡Qué sentimiento ridículo! Pone tontos a los hombres, todas sus prioridades cambian y todo a su alrededor se modifica.. y además incluso cuando parece que es correspondido algo siempre sucede, algo siempre se interpone. El amor es un traidor. ¡Una tragedia! ¡Juro solemnemente no enamorarme nunca! Y cuando me muera, que en mi lápida diga: "Victor Moreno. Muy guapo. Murió solo. Una vez tuvo un amigo y su madre siempre quiso más a su perro."

Irene miraba a su hijo escéptica.

-¿Ya terminaste de quejarte?

-Sí. -Víctor se sentó sonriente como si nada y le dio un beso en la mejilla. -Me he pasado un poco de la raya ¿verdad?

-Igual me ha gustado. Te doy un 8,5. 

—---------

María se miró al espejo satisfecha. Tenía guardado aquel traje que le había hecho su padre para una situación especial, pero ya no quería guardarlo para nadie. Si se lo ponía, sería para ella.

La ProfesoraWhere stories live. Discover now