Dueño de mí

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Ay, amor, fatal amor.
Te adueñaste de mi pensamiento,
de mi alma y de mi cuerpo.
Me dejaste sin más,
vacía, con un hueco.

Y ¿qué será de mí?
Incompleta.
Me faltan piezas
que tú tiraste por ahí.

Te suplico clemencia.
¡Mírame!
Me tienes de rodillas.

Complétame,
aún si es con veneno o con ácido.

Destrúyeme entera o complétame,
pero no me dejes a merced
de una suerte que no tengo
y que sabes que me falta.

Sabes que moriré.
Lo estás esperando,
como el público esperando el acto final tan deseado,
incluso tedioso, pero deseado.
Deseas verme desmoronarme,
y cariño, estoy por hacerlo.

Poemas y otros dolores [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora