En pocas palabras

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Hay unas palabras en particular que nunca pudieron avanzar más allá de mi garganta.

Cada vez que intentaba decirlas, o que siquiera tenía la intención de pronunciarlas, podía sentir cómo aquellas palabras subían por mi garganta hasta la campanilla y volvían de donde habían llegado como un bumerang.

Y allí se quedaban, haciendo eco en mis cuerdas vocales, sin poder hacer vibrar una de ellas.

Es que llevan tanto peso consigo, tanta responsabilidad...

Tirarlas al viento como quien tira una moneda al aire esperando que salga cara cuando podría salir cruz.

El simple hecho de intentar pronunciarlas, hace arder mi garganta y me revuelve el estómago.

Y quisiera escupirlas.

Quisiera vomitarlas.

Sacarlas de una vez por todas de adentro de mí, y dejar que pase lo que sea que tenga que pasar.

Dejar que traiga lo que sea que puedan traer.

Incluso si es dolor.

Incluso si es tragedia.

Incluso si es muerte.

Demasiado peso llevan tan simples palabras.

Si no pesaran tanto, tal vez podrían elevarse hasta las comisuras de mi boca y ser liberadas a su destinatario, pero pesan tanto que sólo se hunden en mi tráquea.

Como si estuvieran atadas a un bloque de concreto.

Pero, ahora que no está el destinatario presente, y que la única que recibirá estas palabras será mi demacrada sombra en una pared, puedo pronunciarlas sin miedo a tomar la responsabilidad de su significado.

En pocas palabras, te amo.

Poemas y otros dolores [√]Where stories live. Discover now