Estoy cansado con esta situación, esto no puede seguir así, sólo han pasado dos días y ya estoy al límite.

—¿El gran Ryuzaki te siguió? El jamás sigue a nadie...

—Dios, Mikami ¿Por qué le sigues llamando gran Ryuzaki? Es un estudiante común y corriente, ¿qué lo hace tan especial?

—Merece el respeto de todos los alumnos de esta institución —siempre tan formal—. Pero no te preocupes por lo que dicen los demás, haz lo que tengas que hacer. Ya sabrás porqué todos le admiramos, tú sólo... —coloqué mi cabeza en su hombro—. ¿Q-qué haces?

—Gracias Mikami, eres un amigo increíble y al parecer el único que me entiende —no sé por qué me cargué en el hombro de Mikami, sólo fue un impulso, aunque no parece habérselo tomado muy bien.

¿Por qué actúa tan nervioso?

—D-de nada... —está temblando, ¿lo habré incomodado?

—¿Qué pasa? —levanté mi cabeza para mirarlo y estaba completamente rojo—. ¿Te sientes bien? -puse la mano en su frente.

—S-sí -se puso de pie con torpeza—. Debo ir a buscar algo a mi casillero.

—Pero el profesor ya va a llegar.

—E-es urgente.

Que actitud tan extraña, salió del salón.

¿Qué lo tiene así? Ah... él cree que soy homosexual, quizás por eso esa reacción.

Maldición, tendré que hablar con él sobre esto.

Decidido a olvidarme un rato del asunto, presté atención a las clases. Mikami llegó al tiempo después y pasó después de una llamada de atención de parte del profesor.

Las clases terminaron rápidamente —o así lo sentí— y el profesor antes de irse me dirige una mirada frente a toda la clase.

—Light, recuerda que hoy tienes castigo. Tienes que quedarte después de clases ordenando el salón —y yo que pensaba irme temprano.

Todos los errores se pagan.

Él día se me pasó rápido —las clases—, los recreos eran eternos... Mikami me estuvo evitando a todas horas y las chicas faltaron a la escuela.

Intente hacerme el ánimo de subir y hablar de esto con Ryuzaki, pero no hubo caso, no quería verlo por muy difícil que fuese el mal entendido.

Todos salieron del salón y me quedé a ordenar, mi día fue lo suficientemente agotador como para demorar con esto.

A veces me pregunto por qué las casualidades se convierten en un posible destino, cosas que calzan tan perfectamente que pareciese que es todo menos coincidencia.

¿A qué me refiero?, cuando la tarde cayó y el cielo se veía anaranjado traspasando suavemente las ventanas, apareció lo que había estado evitando todo el día.

—Hey, Yagami —apareció el fulano por la puerta—, salgamos hoy, tengo algo preparado.

—¿Qué haces aquí? —pregunté sin darme la vuelta y agrupando algunos libros—. Ya deberías irte —coloqué los textos que estaba ordenando en el estante.

—Te estuve esperando, pero jamás llegaste —se sentó en una mesa—, por eso vine a buscarte.

—Estoy ocupado —realmente no tengo ganas de lidiar con él.

—¿Quieres que te ayude? —eso me sorprendió.

—¿El gran Ryuzaki con dedos de oro está ofreciéndome ayuda? —lo miré—. Puedo terminar con esto solo, pero gracias.

Serás Mío (Death Note yaoi) Where stories live. Discover now