Capítulo 24. Brazilian Rhapsody

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¡Buenas! He vuelto, no sé si alguien seguirá pendiente de esta historia.
Mi examen fue bien, pero no servirá de nada si no apruebo el segundo en junio (esto va por "fases", pasé la primera, me quedan dos fases más), así que no puedo relajarme. Intentaré publicar una vez por semana, si es posible dos, y si me veo apurada, tal vez tarde un poco más. Perdonadme.

Sin más, os dejo con un capítulo muy especial. Para reubicarnos, es la historia de Hinata en Brasil. La contará en primera persona y en presente, porque quería darle una voz distinta a un capítulo distinto.
Espero que os guste.

Aunque dije que no habría advertencias, tengo que ponerlas. Es un capítulo duro.
Hay menciones a violencia física, psíquica y sexual, abuso emocional, ansiedad, tristeza, soledad y comportamientos autodestructivo. Poquito drama, vamos.

Prometo que para compensar el siguiente será especial... Pero por otras cosas ;-)

 Pero por otras cosas ;-)

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Soy Hinata Shouyou.
Puede que sea bajito, pero puedo volar.

Tengo muy claro mi camino, la distancia, los sacrificios, he crecido con One Piece, Dragon Ball, Naruto,  todos los héroes recorren un camino. Estoy seguro de mi decisión... Hasta que las puertas del avión se abren y la humedad me empapa los pulmones.

Brasil rompe mis expectativas. Me arroja a la vida adulta de una patada, y de pronto estoy pagando por adelantado dos meses de renta a un tipo llamado Pedro, conociendo la que será mi habitación durante un tiempo. Es pequeña. Las paredes tienen signos de humedad y una grieta gruesa atraviesa el techo. Junto al cabecero de madera alguien escribió con letras negras: abre a cortina do passado. No sé qué significa pero no quiero borrarlo. Si alguien lo puso ahí será importante.

Lo primero que saco de la maleta son las fotos. Yachi imprimió algunas para mí. Son cinco, y coloco la del equipo en el corcho, con la única chincheta que hay. Sin embargo, no es mi favorita. Detrás de la quinta foto, pegada con cinta de corazones, hay otra pequeñita. Yachi la puso ahí. Es una foto secreta. Más bien, el recorte de otra más grande. Es de un partido, de último año. Estamos en un tiempo muerto, con el resto del Karasuno, pero la imagen sólo nos muestra a nosotros. Kageyama tiene una mano en mi cabeza, en mi cabello, me sujeta mientras me habla cerca. Siempre hace eso... Hacía. Yo estoy riéndome, mirándole. Recuerdo el momento. Me insistía en saltar haciendo ba-pam. Yo luchaba por no derretirme bajo su mano, porque no se notase el incendio que me volvía cenizas cada vez que me tocaba. Un resumen de los últimos años.

Esa foto no irá al corcho. La pongo en un cajón de la mesilla. Por la parte de atrás Yachi ha pintado un corazón con una flecha...  Me fascinan las chicas. Ellas saben ver en un segundo lo que nosotros tardamos años en reconocer. Le escribo un mensaje con un montón de emojis, asegurándole que estoy vivo y que nadie ha intentado asesinarme desde el aeropuerto hasta aquí. Yachi contesta al momento. Apunto en un papel la diferencia horaria, para no olvidarme.

Nadie duerme en Tokio |KageHina|Where stories live. Discover now