CAPÍTULO 2

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LA FIESTA

Una mano se posó encima de la mía, la cual sujetaba el vodka, levanté la mirada rápidamente y la ví. Delante de mí estaba la chica del bus, la que me había chocado en un pasillo de la universidad. Bajó la tenue luz, sus ojos azules me miraban divertidos. Su pelo negro estaba hecho un caos, estaba sudada y respiraba agitadamente, bajé la mirada. Llevaba un vestido negro que le resaltaban sus curvas, no sé que obsesión tenía con el negro. Las comisuras de sus labios se elevarón y formaron una perfecta sonrisa.

—¿No crees que quizá somos almas gemelas? — me dijo en tono burlón

—Pues vaya mierda de alma gemela tengo —contesté divertida

Nuestras manos seguían unidas sobre la botella de vodka. Miré la botella y quité mi mano para que ella se pudiese servir. Volví a centrar mi mirada en la barra, estaba un poco incómoda por ese encuentro inesperado. La miré para ver si había terminado. Su perfíl se veía jodidamente perfecto. Su nariz era redonda y tenía una pequeña curva. Sus labios se abrían ligeramente mientras ella se servía. Se giró hacia mí.

—Déjamelo, te lo hecho yo— dijo con una sonrisa en los labios

Acto seguido, tomó mi copa y vació el contenido de la botella en ella

—¡Ya, ya ya!—exclamé viendo que me lo había cargado demasiado

Se río y paró de echar el vodka.

—Toma — me dió la copa

—Gracias — bebí y puse una mueca de asco —. ¡Me has puesto demasiado alcohol!

Desde principios de verano que no probaba ni una sola gota de alcohol. Aunque tampoco estuvo tan mal el cubata que medio me preparó Delilah.
Miré por mi alrededor intentando localizar a mis amigas. Pero por la poca luz que había no las pude localizar.

Empezó a sonar Bad Romance, me miró y me dijo:
–¿Bailas?
—Yo..eh...eh..

No me dejó terminar la frase, me tomó por la mano y nos dirigimos hacia el centro de la casa, que es donde había la mayoría de gente, todos se estaban restregando entre ellos sudando, me dio un poco de asco.

Ella empezó a bailar y yo solo hacía movimientos extraños, porque obviamente, no sabía bailar.
Ella se veía muy bien bailando, lo hacía muy bien, marcaba su propio ritmo y movía las caderas sensualmente

Un chico apareció y la besó, bailaron juntos y yo me quedé mirándolos sin saber muy bien que hacer. Me di cuenta que ese chico era el mismo que salio detras de ella en la parada del bus mofándose de mí. Supuse que era su novio.

Incómoda, dejé de mirar y puse a buscar a mis amigas, y cómo no, Isabella estaba besuqueandose con un chico alto y moreno. Rodé los ojos y fui a buscar a Char o a Aria.

Pero sin duda, no esperé a ver como Aria vomitaba en el fregadero mientras unas chicas le sujetaban el pelo cuidadosamente, fui corriendo y activé el modo mamá:

—¿¡Qué le ha pasado!? ¿¡Qué le habéis dado!? — pregunté alarmada

—Creo que ha bebido demasiado y ya —contestó una de las chicas que le sujetaban el pelo.

Miré a Aria y dejó de vomitar

-¡Aria! ¿En qué demonios pensabas? —dijé enfadada

—L-lo sssiento Nat —dijo arrastrando las palabras

Resoplé y la agarré por debajo de los brazos, fui a buscar a Isabella y después a Charlotte, que estaba a fuera charlando con un chico. Charlotte se enfadó mucho. Ella nunca quiere que Aria salga de fiesta por qué es menor, aunque entre las tres la intentamos convencer siempre, pocas veces Aria termina así de mal, la última vez que se emborrachó demasiado, vomitó en un taxi.

—...Es que te lo digo siempre, siempre, ¡SIEMPRE! ''No te pases Aria'', ''eres menor'', ''tus padres nos echaran la culpa''.. Y tu siempre dices que sí, que te controlaras, pero luego pasa esto, es que me tienes harta Aria, harta. ¿¡No ves que tienes solo 17 años!? Si sigues así no vendrás con nosotras hasta el año que viene— dijo Charlotte muy enfadada

—Que sí mamaaaaa

—Aria callate que Charlotte tiene razón—apoyé a Charlotte.

Nos podías ver a Charlotte y a mí sujetando a Aria e Isabella riéndose de la situación. Fuimos hacia el metro.

—Dejad a Aria, y tu sobretodo Nat, que el año pasado eras incluso peor—atacó Isabella

—Ya no soy así.

Llegamos al metro y el trayecto fue silencioso y corto. Paramos en la parada para que Aria fuese a su casa, obviamente la acompañamos. Tardamos un poco por su culpa, pero bueno. Suerte que sus padres estaban de cena empresarial, porqué si la llegan a pillar en este estado la echan de casa.

Subimos a su piso. Era todo blanco con muebles de madera, recién sacado de Pinterest. Fuimos hacia la inmensa habitación de Aria. Cuándo Charlotte abrio la puerta, una aroma de vainilla inundó mis fosas nasales. Abrí la luz y podías contemplar su lujosa habitación. Tenía una cama de matrimonio para ella solita, con unas sabanas rosas y unos peluches. Su enorme tocador estaba colocado en la izquierda y en la derecha de la habitación, estaba su armario, que se podría decir que era media lo mismo que mi habitación. Un montón de ropa descansaba sobre el suelo.

La dejamos en ropa interior y le pusimos el pijama. la acostamos y silenciosamente nos fuimos de su casa hasta volver al metro.

-Nat, ¿tú eras la que estaba ''bailando'' con Delilah? —comentó Isabella remarcando las comillas de bailando

—Emm. ¿Sabes quién es?

—Para no saberlo, esta está en todos los lados, antes ligaba con todos los chicos que existen. Hasta que se enamoró perdidamente de Elliot —la última frase la dijo en un tono drámatico

-¿Ah sí? No lo sabía, la conocí por...—paré al recordar como la conocí.—en la universidad—terminé diciendo

-Se tiró a un amigo que tenía—dijo Isabella

—¿Tenías?

-Sí, tenía. Lo despidieron por insultar a una clienta de esas que se tiene que quejar por absolutamente todo, perdió los nervios y el jefe al enterarse, lo despidió. Luego ya no supe nada de el, se mudó.

-Que tragedia—Charlotté comentó mirando un punto fijo

El metro paró donde Isabella debía de bajar, nos despedimos de ella con un largo abrazo y le prometimos avisar cuándo llegaramos a casa
Charlotte y yo nos despedimos despúes de bajar del metro, ambas nos fuimos a nuestras respectivas casas.

Cuando abrí la puerta demi piso, fui directamente hacía mi habitación y me dejé caer en mi cama, lentamente mis párpados se cerraron hasta que me dormí profundamente, pero había algo que no me podia sacar de la cabeza:
cómo Delilah movía sus caderas.

El Contraste que SomosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon