—¿Qué ocurre?— el peligris se puso alerta.

—Tengo que ir al baño— agarro su entrepierna para correr lejos del tigre.

Caminó hasta estar lo suficientemente lejos, su rostro estoico reflejaba la extraña tranquilidad de hablar con posibles mercenario.

—Nadie nos verá, ¿Y si sales?— después de soltar aquello un cuchillo rozo su cuello—. Que grande estás, Gin-chan.

—¿Sabías que te observábamos?— la rubia le apuntó con una pistola.

—Bueno, fuí yo quien creó las técnicas de vigilancia de la Port Mafia— sonrió cínicamente—, ¿Qué quieren?.

—¿Mi pistola no es suficiente para decírtelo?— cuestionó la de traje.

—Para nada, ustedes no son el mejor grupo de asesinos que pudieron mandar— tocó la punta del metal—. Gin-chan, ¿Podrías apartar eso?, Es peligroso.

Sorprendentemente la de cara tapada lo hizo sin rechistar —Es cierto, no vinimos por eso. Tengo un mensaje del jefe.

—¿Cómo?, ¿De Mori-san?.

—"Dazai-kun, ¿Te interesaría volver a ser un líder de la Port Mafia?"— repitió sus palabras letra por letra.

El castaño soltó una risa, tenía tiempo sin escuchar un chiste tan inocente—. Que invitación tan ingenua.

—Revisé tus registros, tu sangre es más negra que la mafia, más que la de nadie— aclaró la de ojos cafés.

—La gente cambia sabes, no hace mucho Gin-chan era una tierna niñita de esta estatura— mostró un ejemplo con su mano.

—No cambies de tema, por favor— una voz angelical hizo eco.

—Pero hay algo que no cuadra, ¿Con que fin Mori-san apartó personal para esta farsa?.

—Para protegerte— expresó Higuchi—. El jefe liberó a Q.

Una gota de sudor resbaló por su frente —¿Tienen idea de lo que hicieron?, Q es la catástrofe andante, los condenará a todos.

—La Port Mafia no repara en los medios para alcanzar sus metas.

¿Por qué creen que encerramos a Q en primer lugar?. Se localizó porque su poder es el más abominable de todos: el control mental. La maldición de Q ataca las mentes con alucinaciones, y se activa cuando se rompe el muñeco, pero para volverte receptor debes lastimar a Q.

—Lo sabemos— respondió la rubia mientras una gota de sudor bajaba por su barbilla.

—Dijeron que venían a protegerme...¡Maldición!.

Corrió de vuelta a la banca dónde dejó a su nuevo subordinado, se maldijo por no recordar que Ōgai hacia eso, era impredecible.

—¡Atsushi-kun, presta atención!— lo llamó para después buscar el muñeco—. Desaparece.

—Tus nuevos amigos son muy frágiles, pero no importa. No puedo esperar para acabar contigo— el tren avanzó junto al menor—. Por haberme hecho sufrir te quebraré y lastimaré un montón.

—No dejaré que te capturen, yo mismo te arrancaré el corazón— sonrió de lado para intimidar al niño, pero este ni se inmutó.

Juguemos otra vez, Dazai-san.

—Juguemos otra vez, Dazai-san

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

~•~

Al día siguiente Atsushi esperaba tranquilamente el regreso de Dazai, este salió para reunirse con un "viejo amigo" a negociar algo del gobierno.

—Hola mocoso— la pelirrosa dejó de leer el libro de poemas que sostenía con una mano.

—¿Qué haces aquí?— se comportaba huraño por todo lo que dijo el día que se conocieron.

—Hice un trato con el traidor, si rescatarán a Kyoka puedo esperar pacientemente— su expresión no cambió ni un poco.

—El está negociando con un agente del gobierno— bajo la mirada con cierto desden.

—Ya veo, la división es la organización con más poder, tenerlos de su lado les dará una ventaja— con una seña le indicó sentarse.

—Kyoka podrá regresar a la agencia— respondió el menor.

—No lo sé, dime ¿De verdad crees que una niña de catorce años puede matar a treinta y cinco personas con apenas el entrenamiento básico?. Es su talento, mientras esté arraigado a su alma, nunca podrá huir de la oscuridad, será de la misma manera que yo no pude.

Por un momento el joven sintió pena, no, era tristeza, la mujer le parecía la persona más deprimida que jamás conoció.

—Niño, cuida de Kyoka— sonrió, por primera vez y sin cinismo.

—Lo haré, ahora debo reunirme con Dazai-san— se puso de pie—. Gracias por confiar en mi.

~Solo conozco a una mujer capaz fingir no estar en la oscuridad, cuando en realidad ella misma lo es~ pensó antes de volver a su lectura.

.
.
.

—Jefe, la liberación de Q nos condenará a todos— el pelinaranja mordía su lengua evitando soltar una maldición.

—Jane debió contarte, Yumeno-kun es un niño que debido a su poder suele perder la poca cordura que le queda. Para evitar que sea agresivo Jane solía darle algo en que centrar su atención, ya le dí un objetivo.

—¿Cómo lo convenciste?— apretó los puños levemente—, Tenía entendido que ignoraba a todos.

Le dije que murió, al ser la única persona que no lo rechazó, terminó por quebrarse, después de esta misión lo guardaremos para siempre— sonrió mientras cruzaba las manos—. Estás molesto.

—Molesto es poco— negó con un movimiento de cabeza.

Tranquilo, se que incluso si el mundo es un lugar cruel, Jane estará bien.

—Me retiro, jefe— salió de la oficina soltando un gruñido.

Las probabilidades de que muriera se hacían más grandes. De saber su paradero, o cómo mínimo un rastro, él habría dejado todo para encontrarla. Sintió la culpa de ver desmoronar todo lo que ella protegía.

—No puedo creer que ahora estoy obligado a cuidar del mocoso— llevo las manos a su frente.

—No puedo creer que ahora estoy obligado a cuidar del mocoso— llevo las manos a su frente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Fragmento perdido.

—Al fin, pensé que jamás llegaría— sonrió al bajar la pesada maleta repleta de armas—. Este lugar es tan deprimente.

Un departamento totalmente gris con un par de ventanas, un baño y una cocina pequeña.

—Es el mejor que he tenido últimamente— afirmó para revisar que estuviera totalmente deshabitado.

Al terminar de cubrir las superficies con desinfectante logró sentarse en el viejo colchón de la cama.

—Veamos, si los perros se acaban de ir, lo mejor es no hacer nada, podrían descubrirme y matarme. Si definitivamente esperaré unos días más.

Dejó caer su peso observando el techo, sus pensamientos prontamente se tornaron trágicos.

—Todavía no acabo mi novela— sonrió nerviosa para después acariciar su collar—. Vamos Keiko.

Un estornudo acabo con el silencio, después otro, y otro más —¿Qué ocurre?, ¿Me voy a resfriar?. ¿Están hablando mal de mi?

𝑺𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 [Cʜᴜᴜʏᴀ x OC]Where stories live. Discover now