21 | Compañero de viaje

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21 | COMPAÑERO DE VIAJE

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21 | COMPAÑERO DE VIAJE

Teodora tomó la decisión de reunir a todo Lejre en la plaza central para dar un anuncio importante. Obviamente, después de los últimos acontecimientos ningún habitante del poblado iba a perderse tal encuentro: algunos asistirían con gusto y otros, probablemente, con la finalidad de filtrar información a Owen y a los suyos.

Teodora y los demás eran conscientes de ello, pero era un riesgo que la guardiana estaba dispuesta a correr.

—¿Estás segura de todo esto? —preguntó Shaun mientras se dirigían hacia la plaza.

Como de costumbre, Shaun caminaba al lado de Teodora junto a Laila. Después de haberse reunido aquella mañana en casa del brujo, Tom también los acompañó. Y mientras se dirigían al punto de encuentro, una serie de miradas los seguían de cerca a cada paso.

—Nunca he estado tan segura de algo. —Asintió la guardiana—. Quizá sea una buena forma de distraer mi mente en lugar de encerrarme en mí misma, ya sabes. —Se encogió de hombros—. Centrarme en lo que he venido a hacer aquí y solo en eso...

—Pero esto no es una distracción temporánea, Teo. Nos jugamos la vida, lo sabes, ¿no?

—Lo sé. Después de la noche de ayer —dijo recordando los sucesos de la noche del día anterior—, lo sé, Shaun. —Asintió mirándole fijamente y la mirada del elfo la comprendió.

A medida que llegaban, un sinfín de cuchicheos se hacían oír en las calles y miradas de recelo que acompañaban el camino de la guardiana y sus amigos. Teodora ya estaba algo más acostumbrada a aquello a diferencia de sus primeros días como guardiana, aunque una nunca acababa de acostumbrarse a las miradas ofensivas ni a las amenazas de muerte que recibía a diario.

No podía negarlo: a pesar de la coraza también estaba asustada.

Al llegar por fin a la plaza, para su sorpresa, casi todo el poblado, sino todo, se encontraba allí, esperándola. Teodora dirigió una mirada rápida a todos los presentes que mantenían la mirada clavada en ella, expectantes. Después, miró a Shaun. El elfo le regaló una sonrisa de confianza y asintió. Laila, a su lado, le susurró: «Tú puedes». La guardiana miró las pupilas verdes de su amiga y asintió.

En el momento en el que sus botas militares pisaron el pequeño muro que rodeaba la fuente central, un montón de pares de ojos se detuvieron en ella. Entre ellos, reconoció a Elrond y a varios chicos y chicas de la fiesta. Miró a sus amigos y estos asintieron, regalándole una calurosa sonrisa de apoyo.

Y soltando un profundo suspiro, dirigió la mirada a todos los presentes y tragó saliva antes de hablar.

—Hola a todos —habló en el primer momento y enseguida todos los presentes guardaron silencio. Realmente se tomaban en serio el asunto de las guardias—. Os he reunido hoy aquí porque tengo algo importante que anunciar. —A Teo le temblaba la voz, pero trató de transmitir seguridad aclarándose la garganta, a pesar de que le temblaban las manos y las piernas—. Ayer fuimos atacados. —Un seguido de cuchicheos se hizo presente—. Partidarios contrarios a las guardias y, por tanto, al Pacto, incendiaron parte de nuestro hogar. —Teo puso firme la voz—. Para ser habitantes de estas tierras, se toman muy poco en serio la vida de los seres vivos cuando casi acaban con nuestra vida y con la de nuestros animales. Fui amenazada personalmente con una punta de flecha dirigida a mi cabeza y también lo fueron mis amigos. No es la primera vez que me atacan, algunos de vosotros ya lo sabréis. Ha llegado a mis oídos que algunos están marchando por toda Dôr o Gwaith con la finalidad de crear un ejército contra los ideales que conlleva el Pacto, es decir, contra las guardias. No voy a permitirlo. —Su voz, a medida que hablaba, sonaba más firme—. Por ello mismo, marcharé próximamente por todas las tierras e iré a visitar a la Reina Erulissë personalmente. —Las voces de todos los presentes hicieron mayor presencia, alzando el volumen de los murmullos. Los habitantes de Lejre se mostraron sorprendidos, hablaban tan alto unos entre otros que Teodora tuvo que alzar de nuevo la voz—: Por ese motivo —exclamó—, todo aquel que quiera venir conmigo será bienvenido, siempre que demuestre ser fiel a los ideales pacíficos de las guardias. Tenéis hasta este mismo atardecer para comunicármelo y estaré encantada de realizar esta travesía junto a vosotros. —Se tomó unos segundos para tomar aire, escaneando todos los rostros que la observaban con atención—. No os voy a mentir, este no será un viaje fácil. No sabemos cuánto tiempo nos tomará ni qué retos nos esperan, pero es una medida necesaria. El odio contra las guardias ha perdurado demasiado y debe terminar. Mientras dure este viaje, confío en que los que os quedéis en Lejre mantengáis la misma paz de siempre, aquello que os une como pueblo. —Se mantuvo estática mirando una vez más a todos los presentes—. Eso es todo, gracias.

CRÓNICAS DE LA MADRE TIERRA I: Los mundos de TeodoraWhere stories live. Discover now