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Por los agujeros del techo se filtraba rayos de un sol que no tenía forma en mis ojos pero que servía para avisarme que este era mi tercer día encerrado aquí. Cuando desperté la luz era tan diminuta a diferencia de ahora por lo que asumía que era mediodía o quizás más tarde.

El lugar estaba lleno de un aterrador silencio que calaba en lo más profundo de mi huesos, me dolía todo el cuerpo por los golpes propinado por esa bestia.

No había señales de aquel chico en todo lo que llevaba despierto por instantes me imaginaba los peores escenarios y sin contenerme lloraba porqué el no era una mala persona.

Resignado me quedé dormido y volví a despertar cuando sentí que alguien picaba en mi nariz suavemente. Por instinto me alejé del tacto ajeno, pero cuando enfoque bien a la persona frente a mi, no era más que Hyeon quien sonreía a pesar de todos los moretones en su rostro y cuello.

—  No te asustes soy yo. – su voz era baja.

—  ¿Esos golpes te los dio el?. – pregunté señalando en voz baja a su cuerpo.

—  No es la primera vez. – respondió el sin más.

No pude evitarlo el llanto escapó de mis labios de la misma forma que mis lágrimas ensuciaron mi rostro.

—  Mírate, hasta llorando te ves lindo. – respondió limpiando mis mejillas.

—  Traje tu comida pero antes te darás una ducha, el baño está afuera por lo que te llevaré hasta allá y volveremos para que comas…. Debes prometer que no escaparas. – yo asentí a su petición.

—  ¿El esta aquí?. – cuestione con temor.

—  No, pero debemos darnos prisa puede llegar en cualquier momento y el te prohibió todo.

Note como le costó ponerse en pie y dar algunos pasos, yo obedecí siguiéndolo, al salir de aquel viejo lugar observé el amplio espacio que había afuera desde una salita, una pequeña cocina y unas habitaciones al final de la casa. Las pequeñas ventanas daban vista a una bonita casa rodeaba de grandes jardines.

Entre al pequeño baño totalmente cerrado, donde había solo un inodoro y una regadera. Sobre un pequeño mueble había una muda de ropa, cepillo de dientes, pasta dental, y un jabón aromático. El se giro para para soltar la cuerda que ataba mis manos.

—  Tendré que atarlas otra vez, si Seung me ve haciendo esto me mata. – volví a asentir masajeando mis manos.

El salió del baño, colocándose de espaldas a la puerta. Resignado hice mis necesidades para meterme con un poco de dificultad a la regadera, donde lave cada parte de mi cuerpo y cabello con el jabón de deliciosa aroma.

Al terminar me coloque las cálidas piezas superiores pero era difícil ponerme la piezas inferiores por las cuerdas que ataban a mis pies. Al llamarlo el chico no tuvo reparo en ayudarme para después llevarme hasta la habitación que ya conocía perfectamente.

Cuando regresó trajo un plato de comida caliente que disfrute pues ayer Seung no me permitió terminar el que el chico había preparado. Hyeon terminó de cepillar mi pelo para sentarse frente a mi en la cama.

—  Sabía que la ropa te quedaría, casi somos de la misma estatura.

—  Gracias por el baño, la ropa y la comida. – el intento sonreír pero los golpes en su cara no se lo permitían.

—  Gracias por defenderme ayer.

—  ¿Por qué sigues con alguien como el?... El es un monstruo.

—  Seung me mintió sobre su idílica relación, en cómo dio lo mejor de el para que al final tu lo engañaras.

—  El siempre trabajó mi mente para que dejará mi piso y fuera a vivir con el. Lo logró porque poco después me mudé a su departamento, ahí fue donde inició mi pesadilla, el controlaba pequeños detalles de mi vida luego estos eran cosas de mi vida cotidiana como ir a la universidad, salir con mis amigos, ver a mis padres y creí que hacía todo esto porque me protegía. Después descubrí su infidelidad y todo empeoró porque llegaron los gritos, discusiones y por último los golpes. – sus ojos se apartaron de mi con vergüenza. — El aprovecho esto para maltratarme psicológica, controlarme aún más, estábamos juntos pero no como mi decisión sino como imposición y por más que decía amarlo en el fondo de mi mente sabía que nada de eso estaba bien por lo que una tarde decidí desobedecer y salir con mis amigos.

LÁGRIMAS DE ÁNGEL  𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 |𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀|Where stories live. Discover now