•10• El juego de billar.

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-No seas envidioso.- reí hablando al teléfono con mi hermano.

-No soy envidioso, mocosa, me preocupo por ti- me imagino su cara de disgusto- por cierto, te oyes bien ¿el amor?

Rodé los ojos a pesar de que no me veía.

-¿Qué tal Mina?- cambio de tema- Di que se arreglaron, por favor- murmuré aunque sonase como una súplica. El gélido suspiro de mi hermano no me dice nada.

-Pues no lo sé, no se si sí o si no. Ella fue de visita con su madre y hace días no hablamos.- dijo con desánimo

-Aún la amas ¿no es cierto?- pregunté

-por supuesto. Y estoy dispuesto a reconciliarnos. De ninguna manera permitiré que nos divorciemos.

-¿Y si hablo con ella? Sabes que nos llevamos bien- propuse levantando las cejas inconscientemente. Haría lo que fuera por verlo mejor

-No, le daré más tiempo. Gracias hermanita

-Como quieras.

-Bueno dime, ¿que tal el hotel? ¿Y Jungkook?, ¿discuten mucho?

Recordé todo lo sucedido el día de hoy y mientras jugaba con el bordillo de mi cómodo y sencillo vestido de algodón azul, respondí- Él... bueno, nuestra relación es más llevadera que antes. Ya no actúa tan idiota.

-Hae, Jungkook nunca fue idiota, tú lo hostigas- deduzco que rueda sus ojos riendo

-Yah- hice una mueca- de hecho él me hostiga a mí.

-No puede ser, se aman en todos los sentidos.

-Hoseok!, lo odio completamente!- murmuré viendo que no saliese aún del baño

-Si si, lo que tu digas.

Nos despedimos y yo alejé el teléfono para colgar. Me levanté del borde de la cama. Mi estómago rugía, me duele la cabeza de la enorme hambre que tengo. Puse mi teléfono en la mesita de noche y recordé que Jungkook aún no salía del baño.

Lo llamo por su nombre frente a la puerta del cuarto de baño. Doy dos toquecitos pero no salía.

-Agh, ¿eres una chica? Ni siquiera yo tardo tanto- me pregunté susurrando

Cuando voy a tocar otra vez la puerta se abre de repente y me encuentro con Jungkook vistiendo un albornoz negro, junto a unas pantuflas de terciopelo verde. Pestañeo algo tontita pero rápidamente vuelvo en sí.

-¿Qué tanto hacías?- pregunté

-Solo me duchaba- responde yendo hacia la ropa.

-Tengo hambre, siento que me han perforado el estómago ¿Puedes darte prisa?

-Vale, solo me pondré ropa. Espérame afuera- dijo- o quédate- añadió encogiendo sus hombros mientras desataba el nudo del albornoz.

Abrí los ojos como platos y me olvidé incluso de fulminarlo con la mirada porque mis pies no se veían cuando decidí irme.

Solté el aire retenido al salir del vestidor. Sin darme cuenta estaba sonrojada y ese era el calor que tenía en mi cara. Maldito.

Minutos después apareció en mi campo visual ya con ropa puesta y una vez tomamos nuestros teléfonos salimos de la habitación. Nos dirigimos a cualquier restaurante para finalmente cenar.

Casada Con Jeon.Where stories live. Discover now