Capítulo XXXII: Dos almas bajo un sueño

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La siguiente mañana Louis miraba el televisor mientras terminaba de desayunar su cereal. Era viernes y estaba tan cansado que podía quedarse dormido en cualquier lugar, deseaba regresar a su cama y no levantarse de ahí, sin embargo, tenía un incentivo para ir, que Harry le recogiera hoy de la universidad.

Estaba emocionado, se había puesto lo mejor que encontró en su armario, tanto así que estaba usando por primera vez un chaleco que se había comprado desde hace meses y guardaba para un momento especial.

Lavó sus dientes y apagó el televisor para ponerse su mochila en el hombre y salir de su apartamento.

Su hogar era un apartamento cerca del centro de la ciudad, lo había conseguido Louis pero Harry pagó por él, aunque Louis renegó, el alfa le dijo que era algo que le debía y que necesitaba estar seguro que Louis no pasaría ninguna necesidad, así que no le quedó más que aceptar.

Tener veinticinco años se sentía diferente, sabía que ya no era un niño y estaba entrando en la edad casadera, muchos de sus compañeros de universidad ya se habían casado, estaban comprometidos o tenían una marca en el caso de omegas.

A veces se encontraba soñando con una sortija en su dedo o con la marca del hombre que amaba justo en su cuello y no podía evitar sonreír, además de sentir mariposas en su estómago.

Amaba a Harry con todas las fuerzas de su alma y ahora que sus cicatrices habían comenzado a sanar se sentía listo. Ya no habían cicatrices tan grandes que le avergonzaran y a veces podía sentir que las de sus muslos se hacían más pequeñas cada vez, al igual que el asco que una vez sintió sobre su cuerpo, no se sentía tan sucio y para Louis, la única persona que alguna vez había tocado su cuerpo era únicamente Harry, porque fue el único que el omega permitió.

Se distraía frecuentemente en clases pensando en eso, en cómo su vida había cambiado y era un joven con estudios, luego la imagen de su alfa llegaba a su mente y lo hacía sonreír, justo como la hacía ahora cuando su profesor daba su clase, tomó unos cuantos apuntes para luego mirar el reloj.

Las horas pasaban muy lentas pero el ritmo mejoró un poco cuando dejó de prestar atención al reloj y comenzó a hablar con sus compañeros.

A las cuatro de la tarde, recogió sus pertenencias y corriendo salió de aquella aula, nunca había corrido por los pasillos tan rápido ni bajado las gradas de esa manera, sin embargo, no puedo evitar correr cuando vio aquel auto negro que siempre reconocería.

Sonrió y frenó un poco su paso cuando vio a Harry bajarse del auto y ponerse de espalda un segundo mientras observaba una llanta del auto, luego se volteó. Louis pudo sentir como su corazón dejó de latir cuando Harry le sonrió grande y extendió a lo lejos sus brazos al omega.

Louis sonrió antes de volver a correr y saltar a sus brazos, Harry envolvió sus brazos fuertemente al cuerpo del omega mientras olía el aroma dulce de este.

El castaño prácticamente ronroneaba en sus brazos.

—Louis— la llamó suave.

El omega subió su cabeza a él y le miró tan dulce como siempre, con una hermosa sonrisa en sus labios y una mirada llena de emoción.

Harry subió sus manos y con cada una, tomó una mejilla de Louis y las estrujó con sus palmas, logrando que el omega se viera tierno y robusto, con sus labios en forma de piquito para así dar un beso en cada mejilla.

Harry, amor— dice en un suspiro.

Harry me devolvió la sonrisa —Feliz cumpleaños enfermero precioso— volvió a besar sus mejillas —Lamento no haber podido estar acá.

BAGDAD [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora