Capítulo XXV: Una última cosa

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Louis quitó las botas de sus pies y se recostó en el pasto. Miraba al cielo y a las nubes pasar, respiraba suave y no pensaba en nada, era como estar anesteciado.

Había dejado de oir a Liam y mantenía su mente en el canto de las aves del bosque, por un segundo sentió paz pero fue tan corta como cuando se sopla un diente de león porque cuando movió su cuello, le ardió.

—Louis— le llamó Liam.

Se puso de pie y entró a la pequeña casa vieja.

Habían pasado días, largos días desde que se habían asentado en el bosque mientras pensaba una solución. Luego de lo sucedido Louis efectivamente vomitó la pildora, lo que lo ayudó a conectar con su sentido omega, realmente no sabe si es debido a que la pildora que ya no está en su cuerpo o por la marca en su cuello pero Louis ahora podía escuchar mejor, tanto que escuchaba sus propios latidos en sus oídos, era increíble pero todo aquello no le importaba realemente.

Él sólo extrañaba a Harry.

—Louis, debes comer— pidió Liam ofreciendo un plato de comida a él.

Los ojos celestes del omega sólo veían el plato.

Para Liam era difícil, Louis había cambiado, no hablaba mucho, únicamente lo necesario. A veces despertaba en la noche y lo veía en vela, escuchaba los sollozos de Louis  y lo veía como se abrazaba a sí mismo.

Él sabía que estaba mal pero ¿qué podía hacer? No estaba en condiciones de ir a la ciudad, todos buscaban al omega y a él mismo, y debían esconderse de Cox, bien lo dijo ese alfa, si volvía a encontrar a Louis, no iba a tener piedad de él.

Así que no podía llevarlo a un médico.

—Louis, come por favor— pidió.

Louis estaba distraído con sus pensamientos luego miró al alfa, asintió y comenzó a comer.

Todo el peso que había recuperado estaba comenzado a perderlo por comer poco, Louis tampoco quería preocupar a Liam, sólo que a veces no se sentía bien.

—Louis, creo de debo ir al pueblo.

El omega levantó su mirada a él confuso.

—No tenemos comida, Lou— explica —Apenas tenemos agua, no hay sábanas, no hay jabón, faltan muchas cosas— menciona abriendo la alacena —Sólo tenemos cucarachas— mencionó con tristeza.

Asintió —Está bien— aquello había sido todo lo que había dicho hasta que recordó algo cuando vio al alfa colocándose el abrigo —¿Puedes traer supresores? Estoy pronto a un celo.

Liam asintió y dio una sonrisa —De acuerdo y no te preocupes Louis, voy rápido.

Louis le dio una pequeña sonrisa.

. . . 

Liam caminaba con miedo por las calles. Usando una capucha sentía que todos lo miraban, estaba paranoico, estaba en otro pueblo, ya no era la capital o la ciudad grande, nadie lo conocía ahí pero no se confiaba.

Compró pan, articulos de higiene y medicamentos para Louis, además de los supresores. Entró a una tienda en donde encontró algunas camisas sencillas para Louis, mientras hacia su fila para pagarlas comenzó a escuchar.

—Sí, se quemó en lugar— hablaba un hombre.

—¿Se quemó?

—Así es, parece ser que fue a próposito pero esta vez iba directo a causar daños, dicen que el club se incendió tanto que se llevó consigo el restaurante del lado.

BAGDAD [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora