Capítulo XXVII: Brisa nostálgica

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Era verano, un cálido y bochornoso sol saludaba al jardín y aunque la brisa era fresca, el día era caluroso.

Louis miraba hacia la ventana, esperando el momento en que pudiera salir almorzar, con sus manos frías tocó el dobladillo de su bata y fue quitándose con disimulo los zapatos para reposar sus pies en el frío suelo.

Alivio.

Un carraspeo llegó a sus oídos —Entonces... Louis— dijo una voz femenina atrayendo su atención. Cierto, por un momento se había olvidado del porqué estaba en esa oficina —Me dijeron los enfermeros que fisícamente estás mejor, ¿ya no sientes dolor en tu pierna?— preguntó anotado cosas en su libreta.

La mirada tranquila del omega se detuvo en ella —Así es, ya no me duele la pierna, únicamente esta parte del torax cuando me recuesto pero los médicos dicen que irá sanando pronto— señaló su parte izquierda del pecho.

Ella asintió —¿Has logrado dormir un poco? ¿Sigues teniendo pesadillas?

Louis divagó. Realmente las tenía cada noche, pesadillas que involucraban su pasado que estaba tan lejano al presente que se preguntaba si todo aquello no fue un sueño.

Habían pasado semanas, realmente Louis no sabía el tiempo exacto que había transcurrido desde que despertó y tampoco es como si pudiera preguntar, al principio estaba demasiado herido para hacerlo, sus días se reducían a llorar del dolor, recibir medicamento y llamar a Harry.

Pero nunca obtuvo una respuesta.

Liam por su parte iba a verlo de vez en cuando, cuando la clínica se lo permitía o lo necesitaba, debido a la marca de Louis aunque esta era cada vez era más débil, como su lazo con el alfa, tal parece que como ambos nunca tuvieron sentimientos amorosos por el otro, dicho lazo no se formó correctamente, así que básicamente la marca sólo era un adorno que mejoró algunas cosas, más no era vital para la vida de Louis, por ello pasaba días en que no veía a Liam, no lo necesitaba.

Liam nunca le contó qué fue todo lo que pasó, ni los médicos ni su psicologa lo permitían, porque la salud mental del omega era tan frágil que hasta no ver una mejora, no se le decía nada que pudiera alterar su estado.

Y aunque Louis estaba más tranquilo y seguro no le impedía llamar cada noche a la vieja casa de Harry con la esperanza de que algún día atendiera el teléfono.

—Bueno, no son pesadillas como tal— explicó —Les llamo pesadillas porque son tristes, no porque me den miedo— aseguró el omega suspirando.

—¿Te sientes cómodo de contarme un poco sobre qué son?— dijo la amable mujer.

Louis asintió. Sus charlas eran sanadoras, así que solía hablar con ella para su desahogo y liberación.

—Veo a personas quienes pasaron por algún momento en mi vida, algunos buenos momentos y al final de los sueños, la mayoría de ellos terminan dejándome y diciendo palabras hirientes— contaba con su mirada baja —Excepto uno— mencionó con nostalgia.

La psicologa frunció el ceño prestando atención —¿Excepto uno? ¿Alguien que conoces?— Louis asintió —¿Quién?— preguntó ella con curiosidad.

El omega volvió su mirada a la ventana y suspiró —La persona que amo.

La mujer estaba sorprendida, no sabía que Louis amaba a alguien, nunca le platicó al respecto y saber por todo lo que había pasado el joven y que aún así llegara a confiar en alguien hasta el punto de amarle la aliviaba, porque quería decir que Louis aún podía sanar y volver a sentir felicidad.

BAGDAD [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora